
Palermo: al joven asesinado lo atacaron "por un piropo"
Según dos amigos de la víctima, le pegaron una patada en la espalda y, al caer, golpeó la cabeza con el piso, causa del deceso
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Los amigos de Sebastián Sánchez Guevara, el joven de 26 años que murió anteayer tras una pelea con otro grupo en la plaza intendente Seeber, frente a la embajada de los Estados Unidos, en Palermo, aún no pueden creer lo que ocurrió ni cómo sucedieron las cosas.
"A Seba lo mataron de atrás. Tenemos confirmado que fue por una patada", dijo Natalia, una amiga de la infancia de la víctima, al canal de noticias C5N, que se refirió al episodio que tuvo como protagonistas a la víctima, que era coordinador de delivery de la cadena de pizzerías Romario, y a dos amigos que trabajaban con él.
Ayer, el juez Alberto Baños les tomó declaración a los tres detenidos tras el ataque. Aunque algunas fuentes dijeron que habrían reconocido el altercado, no trascendieron detalles de sus indagatorias, aunque anoche seguían presos.
Los motivos del ataque aún no están claros. Algunas versiones aludían a que Sebastián le había dicho "un piropo" a una de las dos mujeres que acompañaban a los tres detenidos. Otras, que fue simplemente un típico "cruce de miradas" malinterpretado.
Sánchez Guevara iba caminando con sus amigos desde el boliche Pound, situado en Sarmiento y Casares, hasta el hipódromo de Palermo, donde iban a jugar a las "maquinitas", según contó Ovidio, un amigo de la víctima. En la vereda de la plaza Intendente Seeber recibió el golpe en la espalda, primero, y, en la caída, un golpe en la cabeza que habría sido el causante de su muerte. El SAME recibió la llamada de emergencia a las 7.50. Cuando la ambulancia llegó, ya era demasiado tarde.
Policías de la comisaría 23a. detuvieron a los cinco integrantes del grupo agresor. Las dos mujeres fueron rápidamente liberadas.
Una familia humilde
En el entorno familiar de Sebastián reina el dolor. "Su familia todavía no pudo salir a hablar porque están realmente destrozados", dijo a LA NACION Juan Carlos Guevara, tío y vecino de Sebastián.
El hombre, de 53 años, contó que su sobrino trabajaba desde hacía varios años en la pizzería Romario. "Empezó repartiendo pizza en rollers y ahora ya coordinaba los pedidos", recordó.
La novia de la víctima -Jésica, de 26 años-, sus amigos y su trabajo estaban en la Capital, donde vivió hasta hace siete años, cuando con su familia tuvo que mudarse al barrio Libertad, en Merlo. Desde allí él tomaba el tren y un colectivo para ir al trabajo. Con lo que ganaba se mantenía y ayudaba en su casa, ya que su padre está desocupado desde hace cuatro años. Sus dos hermanas, Jésica y Eliana (la primera, mayor, y la segunda, menor que él), también trabajaban en Romario, explicó Juan Carlos Guevara.
"Estaban ayudando a construir la casa. Sebastián, además de aportar económicamente, trabajaba en la obra, que llevaba siete años -contó Juan Carlos-. Él hacía un gran sacrificio: tuvo que dejar el secundario para ayudar a la familia. Los que lo mataron terminaron con muchos proyectos de vida."
La pasión más grande de Sebastián era Independiente. "Siempre le pedíamos que no vaya a la cancha porque ahí siempre pasan cosas", contó el tío. Sebastián fue al estadio de Avellaneda a ver el último partido que jugó su equipo antes de su muerte, contra la Universidad Católica de Chile, por la Copa Sudamericana.
Otras salidas, más asesinatos
- En la localidad de Batán, a 13 kilómetros de Mar del Plata, Leonardo Seitz, de 25 años, fue asesinado de una puñalada durante una pelea entre dos grupos en la calle 132 y Colectora, a la salida de un boliche, a las 5 del domingo. El presunto homicida, de 19 años, fue detenido.
- En Tucumán, Jesús Ignacio Dorado, de 23 años, murió de una puñalada a la salida de un boliche en la localidad de Taruca Pampa, donde se peleó con otro joven al salir en defensa de su hermano. Por el hecho, ocurrido el domingo a las 4, aún no hay aprehendidos.






