Baudrillard: el mundo ya entró en el siglo XXI
"El 2000 será un acontecimiento simbólico", dijo al llegar a Buenos Aires para participar de la Bienal de Arquitectura
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"El año 2000 no existirá." Parafraseando uno de sus libros más famosos -"La Guerra del Golfo no ha tenido lugar", donde argumenta que el conflicto bélico de 1991 fue una creación mediática-, el filósofo Jean Baudrillard aseguró ayer que no nos esperan grandes cambios en vísperas del nuevo milenio.
De visita en Buenos Aires para participar de la VII Bienal Internacional de Arquitectura, organizada por el Museo de Arquitectura CAYC, con el auspicio del Museo Nacional de Bellas Artes, Baudrillard dialogó con La Nación con el estilo que ha contribuido a su notoriedad: incesantemente jugando con las palabras, tentando al interlocutor a concentrarse más en su lenguaje que en sus opiniones.
Es por eso que muchos aseguran que sus libros se parecen más a una colección de estrofas líricas que a textos filosóficos comunes. En este caso, su estilo sirvió para ilustrar la tesis de que estamos dejando la realidad detrás y reemplazándola por una ilusión de algo verdadero, como, por ejemplo, un nuevo milenio.
"El año 2000 será puramente un acontecimiento simbólico, y hay que recordar que sólo para el mundo occidental. Todo el tema de la cuenta regresiva le da un aire más dramático, pero es como una carrera contra el reloj para algo que no va a existir. Ya hemos vivido a fondo e incluso digerido al año 2000 en la última década", aseguró contundente.
Universo virtual
-Pero muchos toman el 2000 como un punto de inflexión...
-Sí, lo mismo que el año 1000, cuando se creía que vendría Dios a la tierra. Hoy no se cree en un Apocalipsis, pero el milenio es un símbolo de nuestra cultura, y la ocasión de revisar toda la modernidad: ver a qué se llegó, si fue una revolución, sus técnicas y costumbres. Pero sobre todo se trata de la aproximación al universo virtual, que crea un gran entusiasmo pero es virtualmente catastrófico, porque se trata de un fenómeno intrínsecamente exponencial que no se puede prever.
-¿Por qué?
-No hay una curva o una hipótesis que sirva para pronosticar, porque todas -desde las teorías demográficas a la meteorología- resultaron falsas. Incluso la ciencia hoy se basa en principios de incertidumbre. Esto crea una enorme sensación de inseguridad, que se traduce en la obsesión con la memoria tan típica del fin del milenio, la necesidad de crear museos y catalogar todo con un aire de nostalgia.
-¿Pero qué puede considerarse "real" hoy?
-Ah, ésa es la gran pregunta. Porque la ilusión bajo la forma de realidad virtual y gráficos de computadoras se está volviendo más real en la misma medida en que la realidad se vuelve más irreal, con la mecánica cuántica, economía moderna e inexplicables guerras.
-¿Cuáles serían algunos ejemplos?
-El movimiento mundial de capital -que se supone más real que la experiencia de vida de los desempleados- ya no tiene ninguna conexión con la realidad. Las deudas del Tercer Mundo, que siempre se supuso que causaban crisis financieras, son irreales del mismo modo. Existen sobre papel, pero no tienen una manifestación en la realidad, dado que son tan ridículamente grandes que los países no tienen forma de pagarlas. Por eso, el mismísimo concepto de "economía" ya linda con lo absurdo.
-¿Y qué hay de los medios en el cambio de siglo?
-Estamos viviendo una sobredosis de información que llevará a una peligrosa implosión. Siempre nos enseñaron que un proceso evolutivo acarrea progreso en otras áreas, pero se dio el fenómeno inverso: con más información tenemos menos placer, porque estamos todo el tiempo conectados de alguna manera, aunque sólo sea con teléfonos celulares. Esto no es la libertad, sino una nueva servidumbre virtual, una colonización.
-¿Hay algún remedio?
-Habría que tratar de encontrar un equilibrio, no hace falta saber todo todo el tiempo, porque las decisiones se vuelven imposibles de tomar por la cantidad de variables por considerar. Al mismo tiempo, esto implica una nueva categoría de desechos muy trágicos. Ya no los nucleares, sino los humanos, porque con la globalización se ha creado una discriminación terrible. No es más entre ricos y pobres, sino entre desinformados e informados. Yo no creo que mi generación pueda adaptarse a estos cambios, le dejo el trabajo a la próxima.
La familia reconstruida
-¿Y qué va a pasar con la familia?
-La familia ya está dislocada hoy. Podrá ser reconstruida como una unidad de funcionamiento, pero no como un sistema de valores. Es decir que va a desaparecer y tendrá que ser recreada artificialmente, porque es un núcleo que no puede resistir cuando no hay más responsabilidad. En la actualidad esto se ve claramente: hablamos de que los chicos tienen "derecho a su familia". Lo que era natural, hoy ya está organizado, y esto es también un modo de control.
-Hay intelectuales que han sido muy críticos de su obra, y lo acusan de escribir con el único propósito de escandalizar. ¿Hay algo de cierto?
-Bueno, todo el mundo tiene derecho a opinar. Como analizo al mundo en términos de simulacro y simulación, dicen que yo mismo soy un simulador. Como expongo hipótesis paradójicas, me dicen que soy un impostor. Yo les respondo que sí, soy un impostor, pero todos lo somos y yo al menos lo soy conscientemente.
Autor controvertido
"En cuanto hay tres intelectuales juntos, la situación se torna insoportable", dijo alguna vez Jean Baudrillard, uno de los filósofos más críticos del establishment académico, que en octubre de 1997 visitó La Nación .
Sin embargo, el controvertido autor pasará los próximos días rodeado de críticos, teóricos y arquitectos, como César Pelli, Daniel Libeskind, Peter Cook, Mario Roberto Alvarez, Jaime Lerner, Hans Hollein y Richard Meier, en la VII Bienal Internacional de Arquitectura de Buenos Aires, que se extenderá hasta el martes. Hoy, a las 14.30, el autor francés inaugurará una serie de conferencias magistrales que se dictarán en el teatro Coliseo, Marcelo T. de Alvear 1125. Las entradas cuestan $ 250 la platea y los estudiantes podrán pagar $ 180 (pullman únicamente) para acceder a todo el ciclo.
Nacido en 1929 en Reims, en 1966 defendió su tesis de sociología en la Universidad de Nanterre, sede clave del movimiento de mayo de 1968. Sus títulos más conocidos son "La sociología del consumo" (1970), "De la seducción" (1979), "Las estrategias fatales" (1983), "La Guerra del Golfo no ha tenido lugar"(1991), "La ilusión del fin o la huelga de los acontecimientos" (1992) y "Arte y artefacto"(1997).
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