Villa Gesell: los "extras" del reconocimiento tuvieron que empujar el camión policial que los trasladaba
VILLA GESELL.- "¡Vamos Los Pumas!", gritan los pibes después de empujar el camión de traslado de efectivos que los interceptó camino a la playa, los trajo hasta la sede de la Secretaría de Seguridad municipal y se quedó encajado en la arena. El humor sobrevive a pesar de la muy calurosa y soleada tarde que iban a pasar en el mar y los tiene, sin más remedio, bajo el caluroso techo del edificio elegido para las rondas de reconocimiento de imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido el sábado último en esta ciudad.
Esta tanda llega en remera, shorts y ojotas, sorprendida a metros de los balnearios. Otra, más temprano y recién asomado el sol, se nutrió de una veintena de jóvenes que marchaban por las calles a la salida de un boliche bailable. Era ya media tarde y varios de estos últimos todavía estaban sin dormir.
Todos, trasladados en móviles policiales, convocados a ser "extras" a la par de los diez imputados por el homicidio cometido frente a la discoteca Le Brique. Junto estos también está Pablo Ventura, ya liberado pero citado para ser parte de estas rondas solicitadas por la fiscal Verónica Zamboni, a cargo de la investigación.
"Todo lo que quiero es irme a descansar, estoy muerto", dice Ignacio, de Capital Federal, que esperaba el colectivo en Paseo 132 cuando una patrulla y un colectivo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires estacionó a un par de metros. "Me pidieron documentos y que los acompañe", contó a LA NACION.
Estaba en esos momentos junto a Jairo, uno de sus amigos, que también tuvo que agachar la cabeza, aceptar en silencio y encaminarse al bus para colaborar en un procedimiento que tiene carga pública: el ciudadano no se puede negar o corre riesgo de ser llevado por la fuerza.
Los dos muchachos, de casi 1,90 metros de altura, pudieron irse poco después de las 14. Seis horas estuvieron adentro hasta que quedaron bajo la mirada compartida de la fiscal Zamboni y los abogados de las partes. "Quedamos afuera", dijeron sobre esta suerte de casting que busca parecidos del imputado que enfrentará cada ronda. A simple vista parecían ideales para confundir con Pablo Ventura, el remero de casi dos metros de altura. Es el único de los 11 detenidos iniciales que ya quedó libre, pero igual está sometido a esta herramienta que — como dijo el fiscal general Diego Escoda- suma más pruebas al expediente.
A Juan Cruz Hasevocs, de Lanús, también lo convidaron a subirse al transporte de personal policial que desde la madrugada hasta la tarde hizo al menos cinco viajes para transportar protagonistas capaces de confundir a los testigos a la hora de señalar a quienes vieron antes, durante o después del hecho cerca o en la escena del crimen.
"Estamos de vacaciones con diez amigos y nos trajeron sin darnos muchas explicaciones", contó a LA NACION el joven de 19 años que participó de la primera ronda, compartida con Thomsen, uno de los acusados de ser autor coautor del crimen de Báez Sosa.
Aseguró que el trámite duró "como dos horas". O quizás le pareció. Fuentes judiciales comentaron que duró una hora aproximadamente y sirvió para que dos testigos tuvieran frente a sus ojos -espiando por una mirilla tipo buzón- a los sospechosos del brutal homicidio cometido en Villa Gesell y que conmociona a todo el país.
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