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En un mundo donde cada vez hablamos más de alimentos funcionales y superalimentos, vale destacar al brócoli: es una verdadera bomba natural de fibra, vitaminas y minerales.

En agosto, en plena temporada de brócoli, se observa que las redes sociales están repletas de recetas que incluyen este vegetal y su pariente cercano, el coliflor. Se afirma que quienes buscan bajar de peso ya los tienen en consideración. No obstante, surgen interrogantes sobre lo que es cierto y lo que no respecto a estos vegetales.



Al cocinar brócoli, todo el edificio se entera porque su olor inunda la casa y alrededores, debido a los compuestos azufrados que posee y son liberados después que se hierve.
Para reducir parcialmente los olores del brócoli, se recomienda añadir un chorrito de leche o algunos trozos de apio o cebolla al agua de cocción. Si se va a cocinar en agua, no se debe dejar el brócoli más de 5 minutos. Hervirlo es la técnica menos recomendada; es preferible cortar el calor de inmediato después de apagar el fuego y enfriar rápidamente el brócoli con hielo. Las técnicas de cocción al vapor, al horno y salteado son preferibles, ya que ayudan a conservar mejor los nutrientes y el sabor del brócoli.
Cómo comprarlo: En el proceso de selección, se recomienda evitar las piezas que presenten un color amarillento y que hayan perdido su característico verde intenso. Este cambio de color es común durante la cocción, especialmente en agua, y suele ser un indicador de una sobrecocción. Para su consumo, tanto las hojas como el tronco del brócoli pueden ser consumidos crudos.
Se recomienda lavar el brócoli justo antes de su consumo para prolongar su vida útil. Para ello, se sugiere colocar la verdura en un colador y enjuagarla bajo un chorro de agua, asegurándose de eliminar toda la suciedad visible. Otra opción es sumergir el brócoli en una mezcla de 1/4 de vinagre blanco y 3/4 de agua durante 15 a 20 minutos, para luego enjuagarlo con agua corriente. En caso de no desear utilizar vinagre, es posible optar por una solución de 1 cucharada de sal por litro de agua fría.

De acuerdo con un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Massachusetts, el brócoli también puede ser lavado sumergiéndolo en una mezcla de bicarbonato de sodio y agua durante 15 a 20 minutos. No obstante, se destaca que estos métodos son exclusivamente para la limpieza, y para la desinfección se recomienda utilizar un producto específico para frutas y verduras.
Ingredientes:
Para la masa:
Para la pizza:
Procedimiento: Cocinar el brócoli por cuatro minutos y dejar enfriar unos 20 minutos, procesar en licuadora o con mixer, agregarle a la mezcla los huevos, quesos. Mezclar todos los ingredientes y distribuir la masa en una asadera, llevar a horno 20 minutos a 180 grados. Retirar y esparcir por encima 1/2 taza salsa de tomate, agregar 1 taza de muzzarella rallada, rodajas de tomate, aceitunas y orégano. Llevar a horno nuevamente a gratinar el queso 15 minutos aproximadamente.

Ingredientes:
Procedimiento: Cortar en cubos el pollo y el brócoli. Hervir el brócoli hasta que quede tierno. En un sartén, con 1 cda de aceite, saltear el pollo. Cuando esté doradito agregar la leche, el queso untable, el queso rallado y el brócoli. Condimentar bien. Dejar que espese un poco y servir. Puede ir acompañado de arroz o quinoa.



