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De sabor dulce, la granada es una fruta exótica repleta de vitaminas y minerales ideal para sumar a distintos platos de comida, hacer jugos o batidos y multiplicar la ingesta de nutrientes. Este alimento de origen persa -actualmente Irán-, proviene del fruto de un árbol llamado granado, científicamente conocido como Punica granatum, que no mide más de cinco metros de alto. Hoy su producción es de escala mundial: se extendió por la cuenca del Mediterráneo -su principal productor en Europa es España- y ha alcanzado regiones de África, Australia y América del Sur.
Se estima que desde tiempos remotos, la granada ha sido símbolo de la vida y la fertilidad por la abundancia de sus granos y lo cautivante que resultaba a la vista su color rojo vibrante. También se cree que en la Antigua Roma se relacionaba a esta fruta con la diosa Juno: la del matrimonio y la fecundidad, y que los egipcios la utilizaban como medicina.
La granada es una baya de gran tamaño cubierta por una piel gruesa y brillante que oscila en tonos rojos, amarillos y verdes. “En su interior aloja múltiples granos rellenos de una pulpa comestible colorada y jugosa ideal para sumar a ensaladas y a opciones de desayunos y meriendas. Incluso quedan muy bien en yogures y preparaciones con queso”, detalla la licenciada en Nutrición Andrea Victoria Greco (M.N.: 8496).
Lo que distingue a este alimento es que posee una baja densidad calórica: 100 gramos de granada aportan 34 calorías, según la Fundación Española de Nutrición. Además, no posee grasas, colesterol y “su índice de fructosa es muy bajo”, detalla Greco.
La granada es una fruta de estación y su temporada es corta: se consigue principalmente en verdulerías durante los meses de otoño. Para saber cuáles están maduras, se las debe agarrar y verificar que estén pesadas, esto da el indicio de que tienen jugo y muchos granos en su interior. Por otra parte, la piel tiene que estar bien lisa y de un color vibrante.
Este alimento se consume fresco, grano a grano. Se lo debe cortar a la mitad y apretar sutilmente cada parte para que se aflojen los granos que luego se retiran con una cuchara. También se tienen que apartar los restos de membrana blanca que hayan quedado porque tiene un sabor altamente amargo. Esta fruta se puede disfrutar sola o mezclada en platos dulces y salados, cuenta Greco: desde un yogur con granola, pasando por ensaladas hasta decoración de tortas y como ingrediente de licuados o jugos.

En la cocina hindú por ejemplo, suelen utilizarse sus granos desecados como especia para saborizar platos y aportarles un gusto agridulce. La granada también es un sello insignia de la gastronomía libanesa quienes preparan una salsa llamada muhammara que combina jugo de granada, nueces, ajo, pimientos rojos y aceite de oliva, y sirve para untar vegetales o condimentar ensaladas.
Más allá de las virtudes de esta fruta, Greco insiste en que “nuestra alimentación debe contener frutas y verduras frescas a diario para poder incorporar de manera natural sus propiedades como la fibra, las vitaminas y los minerales. Hay que tener en cuenta que el aporte de frutas idealmente ronda las tres unidades diarias, aunque esto puede variar según cada persona y sus necesidades nutricionales”. Para finalizar, esta nutricionista subraya que las frutas son una excelente opción “para incluir en nuestros desayunos y meriendas desplazando un poco el consumo de snacks y alimentos industrializados”.



