“Acá somos todos iguales”: cómo es El Paraíso, el predio nudista escondido en la provincia de Buenos Aires
El espacio atrae a visitantes de todo el país y del exterior con promesas de libertad, naturaleza y un ambiente seguro
8 minutos de lectura'
El Paraíso está ubicado a unos 40 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y ofrece un poco de todo y para todos los gustos. Es un predio de seis hectáreas, con pileta, rodeado de naturaleza y con múltiples actividades. Y todas ellas pueden hacerse en completa desnudez.
“Está lindo, es grande, tiene mucha naturaleza y muchas opciones para divertirse. Acá viene gente de todas las clases sociales, de todas las comunidades. Acá estamos todos desnudos, somos todos iguales”, definió Marcelo Pallini, dueño del espacio.

Ubicado en Moreno, el acceso es por la avda. General Savio 5402. Un cartel con el nombre “El Paraíso” indica el ingreso. Para llegar al campo hay que avanzar por un camino de tierra y atravesar un pequeño bosque que desemboca en la entrada principal.
Roxana y César, una pareja de jubilados de Concordia, viajaron 450 kilómetros especialmente para ir al predio. “Yo siempre fui muy introvertido. Pero vine acá, me saqué la ropa y hablé con todo el mundo. Cuando me vuelvo a vestir, me cuesta. La primera vez que vine no hablaba con nadie. Me encontré con un hombre y caminamos todo el día. ¿Creés que hablamos de sexo? No. Él era judío y yo, cristiano. Me contó sobre su religión y yo, sobre la mía. Desnudos, hablando de religión”, explicó César.
El lugar recibe visitantes de todo el país —Mar del Plata, Córdoba y Rosario, entre otros destinos— y también turistas extranjeros: brasileños, uruguayos y europeos. Algunos van solo por la tarde; otros se quedan varios días, semanas o incluso toda la temporada. “Pagamos la temporada y lo disfrutamos mucho. Somos felices acá. En la vida cotidiana, la ropa marca diferencias: quién tiene una zapatilla cara, quién no. Acá somos todos iguales. No hay billetera”, sostuvo Roxana.
Durante muchos años, el espacio se conoció como El Palo Verde. Según el antiguo dueño, la quinta valía un millón de dólares, por eso la llamó así. El lugar también quedó marcado por un escándalo: una denuncia anónima por trata de menores. “Nunca había entrado un menor, pero bueno, la denuncia se hizo”, recordó Juan, quien hoy tiene la concesión del buffet junto a su novia, Susi. A los pocos años, el antiguo propietario falleció y el predio quedó abandonado.
Pallini decidió comprarlo poco después. Solía frecuentar el espacio y lo había conocido por recomendación en un boliche swinger. “Una chica del guardarropa, que venía con el marido, me habló de este lugar. Tardé como un año en venir, porque una cosa es ir a un boliche swinger a la noche y otra a una quinta nudista en plena luz del día”, explicó.

Su objetivo hoy es dejar atrás la mala fama del pasado y convertir el predio en un espacio seguro y abierto a toda la comunidad.
Desde su reapertura hace dos años, el lugar atravesó varias remodelaciones. Cuenta con un buffet disponible todo el día, nuevas instalaciones para hospedarse y distintos espacios de juego y relajación. El Paraíso está abierto todos los días del año, desde las 8 y el último ingreso se puede hacer a las 18.
Las opciones de estadía son variadas y permiten pasar desde una tarde hasta varios días en el predio. La alternativa más económica es el sector de carpas, con un valor de $25.000 por noche, al que se suma el precio de la entrada (que va de los $30.000 a los $35.000 para las parejas y los hombres solos de lunes a viernes, y sábados y domingo, respectivamente; y de entre los $10.000 y $15.000 para ellas). También hay cinco boxes, las habitaciones más accesibles por $35.000 la noche, con el pago adicional del ingreso. A su vez, se ofrecen habitaciones tipo hostel por $100.000 por noche y diez departamentos totalmente equipados, a $150.000 por día. En estos dos últimos casos, el valor ya incluye la entrada.
El predio puede albergar hasta 1200 personas y los fines de semana la ocupación es alta. “Un fin de semana tenés más de 100, 150 personas que se quedan a acampar”, señaló Pallini.
Hasta la temporada pasada, el nudismo era obligatorio en todo el predio. Para atraer a más curiosos, esa exigencia se flexibilizó: ahora solo rige en el sector de la pileta. Allí, los hombres deben estar completamente desnudos y las mujeres pueden usar la parte inferior de la malla, pero deben hacer topless.
“En el resto del campo, excepto en la pileta, vos andás como quieras. Si querés andar desnudo, andá desnudo; si querés vestirte, vestite. Es increíble, porque ha venido muchísima gente que no era nudista. Los ves que a la mañana están vestidos y a las cinco de la tarde ya están desnudos, porque ven a todo el mundo y se sienten más en confianza”, explicó Pallini.
Almendra, una habitué del predio, llegó sola por primera vez hace un año. “Me saltó el anuncio en Instagram. Me generó curiosidad. Dudé mil veces, pero vine. Mi mayor miedo era mi cuerpo: qué iban a decir. Pero llegué y esos prejuicios se van. Ves cuerpos reales. Nadie opina del otro”.
El primer desafío fue la pileta: “Llegué en bikini y el bañero, muy respetuosamente, me explicó que en ese sector el nudismo era obligatorio. Me costó, pero lo hice. Y me dijeron: ‘Si te sentís insegura, está la gente de seguridad; podés hablarlo. Si te sentís mal, está la enfermería’. Hacer nudismo me subió la autoestima a otro nivel. Acá no hay un cuerpo a seguir. Sos lo que sos. Y al no tener ropa, no aparentás”.
Para quienes lo visitan y lo vivencian, El Paraíso significa ser libres, sentirse seguros y aceptarse tal cual se es.
Una pareja de zona oeste, Fer y Nani, viene con frecuencia desde que reabrió. “Hay mucho mito del cuerpo hegemónico y no existe: nadie mira a nadie. Te miran a los ojos. Sos una persona antes que un cuerpo. Pampita debe haber una sola. Esto ayuda más a la persona que tiene problemas con su cuerpo que al resto, porque viene, se ve, ve al resto, se acepta, y ahí empieza un camino de liberación. Ha venido gente hermosísima y también tiene problemas de autoestima”, explicó Fer.
Nani suele ir sola y se siente en un espacio seguro. “Lo más importante es sentirse cuidada. Como mujer, eso es fundamental, y acá realmente me sentí acompañada. He venido sola a preparar exámenes para la facultad, y la tranquilidad que hay… reina el respeto. A veces hasta invito gente que no es del palo. Todos nos cuidamos entre todos”.
La privacidad es otra de las reglas centrales. “Para la gente nueva que todavía no se anima: acá no existe el celular. Podés hacer nudismo con total tranquilidad, porque nadie te va a filmar ni a sacar fotos. Esa parte está muy cuidada”, explicó Verónica, pareja de Pallini desde hace más de diez años.
El Paraíso también funciona como un espacio para derribar prejuicios. “La Argentina está un paso atrás en eso. Yo lo hablo con amigos y no comprenden: creen que porque están todos desnudos están todos teniendo relaciones, o que entrás y te tocan. No, acá nadie te toca. En el nudismo nadie te toca”, dijo Fer.
Además del nudismo, Pallini incorporó la práctica swinger en el campo. “Lo empecé a abrir a la comunidad LGBT+, a la comunidad swinger; lo abrí a todo el mundo mayor de 21 años”, señaló.
César destacó la singularidad del espacio: “En toda América del Sur no encontrás un lugar igual. Podés encontrar nudismo por un lado y swinger por otro, pero juntos, así, es único”.
“Sí se puede tener sexo al aire libre, al que le gusta. Y al que no, camina cinco cuadras para el otro lado y no ve nada”, explicó Pallini.
El predio incluye distintas propuestas para quienes son swingers o para quienes quieren hacer realidad sus fantasías. Está el “Camino de la Pasión”, un sendero entre la naturaleza con áreas al aire libre, además de espacios interiores destinados a encuentros íntimos.
Sobre los límites internos, aclaró: “En el área de la pileta no se puede hacer nada, ni en la pileta. Después, podés ir a cualquier lado”.
Los proyectos a futuro son varios. “Todo el tiempo estamos pensando cosas nuevas. Queremos tener dos habitaciones temáticas, por ejemplo una cárcel. Estamos trasladando juegos que suele haber en los boliches swinger para usarlos de día acá”.
“Además, tengo proyectos de hacer una sauna e incorporar un jacuzzi también, pero a futuro, de a poco. Solo es nuestra segunda temporada”, agregó.
El objetivo de Pallini es incentivar a que la gente venga también en temporada baja y que el lugar resulte atractivo los 365 días del año. “Hay que buscarle la vuelta. Yo creo que de a poco lo vamos a ir logrando, pero va a llevar tiempo. Porque el invierno acá no es lo mismo que en la Capital. Con que me queden dos meses malos, me conformo. Pero no ocho”, explicó.
Y cerró con su sueño más ambicioso: “Realmente sueño con hacer mi propio barrio nudista. Sé que capaz es una locura, pero me encantaría que sea otro Cap d’Agde”.
1Muerte por botulismo en La Pampa y hay otro caso bajo estudio: cómo prevenir esta enfermedad
- 2
Tragedia en Punta del Este. La argentina que chocó contra una moto presentó un carnet de conducir vencido en la Fiscalía
3Paro de colectivos: cuáles son las líneas de colectivos que cumplen medidas de fuerza
4Año Nuevo: cómo funcionan los servicios de transporte, bancos y supermercados el 31 de diciembre y 1° de enero




