Amistades laborales: no tenían nada en común, pero los Rolling Stones los unieron
Francisco y Ezequiel nunca tuvieron mucho en común. Ambos comparten oficina desde hace más de 10 años, pero con 71 y 32 años a veces las diferencias se notan hasta en los más pequeños detalles. Francisco, el mayor, supo estar a cargo de un sector, se jubiló y luego volvió con una modalidad de contrato que le permite balancear bien su vida personal con el trabajo. Valoran su experiencia y su capacidad de resolución. Ezequiel, casi 40 años más abajo, estuvo a cargo de Francisco durante unos años, pero con el tiempo subió algunos escalones que lo pusieron a la par de su ex jefe. También valoran su experiencia y su capacidad de resolución, distinta a la de Francisco.
La convivencia fue casi siempre buena. Quizás cuando empezaron a ser pares surgió alguna pequeña incomodidad -Francisco pretendía que algunas cosas se hagan a su manera aunque ya no fuera más el jefe- pero con el tiempo todo se acomodó. Nunca existió la necesidad de discutir el tema ni tuvieron cruces al respecto. Ambos se adaptaron a la personalidad del otro, y se ayudaron cada vez que lo necesitaron, aunque siempre con distancia. Cuando Ezequiel tenía alguna duda acerca de algo, Francisco lo ayudaba a resolverla; y si Francisco no entendía algo (casi siempre relacionado con la tecnología), Ezequiel estaba ahí.
Francisco y Ezequiel están unidos por la oficina y el trabajo, pero fuera de ella no tendrían mucho de qué hablar. Uno toma vino, el otro prefiere la cerveza. Uno -Francisco, al revés de lo que podría suponerse- prefiere el ebook, mientras que Ezequiel elige los libros físicos. Uno acumula cientos de papeles en su escritorio mientras que el otro no usa más que su computadora y el teléfono. Dos estilos, dos maneras de hacer que funcionan a la perfección para cada uno de ellos.
Pero el conflicto está, y siempre tuvo que ver con la música que se escucha en la oficina. Francisco es tango, clásica, jazz y blues; y Ezequiel es rock, punk y heavy metal. Nunca ninguno descalificó lo que escuchaba el otro, pero fue más que nada por una cuestión de cortesía, de no herir susceptibilidades. Un día, mientras Francisco hablaba de las bondades del blues y del jazz y de la música negra toda, Ezequiel no se quedó callado.
- El rock también es música negra. De hecho, el rock and roll tuvo su origen en una combinación del blues y el country.
- ¿De verdad? - preguntó Francisco, desconfiado
- Claro que sí. Y te voy a decir más: los Rolling Stones, que tienen más o menos tu edad, empezaron como una banda de blues; y su último disco es un disco del más puro blues, respira música negra por todos lados.
La charla continuó con genuina curiosidad. Ezequiel le contó que el primer single exitoso de los Stones fue un regalo de Paul McCartney y John Lennon, y le recomendó a Francisco que baje a su ebook “Rolling Stoned”, el libro de Andrew Loog Oldham. Se hicieron escuchar ejemplos, mencionaron nombres y recomendaron discos. Chuck Berry ya era un código que podían compartir y los Rolling Stones -quizás el mayor ejemplo de cómo algo, el rock en este caso, puede unir generaciones- sonaron hasta el final del día. Y así, por unas horas al menos, lo único que los separó fue un escritorio.
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