Piden que el caso de un policía de la Ciudad sea investigado como desaparición forzada
Arshak Karhanyan se volvió una prueba incómoda, la certeza de un miedo fundado: un domingo, a plena luz del día, en el corazón geográfico de la ciudad de Buenos Aires, un oficial de la policía porteña puede desaparecer sin consecuencias. Ya pasó un año desde que su paradero es un misterio y todavía no hay un móvil, una pista concreta, muchos menos un detenido. La familia Karhanyan está convencida de que la propia fuerza de seguridad encubrió el hecho y a través de un abogado pedirán que la causa pase al fuero federal para ser investigada como una desaparición forzada de persona. "Esto es grave para la República", advierten.
El 24 de febrero de 2019, a las 13, Arshak, de 27 años, bajó del edificio donde vivía, en Caballito, para hablar en la vereda con el oficial Leonel Herba, con quien había trabajado en la División Exposiciones de la Policía de la Ciudad. Después de la charla, captada por una de las cámaras del barrio y en la que se ve que Herba le hace escuchar un audio, Arshak sube a su departamento y baja a los pocos minutos. Camina hacia la estación Primera Junta del subte A; retira 2000 pesos de un cajero automático; luego entra en el Easy de Rivadavia y Paysandú para realizar la desconcertante compra de una pala. Al salir, otra cámara lo registra caminando por Rivadavia hacia Flores. Es la última imagen que se tiene de él.
"A un año de la desaparición, mi resumen del caso es que no se avanzó nada porque todas las medidas de prueba fueron hechas de manera irregular para no llegar al esclarecimiento", se queja Juan Kassargian, el abogado que asumió la querella luego de que el juez Alberto Baños rechazara dos veces a la familia Karhanyan como parte en la causa, alegando que no había fundamentos para sospechar de la existencia de algún delito.
Precisamente, una de las últimas medidas de la querella fue pedirle al juez que "ordene un relevamiento integral de la totalidad de cámaras" ubicadas en 500 metros a la redonda del Easy y del edificio de Arshak, debido a las "graves irregularidades, omisiones que a simple vista e individualmente parecieran atribuibles a negligencia o impericia, pero que en su sumatoria impiden u obstaculizan la investigación".
Del análisis de la querella sobre la prueba solicitada por el fiscal Santiago Vismara, y aportada por la División Búsqueda de Personas de la Policía de la Ciudad, surge que "no se buscaron la totalidad de las cámaras que ordenó el fiscal; no se obtuvieron la totalidad de las filmaciones disponibles del día 24/2/19; no se resguardó todo el material fílmico obtenido, y las filmaciones que se preservaron con esa fecha corresponden a tres horarios distintos a los que serían procedentes al propósito de la investigación".
Dice Kassargian: "En el informe que elevamos al juez le decimos que la conclusión no puede ser otra que una de estas tres: los expertos de la Policía de la Ciudad no son expertos, los expertos son negligentes a la hora de investigar y acatar órdenes o los expertos se equivocaron adrede. No tengo dudas de que vamos a confirmar que se trató de lo último. Esto es grave para la familia y para la República. Estaríamos frente a un caso con otro nombre: la desaparición forzada de una persona, que va de la mano con el pase del expediente a la Justicia Federal".
"Está muy podrido"
Tigran Karhanyan cuenta que la desaparición de su hermano tuvo dos efectos contundentes. El primero es que el tiempo adquirió un ritmo vertiginoso: los cumpleaños, las fiestas, los aniversarios se suceden uno tras otro, sin él. El segundo es más íntimo: "Con mi mamá hacemos todo a media máquina. Ya no es como antes. A mí me pasa, por ejemplo, que dejo pasar oportunidades, proyectos, casi no me junto con amigos. Tengo pocas energías, ando siempre cansado. Desde lo de Arshak son todas pálidas", dice.
Para la familia Karhanyan es un estímulo que la causa cambie de jurisdicción, aunque más no sea para que el caso tenga, al fin, la resonancia pública que merece.
"Va a tener un impacto mayor, se va a hacer más visible, pero al mismo tiempo es darse cuenta de que todo está muy podrido, de que lo que pasó con mi hermano fue algo horrible", reconoce Tigran.
Aunque prefieran la cautela, tanto la familia como su abogado saben que al cambio de carátula y competencia lo precipitará el resultado de la junta pericial (se espera que esté en las primeras semanas de marzo) ordenada por el fiscal Vismara, donde expertos de las cuatro fuerzas federales analizarán el trabajo realizado por sus colegas del Departamento Cibercrimen de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía de la Ciudad.
La información contenida en el celular de Arshak era uno de los elementos centrales de la causa. Sin embargo, la División Cibercrimen alegó que no habían podido acceder al teléfono porque estaba "desactivado". Ante las sospechas surgidas, la fiscalía derivó el aparato a peritos de la Policía Federal, que lograron recuperar la información almacenada, aunque solo hasta el 31 de enero de 2019, es decir, casi un mes antes de la desaparición.
Arshak, de origen armenio, egresó del Liceo Militar General San Martín. Sus conocimientos en sistemas y tecnología le permitieron ingresar en la División Cibercrimen de la ex-Policía Metropolitana. Luego pasó a Exposiciones de la Policía de la Ciudad, a cargo de los allanamientos, donde permaneció hasta principios del año pasado, cuando un nuevo traslado lo depositó en la Comisaría Vecinal 7B, de Caballito. A pesar de su extenso currículum, en el último tiempo le ordenaban hacer guardias en el Parque Centenario.
"Si yo salgo ahora a pedir justicia por mi hermano -dice Tigran-, me van a decir que, según la policía que investigó, Arshak se fue solo. Con la carátula de desaparición forzada ya no van a poder decir lo mismo".
Una legisladora presentó un habeas corpus
La legisladora porteña y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Victoria Montenegro, hija de desaparecidos, acompañó desde un principio el reclamo de justicia de la familia Karhanyan. "Mi responsabilidad es trabajar para resolver esta situación porque Arshak es un agente de la Policía de la Ciudad, es decir, un funcionario público que está desaparecido en democracia", dijo.
El año pasado, Montenegro presentó un habeas corpus alertando que el de Arshak podía ser "un caso de desaparición forzada de su persona". "Desde el principio hubo muchas irregularidades. Ahora podemos decir que todos los errores hicieron posible que después de un año no tuviéramos pruebas. También hay complicidad política. Quisiera que alguien me explique por qué la cara de Arshak no está en cada patrullero de la ciudad de Buenos Aires", concluyó.