Caso Stefanini. Pistas falsas y nuevos testigos para saber qué pasó con el financista
"El objetivo es despejar la maleza: limpiar el expediente de pistas falsas. Hubo personas que buscaron enturbiar todo". Así resumió un funcionario judicial el estado de la causa en la que se investiga la desaparición del financista Damián Stefanini, visto por última vez el 17 de octubre de 2014.
A casi seis años de la desaparición del financista, de 49 años, padre de una niña, que ahora tiene seis años y medio, el expediente sigue activo en la búsqueda de datos y pruebas para intentar reconstruir qué pasó con Stefanini.
En los últimos días, en la Fiscalía Federal Nº 2 de San Isidro, a cargo de Fernando Domínguez, hubo un desfile de testigos. Varios de ellos declararon por primera vez en el expediente.
Entre las pistas falsas que descartaron los investigadores figuran versiones de que el financista desaparecido había sido visto con vida en Paraguay y en Uruguay.
Durante la primera etapa de la investigación, en 2014, que estuvo a cargo de la policía bonaerense, se registraron episodios extraños. Un ejemplo:los dispositivos de almacenamiento electrónico de datos de Stefanini estuvieron durante dos meses en poder de peritos de esa fuerza sin que se remitiera a la fiscalía la información que contenían. La excusa que en ese momento dieron los técnicos policiales fue que no habían logrado desbloquear esos equipos. No obstante, cuando la fiscalía convocó a peritos de la Policía Federal para que revisaran dichos aparatos, lograron develar las claves y hallaron indicios de que habrían sido manipulados.
Por la desaparición de Stefanini no hay imputados. La causa comenzó a investigarse como una averiguación de paradero y durante poco más de dos meses estuvo a cargo de la fiscal Mariela Miozzo, que por aquel tiempo conducía de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Delitos Conexos a la Trata de Personas y la Violencia de Género de San Isidro.
En noviembre de 2014, detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro detuvieron a una persona que extorsionaba a la mujer de Stefanini, Antonella Ognio. El sospechoso, que decía tener información sobre el financista, se contactaba a través de Facebook.
A finales de diciembre de 2014, la desaparición del financista comenzó a investigarse como un secuestro extorsivo y la causa pasó a manos de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado. La magistrada delegó el expediente en el fiscal federal Domínguez.
"La causa está lejos de ser archivada. La investigación está activa, con declaraciones de testigos y otras medidas de prueba. Se investigan todas las líneas posibles. Es cierto que no se descarta que haya sido un secuestro con fines extorsivos que terminó de la peor manera", explicaron a LA NACION fuentes judiciales. Para los investigadores no hay dudas de que hay un autor intelectual y otro material de la desaparición.
Un conductor "fantasma"
La última vez que Antonella Ognio vio a su esposo fue el 17 de octubre 2014, cuando el financista salió de su casa, en un country de Tigre. Según grabaciones de las cámaras de seguridad públicas, el Audi A4 de Stefanini fue abandonado a las 11.40 en Roca al 2300, Florida, a pocos metros de la casa de su contador.
La sospecha -casi una certeza- de los investigadores es que quien estacionó el auto donde se lo encontró no fue Stefanini. Un testigo, calificado por fuentes del caso como "solvente", afirmó que ese 17 de octubre salió de su casa en bicicleta con su hijo para ir a hacer compras en un almacén situado en el cruce de Roca y las vías del ferrocarril Mitre y que cuando estaba por bajarse de la bicicleta frenó de forma intempestiva "un auto negro conducido por un hombre de entre 40 y 45 años, de cabello lacio a la altura de las orejas".
El testigo recordó que le gritó al conductor del vehículo "¿qué hacés, pelotudo?", por lo temerario de su maniobra, y que esa persona solo atinó a mirarlo, antes de dar marcha atrás y estacionar a unos pocos metros de distancia. "Cuando se le mostró una foto de Stefanini afirmó que ese no era el conductor del auto. Es decir que el Audi del financista fue 'plantado' en el lugar donde fue hallado", dijo a LA NACION una fuente del caso.
Tiempo antes de su desaparición, y después de haber sido víctima de un ataque a balazos en un presunto robo al voleo, el financista decidió blindar su Audi. Aquel 17 de octubre de 2014, Stefanini llegó a las 10.40 a una estación de servicio ubicada en Mitre y Melo, Florida. Cinco minutos después realizó la última llamada telefónica desde esa zona de Vicente López. El interlocutor, su socio en una empresa de ploteo de sillas y sombrillas, confirmó la conversación ante la Justicia.
A las 11.18, la misma cámara que registró la llegada del auto de Stefanini grabó la partida del Audi. En ninguna de estas imágenes se pudo ver el rostro del financista. Tampoco lo grabaron las cámaras de la estación de servicio, donde ninguno de los empleados recordó haberlo visto. Se sospechaba que el empresario se habría quedado en ese lugar casi 40 minutos, dentro del auto. Con excepción de que se sabe que habló por teléfono con un socio y un empleado, nadie pudo explicar todavía qué más hizo allí Stefanini.
"Lo único que indica que supuestamente él aún estaba dentro del auto es que habló con dos personas. Ahora bien, ¿cuando habló por teléfono ya estaba retenido?", se preguntó un detective que participa de la investigación. Antes de ir hacia Vicente López, Stefanini estuvo en un astillero de San Fernando donde se encontró con un poderoso empresario con inversiones en la zona norte del conurbano y en el Delta bonaerense.
"Con ese empresario, Stefanini era socio en la construcción de tres yates. Uno era para ellos y los otros, en principio, para vender", dijo una fuente judicial.
Después de la última llamada que hizo Stefanini, la actividad de su teléfono celular "murió". El fiscal Domínguez y su equipo de colaboradores apuestan ahora a obtener el "tráfico de datos". Esperan que con esa información surjan nuevas pistas.
"Se trabaja con las imágenes de las cámaras de seguridad. La tecnología que había hace seis años no era la misma que tenemos ahora. Sería importante ampliar la calidad de las imágenes para saber si cuando salió del astillero de San Fernando o en la estación de servicio de Florida había otra persona en el Audi", explicaron calificadas fuentes de la pesquisa.
Los investigadores siguieron la pista económica. "Stefanini no tenía deudas en el sistema financiero legal. Sí había gente que le debía dinero. Era financista en el mercado del dólar paralelo y en el denominado dólar 'cable' o 'contado con liquidación", dijo una fuente con acceso al expediente.
Desde una "mesa de dinero" que dirigía en Olivos, Stefanini había sido intermediario en un depósito de US$150.000 en la cuenta no declarada que tenía en el banco Merrill Lynch el fallecido fiscal federal Alberto Nisman, exesposo de la jueza Arroyo Salgado. Ese depósito se hizo el 23 de octubre de 2012. En los tribunales de Comodoro Py hay una causa donde se investiga a la madre y la hermana de Nisman, Sara Garfunkel y Sandra Nisman, respectivamente, por los movimientos de esa cuenta.
El camino a San Fernando
"Damián escuchó o vio algo que no debía y lo hicieron desaparecer. Por plata hay gente que es capaz de hacerlo. Hubo una logística importante aplicada en hacerlo desaparecer", explicó a LA NACION uno de los familiares de Stefanini, quien solicitó mantener su nombre en reserva.
Como se sabe, el día que Stefanini desapareció, después de salir de su casa, pasó por un astillero situado en San Fernando, donde se reunió con un importante empresario de la construcción vinculado con varios funcionarios del Poder Ejecutivo Nacional en 2014 y con emprendimientos en Chaco. La identidad de este empresario se mantendrá en reserva porque nunca fue acusado formalmente en la causa. Este hombre de negocios hizo cinco llamadas sospechosas la mañana que Stefanini desapareció. Esas comunicaciones se realizaron antes del encuentro, durante la reunión y minutos después de que Stefanini dejó el astillero de San Fernando.
Los allegados a Stefanini abonan la presunción de que aquel empresario habría mandado a alguien a seguir al financista. Tal sospecha se funda en la hora y en los momentos en que se concretaron esas comunicaciones. Stefanini admiraba la capacidad de hacer negocios de este empresario, que estuvo acusado por serias irregularidades registradas en un faraónico proyecto inmobiliario en la zona del Delta.
Ese empresario nunca fue citado a declarar como acusado en el caso Stefanini. Los responsables de la investigación buscan más pruebas que permitan sostener una eventual imputación. Después de la desaparición de Stefanini, aquel hombre de negocios cortó toda relación con la familia del financista.
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