Condenaron a un financista que estafó a 87 víctimas en U$S 4.000.000
MAR DEL PLATA.– Transcendió en el ámbito lo local como periodista especializado en economía. El último tiempo se presentaba como analista de mercados a futuro y captaba clientes desde su programa de radio. Desde esta mañana, Daniel Viglione es un condenado a cinco años y medio de prisión por estafar a 87 víctimas por un valor que ronda los U$S4.000.000.
Esta mañana, Viglione escuchó la sentencia en tribunales y volvió a la cárcel de Batán, donde permanece alojado desde hace casi dos años, cuando lo detuvieron mientras se fugaba tras las primeras denuncias.
Su socia, María Larsen, siguió el proceso en libertad y fue absuelta. "Viglione me estafó a mí y a mis hijos también", dijo al final de la audiencia.
La propuesta que realizaba Viglione era tomar fondos en dólares y prometer una rentabilidad de hasta 25% anual en la moneda estadounidense. Lo que en verdad aplicaba era el denominado "esquema de Ponzi", modalidad que requiere de lotes de aportes que aseguren un fondo mínimo para abonar a quien pretenda salir del negocio y no alterar la continuidad y suerte futura del mecanismo.
La jueza Correccional Ana Fernández desestimó por "irracional" el pedido de 50 años de prisión que había realizado Julio Razona, representante legal de la mayoría de los damnificados. En su alegato había sumado las penas previstas para cada caso y así llegó al máximo previsto por el Código Penal. El fiscal David Bruna fue por una condena más lógica y factible: pidió nueve años y cuatro meses de cárcel.
La jueza Fernández dispuso que continúe la inhibición de bienes de Viglione y dispuso que responda a las sumas reclamadas, además de afrontar otras demandas por daño material y acciones civiles que se le planteen.
Viglione tenía un programa de radio con una una audiencia fiel. Repasaba el panorama económico y hacía hincapié en las posibilidades de inversiones. Desde esa confianza sugería que se acerquen a su consultora, Economy Geeks, para evaluar posibilidades de multiplicar ahorros de sus oyentes.
Si bien su propuesta hablaba de recurrir a Forex y cuentas en Bank of América, cada vez que recibía dinero en dólares (el mínimo eran U$S1000) les entregaba formularios que eran fotocopias en las que estampaba su firma como única garantía. Ese era el recibo y única constancia que dejaba a sus clientes. Todo se basó en "el convencimiento y confianza que les daba Viglione", resumió la jueza.
Durante el juicio oral y público se escucharon los testimonios de las víctimas. En su mayoría se trató de jubilados o personas mayores que desde el vínculo radial sentían esa confianza de la que habló la jueza. Tanto que las entregas de dinero, según contaron, no eran solo en las oficinas particulares de Viglione sino también en algunos espacios públicos.
A los clientes les ofrecía acceso a una página web propia en la que les asignaba usuario y contraseña para ver el resumen de cuenta que él mismo confeccionaba. Allí siempre aparecían muy buenos réditos, además de la inmediata recomendación de mantener esos fondos en esa inversión porque más tiempo más la incorporación de los intereses acumulados representarían a corto plazo más ganancias. Todo era una puesta en escena.
Se valió además de los propios clientes como multiplicadores de su negocio. Les hacía acercar a otras personas interesadas en estas inversiones que prometían una rentabilidad inédita para el mercado tradicional.
En la sentencia se destaca que la situación económica del país la principio de esta década, con cepo cambiario y riesgo para depósitos en entidades financieras, llevaron a los ahorristas a buscar otras alternativas. "No se bancarizaban los depósitos y se entregaban en efectivo en las oficinas", resaltó la jueza.
Desde que comenzaron los reclamos hasta que fue detenido solo realizó mínimas devoluciones del dinero reclamado. A todos les pedía tiempo y les daba certeza de cumplir con cada uno de ellos.
De la investigación de la Fiscalía de Delitos Económicos surgió que Viglione jamás operó con Forex y todo lo que contaba a sus clientes era falso. "Siguió tomando dinero sabiendo que no iba a devolverlo", según la sentencia.
En cuanto a la participación de Larsen no aparecieron, al menos a criterio de la jueza Fernández, elementos que permitan vincularla directamente con las maniobras de estafas. La advirtió como una empleada de Viglione más que como la socia que creían y pidieron ver en ella los querellantes