Un acto sencillo, pero que no es fácil
3 minutos de lectura'

Mis dos hermanas menores siempre me han pedido consejo. Cuando éramos adolescentes, por ejemplo, me consultaban sobre citas románticas.
Por aquel entonces, tenía muy poca experiencia, así que mis consejos no se basaban precisamente en pruebas. Pero como los daba en un tono nítido y decidido, mis hermanas los aceptaban sin rechistar.
Ahora me buscan para asuntos más propios de la mediana edad, como cuestiones profesionales o qué lentes de leer comprar. A veces, sin embargo, me excedo.
Hace poco, mi hermana Dinah se quejaba de tener que pagar la universidad de su hija. Me apresuré a sugerirle lo que debía hacer, aunque estaba claro que solo quería compartir sus temores, y yo no tengo ningún hijo en la universidad.
Dar consejos puede hacerte sentir poderoso, útil e incluso generoso. Pero los consejos no solicitados pueden ser contraproducentes, dijo Alexandra Solomon, psicóloga clínica y presentadora del pódcast Reimagining Love.
“En su forma más simple, es una violación de los límites”, dijo Solomon. Te has involucrado en un asunto sin invitación, añadió.

Cómo dar mejores consejos
Las investigaciones sugieren que cuando damos consejos, a menudo están sesgados hacia nuestras propias experiencias. Compartimos ideas que nos parecerían útiles, pero que podrían no ser tan relevantes para la otra persona, dijo Richard Larrick, profesor de Gestión y Organizaciones de la Escuela de Negocios Fuqua de la Universidad de Duke.
También hay pruebas de que los consejos no solicitados pueden dañar las relaciones. Y en el lugar de trabajo, esos consejos pueden considerarse interesados y es más probable que se ignoren. Por el contrario, otras investigaciones sugieren que cuando la gente pide consejo, los destinatarios lo consideran más valioso.
Así que antes de lanzarte a hacer sugerencias, dijo Solomon, deberías hacer esta sencilla pregunta: “¿Querés mi consejo?”.
Por qué funciona este enfoque
Obtener permiso para seguir adelante es un gesto pequeño, pero puede hacer que el oyente se sienta más empoderado, dijo Shannon O’Neill, psicóloga de Mount Sinai West. “Han decidido escucharte”, dijo. “Y eso permite al individuo, con suerte, estar menos a la defensiva y resistirse menos”.
Solomon, quien utiliza esta estrategia con su propia familia, admite que a veces se olvida. La semana pasada, su hijo puso un nuevo saludo en el buzón de voz de su celular.
Inmediatamente, ella intervino, le dijo que debería volver a grabarlo y le dio algunas razones.
“Entonces me dije: ¿por qué hago eso? Es un hombre adulto”, dijo, y se disculpó con rapidez.
Otra forma de entrenarse para no dar consejos en automático, dijo Larrick, es replantear la cuestión mediante una lluvia de ideas sobre lo que podría hacer la otra persona, en lugar de hacer declaraciones sobre lo que debería hacer.
Ahora, en lugar de dar una orden, pregunto a mis hermanas si quieren mi consejo. Al principio, reaccionan con sospecha porque están acostumbradas a que les dé mi opinión. Ahora, a veces, su respuesta es un alegre “no”.

1Enzo Fernández: el doble campeón del mundo que creció de golpe y, a los 24 años, juega como un veterano
2Con pocas resistencias, Donald Trump lleva la “presidencia imperial” de Estados Unidos a un nuevo nivel
- 3
Los proyectos inmobiliarios de Recoleta y Cuba Villa de Mayo en los que se puede invertir desde US$150
- 4
Miguel Borja viaja a México para formalizar su vínculo con Cruz Azul






