Casino flotante: decretan que el inversor se lleve la parte del león
Menem invirtió la ecuación de utilidades de los casinos nacionales: el Estado se quedará sólo con el 20 por ciento y el que los explote, con el 80 por ciento.
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Un decreto presidencial modificó la distribución de las ganancias que dejan los casinos. Ahora, el Estado recaudará un 80 por ciento menos y con esta diferencia beneficiará a los empresarios del juego.En otras palabras, el Estado pasó, de ser banca, a punto.
Apenas 15 días después de la determinación oficial, se abrió un concurso de ideas para crear un casino flotante en el Río de la Plata, una versión porteña de los cruceros que navegan por el Mississippi o el Caribe, con mesas de ruleta, punto y banca, baccarat, black jack, póquer y tragamonedas a bordo.
La justificación del Gobierno para propiciar este emprendimiento es que de allí obtiene recursos para paliar la pobreza. Sin embargo, él mismo propició una norma en materia de casinos para beneficiar a empresas privadas en detrimento de los fondos públicos.
La disminución de las ganancias del Estado surge del decreto 600/99, que se publicó en el Boletín Oficial el 8 del actual.
La legislación anterior en materia de casinos (18.226/69) reservaba para el mantenimiento y explotación de las salas de juego un diez por ciento del total del dinero recaudado. El resto, después de pagar los premios, se repartía por partes iguales entre las áreas de Deportes y Desarrollo Social de la Nación.
Pero ahora las reglas del juego se invirtieron: el nuevo casino aportará al Estado sólo el 16 por ciento de sus beneficios. El cuatro por ciento se reservará para los gastos de administración de Lotería Nacional y la empresa se quedará con el 80 por ciento de los réditos.
Los casinos arrojan una ganancia que promedia el 18 por ciento del dinero que se apuesta. En el de Mar del Plata, por ejemplo, se juegan unos 300 millones de pesos anuales, según datos aportados por Lotería Nacional. Sobre esta base, si se aplicara la ley anterior, quedarían 48 millones de pesos para el Estado. Con el nuevo decreto, la Nación recibiría sólo 8 millones.
De esta manera, los casinos ya no serían una gran fuente de ingresos para el Estado nacional, sino un brillante negocio sólo para las empresas privadas.
"Combatir la pobreza ya no es el fin sino el argumento para crear negocios privados -señaló el diputado Jorge Srur (Nueva Dirigencia)-. De esta manera se profundiza la tendencia que se comenzó a aplicar con los bingos, donde de cada dos pesos que van al sistema de salud, tres van a los operadores privados."
Jurisdicción nacional
El nuevo decreto afectará la sala de juego flotante que se proyecta instalar sobre las aguas del Río de la Plata y salas que se podrían crear en el futuro en jurisdicciones nacionales, como el puerto de Buenos Aires, los aeropuertos y los parques nacionales. Las demás salas de juego que funcionan en el país aportan sus ganancias a los respectivos gobiernos provinciales.
Por eso, con un casino en el Río de la Plata, donde el Estado nacional es el dueño absoluto, se elude la participación que las provincias o la ciudad de Buenos Aires podrían, eventualmente, reclamar.
Las cosas no fueron siempre como ahora. Durante el último gobierno de facto, el Estado monopolizaba los casinos en todo el país, pero entre 1983 y 1995 fue devolviendo la potestad de las salas de juego a las provincias, como indicaba una ley sancionada en 1944. Y se quedó sin los ingresos que le redituaban.
Sin embargo, el proyecto de las salas de juego flotantes no aporta ganancias significativas para el Estado nacional.
"En otros casinos del interior del país, los empresarios no tienen ninguna participación en las ganancias del juego y sólo reciben el beneficio de la explotación de los servicios complementarios, como bares o estacionamiento", explicó Rogelio Possat, director de la asociación civil Apuesta Solidaria, una entidad sin fines de lucro que brega por recuperar el control estatal de los juegos de azar.
"La plata es del banquero"
"De enero a enero la plata es del banquero", bromea Jorge Lima, vicepresidente de Lotería Nacional, recordando un versito conocido en el ambiente.
Lima pronostica que Buenos Aires será "un excelente mercado para el casino, porque está recibiendo muchos turistas".
El funcionario asegura que el objetivo número uno del nuevo casino es obtener más ingresos para destinarlos a políticas sociales en todo el país. Considera que el 80 por ciento de las ganancias que obtendrá el operador no son altas, "porque además tiene que pagar los impuestos", pero omite decir que la empresa también obtendrá el beneficio de los servicios complementarios que ofrezca el buque. El martes último, Lotería Nacional puso en venta cuadernillos con las bases y condiciones para que las empresas del juego hagan sus propuestas.
El pliego de bases y condiciones, al que tuvo acceso La Nación , no pone techos sobre la cabeza de los oferentes. No fija cantidades máximas de mesas de juego y máquinas tragamonedas y tampoco menciona la capacidad máxima de pasajeros que podrá tener el barco. Incluso, deja librada al ánimo de los empresarios la posibilidad de crear uno o dos barcos casino, siempre que icen la bandera celeste y blanca en la popa.
En cambio, el pliego sí obliga al barco a trabajar como mínimo 12 horas por día, estipula que debe tener al menos 30 mesas de juego y una cantidad superior a las 100 máquinas tragamonedas.
La elección del mejor candidato para operar el negocio durante diez años con opción a cinco más será tarea de Lotería Nacional. A diferencia de otros concursos, en los que gana quien ofrece el precio más bajo, aquí la compulsa depende de cuestiones como la decoración de los barcos. En el pliego se aclara que los perdedores no podrán apelar la decisión de Lotería.
En los pasillos del casino de Mar del Plata trascendió que una empresa norteamericana cuyo principal accionista sería uno de los hijos del ex presidente de Estados Unidos George Bush -amigo personal del presidente Menem- estaría interesada en explotar el negocio.
Todavía no están todas las cartas dadas. La decisión presidencial deberá ser refrendada por el Congreso de la Nación.
El mismo gobierno nacional que ahora impulsa la creación de un casino privado, lo cuestionó.
El 21 de abril de 1992, los principales matutinos publicaron la declaración del presidente Carlos Menem: "El dinero que mueve la droga es de 600.000 millones de dólares por año y ese dinero se lava en los casinos privados".
El ex secretario de Lucha contra las Adicciones Alberto Lestelle dijo el 7 de junio de 1993 a la revista Somos: "En los grandes hoteles se lavan narcodólares y si los hoteles manejan un casino -donde el control de las fichas es imposible- la posibilidad de lavado mejora".
Punto y banca
- Competencia: el enfrentamiento político entre el presidente Carlos Menem y el gobernador bonaerense, Eduardo Duhalde, se traslada también a las mesas de juego. Mientras uno promueve la instalación de uno o más casinos flotantes en el Río de la Plata, el otro autorizó la construcción de una sala de juego en la localidad bonaerense de Tigre.
- Segundo intento: no es la primera vez que el presidente Menem intenta crear un casino en Buenos Aires. En junio de 1994 aprobó por decreto la construcción de un hotel con casino en terrenos del Ferrocarril General Belgrano, en Retiro, que explotarían empresarios norteamericanos. Pero la oposición que provocó el proyecto en un momento de pujas preelectorales lo hizo desistir.
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