Narcolavado en Río Cuarto: el auto del jefe de la banda estaba en Buenos Aires
CÓRDOBA.- El Audi TT en el que Claudio Torres, el "zar de la droga", llegó a su casa de Río Cuarto antes de ser asesinado, fue secuestrado en Buenos Aires, aunque la Justicia no dio detalles de la zona donde fue encontrado. Torres se bajó de ese auto la noche del 16 de enero, lo balearon y cayó muerto en la calle. El asesino sigue prófugo. Pero el caso destapó un escándalo que provocó el descabezamiento de la jefatura de policía riocuartense y que, por ahora, está lejos de agotarse.
El fiscal a cargo de la causa, Fernando Moine, dijo que tenían una pista respecto de dónde podría encontrarse el vehículo, pero que no lo encontraban. "Se le van a practicar los correspondientes peritajes que en su momento no se realizaron", declaró al diario local Punta, al tiempo que planteó que se investigará cómo llegó el vehículo a Buenos Aires.
Por el momento, el Audi quedará a disposición del fuero federal, que investiga la megacausa de narcolavado por la que hay 23 imputados y 17 detenidos, entre ellos el exjefe de Investigaciones de la Policía de Río Cuarto, Gustavo Oyarzábal, quien anteayer declaró durante tres horas ante el juez federal Carlos Ochoa. Era quien estaba frente a la investigación del crimen de Torres.
Los allanamientos por la megacausa se extendieron a Buenos Aires y a Chubut. Entre lo secuestrado hay 42 autos -la mayoría de alta gama-, ocho motocicletas y un cuatriciclo valuados en $24 millones. También, armas de fuego, joyas y artículos electrónicos por $2,6 millones, y unos 6 millones entre dólares y pesos. Los inmuebles a disposición del juzgado federal interviniente suman $27 millones.
Aunque el juez Ochoa lleva cinco años investigando esta red –que incluye a comerciantes e individuos vinculados a gremios-, el proceso tuvo un punto de quiebre la noche del 16 de enero cuando fue asesinado Torres, sindicado por la fiscalía como "uno de los líderes" de la banda.
La investigación del crimen quedó en manos de la Justicia provincial. A Torres lo acribillaron, y todo quedó registrado por las cámaras del frente de su casa. Venía con Gabriel Bossi, que tiene antecedentes por robo de cajas fuertes y fue quien lo llevó al hospital. Bossi volvió al lugar del crimen, la policía requisó el Audi y afirmó que "estaba limpio". Pero no lo secuestraron, y desapareció...
Torres hacía ostentación de una vida de lujos; en su muro de Facebook mostraba autos y motos de alta gama y viajes a lugares "top". Y, pese a las sospechas "a voces" de que no tenía actividades legales que le permitieran sostener ese ritmo de vida, no registraba causas en los últimos años. La última fue por violencia de género, de vieja data.
Con el semanario "Otro Punto", de Río Cuarto, habló una expareja de Torres, de la que no se reveló su identidad, para preservarla de posibles represalias. "Quiero que la Justicia pruebe que Claudio no era narcotraficante ni proxeneta. No era un santo, pero era como cualquier hombre. Vivía bien porque le iba bien vendiendo autos de alta gama desde Buenos Aires".
Admitió que vivía muy bien. "La casa la heredó de su familia. Es cierto que la reformó y la dejó muy bien, pero nada más. Vivía bien, hacía regalos, andaba en autos caros, pero ya les dije que los tenía en consignación. Tenía un buen pasar, pero como una persona normal", describió, y aseguró que andaba armado porque "en Buenos Aires todo el mundo anda armado, especialmente alguien que anda con mucho dinero por las operaciones de venta que hacía".
Los narcogendarmes
Oyarzábal fue jefe de Investigaciones cinco años. No es el primer hombre de las fuerzas de seguridad de Río Cuarto sospechado de vínculos con la droga. Otro de los detenidos en la misma causa es Jonathan Monserrat, que sería el yerno del exjefe de la Policía Federal de Río Cuarto Sergio Almerich.
El año pasado condenaron a nueve años de cárcel al gendarme Luis Naser por transporte de estupefacientes reiterado agravado; le dieron siete años a su compañero Cristian Ernesto Moya. La banda estaba integrada también por ciudadanos comunes.
La causa de los "narcogendarmes" saltó en 2015, cuando dos miembros de la fuerza fueron sorprendidos en la Terminal de Río Cuarto retirando una encomienda 2,5 kilos de cocaína. El paquete había llegado desde Orán (Salta). En el juicio Torres fue mencionado como presunto "transportista" de drogas.
En diciembre pasado, Leonardo Hein, exjefe de la División Drogas Peligrosas de la Policía de Córdoba en Río Cuarto, fue condenado a 18 meses de prisión en suspenso por el Tribunal Oral N°2 de la provincia. Se dio por probado que tuvo conocimiento de la actividad de una banda narco y que no lo denunció. También fue inhabilitado por tres años.
Oyarzábal fue denunciado por Rosa Sabena, madre de Nicolás, que tenía 21 años en 2008, cuando desapareció en Río Cuarto. El joven se había ido enojado con ella porque no quería ir al taller de su padre. Por unos días habló por teléfono con su hermano y, después, no hubo más noticias. Padecía del síndrome de Tourette, tenía tics motores y vocales.
La investigación probó que estuvo unos días en la casa de los Vargas, una familia relacionada con la venta de drogas. La madre de Nicolás está convencida de que al joven lo usaron para hacer "delivery" de drogas y que cuando quiso dejar, lo mataron.
Los Vargas –el padre y dos hijos- fueron condenados por "privación ilegítima de la libertad agravada" en 2014, con penas de entre 16 y 18 años de prisión. El cuerpo de Nicolás nunca apareció.
La denuncia de Sabena contra Oyarzábal por supuestos vínculos con los Vargas está documentada. En un audio del policía en el que habla con la familia, dice: "Hola, morocha, ¿cómo andás? Te jodo porque sabés que el pendejo este [Nicolás] utilizaba un celular y ese número te mandó un mensaje a vos [...]. Tenés que venir porque queremos saber qué pasó".
Hace unos meses Sabena –quien se recibió de abogada para ocuparse del caso de su hijo- logró que el sobreseimiento de Oyarzábal sea revertido.
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