
Clases: la alegría de los que vuelven a la presencialidad y la impotencia de los que siguen en fase 2
Las escuelas en los municipios bonaerenses del AMBA abrirán nuevamente, pero hay 74 distritos que quedaron fuera del alcance de esta medida
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“Volvemos pasado mañana a la presencialidad. Estamos felices, y valoramos más que nunca poder abrir las puertas de las aulas, conscientes de que seguimos en una situación de pandemia –dice Carolina Bengochea, directora del secundario y miembro del directorio del St. Nicholas’ School, un colegio privado con plan bilingüe, en Olivos–. El esquema es el mismo que a principios de año. Dividimos a los alumnos en dos grupos; una mitad va cuatro horas a la mañana y la otra mitad por la tarde, acorde con todos los protocolos vigentes y con horarios escalonados de ingreso y salida. A contraturno, seguimos con la virtualidad. Y para no complicar la logística de las familias vamos replicar la misma agenda de horarios que teníamos en marzo, en la que los hermanos van en un mismo turno”.
Con el mismo programa de “presencialidad administrada” que estaba vigente antes de la suspensión de las clases presenciales, hace ya dos meses, las escuelas en los municipios bonaerenses que integran el AMBA abrirán nuevamente las puertas. Durante hoy y mañana, según anunció el gobierno de la provincia de Buenos Aires, los equipos directivos deberán reorganizar las actividades y las escuelas comenzarán a recibir a los estudiantes el miércoles. “Estos municipios se suman a los distritos del interior de la provincia que se encuentran en fase 3 y 4 –informaron desde la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense–. La vuelta a la presencialidad cuidada se da con el estricto cumplimiento de las medidas establecidas en el Plan Jurisdiccional con el que se inició el presente año lectivo: el uso correcto de tapabocas en todo momento, los agrupamientos de estudiantes para respetar el distanciamiento requerido, ingresos y egresos escalonados para evitar la concentración de personas, y la alternancia de clases presenciales y no presenciales”, apuntaron.
Verónica Rapetti vive en Campana, es madre de un estudiante en el nivel secundario y forma parte de la organización Padres Organizados. Lo primero que dice es que “celebra la vuelta a la presencialidad” y que la noticia fue recibida como una bocanada de aire. “Pero vamos a seguir reclamando hasta que todos los chicos vuelvan a las aulas, que es un reclamo que se hace extensivo a todos el país. En el caso de la provincia de Buenos Aires, hay muchos distritos que no forman parte del AMBA y quedaron afuera de la presencialidad, porque siguen en fase 2. La evidencia ya demostró que las escuelas no son foco de contagio, por eso entendemos que la presencialidad no puede quedar sujeta a criterios como las fases o la ocupación de camas en terapia intensiva. Que los chicos sigan sin ir a la escuela daña su salud integral. Y nuestras acciones no van a parar hasta que todos los chicos estén nuevamente en las aulas”, agrega.

Municipios con alarma epidemiológica
En total, son 74 los distritos que quedaron fuera del alcance de esta medida y que de acuerdo con el semáforo sanitario están en situación de “alarma epidemiológica”. Por ese motivo, las clases presenciales no están permitidas. Sin embargo, hay algunas excepciones para siete de esos distritos: algunas localidades y parajes ubicados en Alberti, Chacabuco, Chivilcoy, Coronel Suárez, General Villegas, Rauch y Tandil podrán acoplarse al regreso. De acuerdo con los datos oficiales, esta vuelta a las aulas beneficia a 3.260.000 alumnos y alumnas.
Para Martín Zurita, secretario ejecutivo de las asociaciones educativas Aiepba/Junep, la medida anunciada es una muestra de que las autoridades escucharon a la gente. “Pero tenemos que tener en cuenta que es una apertura parcial, de ninguna manera es el fin de las restricciones. Marca una previsibilidad, un camino de regularización, de volver a las rutinas luego de un 2020 con 160 días sin clases presenciales. No obstante, seguimos reclamando por el regreso de los alumnos que forman parte de esos 74 distritos del interior de la provincia que aún permanecen en fase 2 y representan un total 1.200.000 estudiantes”, detalla Zurita. Y añade: “También continúan los desafíos previos al regreso a la virtualidad, cuando reclamábamos que no se limite a cuatro horas las actividades escolares para las escuelas que puedan ofrecer más disponibilidad horaria, junto con el pedido por las aperturas del nivel superior, de las escuelas técnicas, agrarias y de formación profesional”.
En el Instituto León Gallardo, un colegio privado en San Miguel, los alumnos podrán tener una presencialidad completa. La ecuación entre la cantidad de alumnos que hay por curso y la infraestructura de la escuela lo permite. Eso explica Sandra Cernadas, la directora del nivel primario, que confiesa que todo el equipo directivo y los docentes están contentos con la noticia. “Los chicos no quieren saber nada más con la virtualidad. Están cansados, y necesitan estar cara a cara con sus compañeros y las maestras. Tenemos todo organizado. El esquema escalonado de ingreso, cada diez minutos, los recreos de manera individual para cada burbuja, los protocolos de acuerdo al plan jurisdiccional, con la declaración jurada, los elementos de higiene, la señalización en todo el edificio, la sanitización de los elementos y la limpieza en cada cambio de turno”, detalla Cernadas.
La virtualidad como única opción
“#AbranLasEscuelas, queremos clases presenciales en Bahía Blanca”. “#AbranLasEscuelas, queremos clases presenciales en Lobos”. También en Lincoln. Muchos de los distritos que quedaron fuera de la medida tuvieron representación en los reclamos que los distintos grupos de Padres Organizados hicieron hoy frente a la quinta presidencial de Olivos. Colgaron 41 pasacalles, hubo clases abiertas de lengua y matemática por la mañana, y de arte y plásticas por la tarde. A las 17, comenzó la vigilia con velas, un ritual que se repite desde hace varios meses.

¿Cómo se sienten? Irene San Miguel, directora general Escuela del Alba, en Lincoln, divide su respuesta. “En primer lugar, felices porque una gran cantidad de niños que hace mucho tiempo no tenían clases presenciales pueden retornar a la escuela. Cuando se es educador, llena de alegría que los niños puedan ejercer su derecho a aprender y los docentes, su derecho a enseñar; y sabemos que esto se produce de la mejor manera en el encuentro en las aulas. En segundo lugar, sorprendidos por no haber estado entre los distritos que podían volver a la presencialidad. Lincoln es un partido de aproximadamente 40.000 habitantes, distribuidos en 10 localidades y casi 6000 km2. La mitad de las escuelas son rurales o se encuentran en poblaciones pequeñas. Prácticamente no existe el transporte público, los chicos se movilizan en bicicleta, a pie, o son llevados por los adultos en transporte particular. Particularmente, no tuvimos ni un solo contagio dentro de la institución este año, ni en los encuentros socio educativos del año pasado”, sostiene.
Las instituciones educativas, agrega la directora, tienen uno de los protocolos más estrictos. Y coincide con sus colegas en que la capacitación, la inversión y el trabajo realizado por las escuelas desde fines de junio de 2020, cuando el Ministerio de Educación de la Nación anunció el posible retorno a clases presenciales, no cesó nunca. “En nuestro caso, se adecuaron los espacios edilicios, se invirtió en infraestructura y materiales, se formó a docentes y no docentes en el cuidado y la implementación de los protocolos. Además se trabajó con las familias respecto de entradas y salidas, la no permanencia en las afueras de la escuela, el respeto por las distancias mínimas y la responsabilidad de no llevar a los niños ante la presencia de síntomas compatibles”, detalla.
Como directora, y desde un punto de vista pedagógico, San Miguel asegura que durante todos estos meses, pudo comprobar que los chicos no aprenden de igual manera a la distancia, ni acceden al mismo caudal de conocimientos que cuando están en la escuela. “Además, noto un gran cansancio respecto de la virtualidad. Muchos chicos ya no quieren conectarse o directamente no pueden hacerlo porque se angustian. Las familias necesitan contención porque la escuela ha irrumpido en la casa, y el quehacer cotidiano se ha visto perturbado. También observo con preocupación la proliferación de espacios informales y de una educación paralela: jardines rodantes, blue, maternales no oficiales, maestras particulares, tutores. Lugares donde se agrupan niños de diferentes escuelas, sin supervisión. Espacios no habilitados para la tarea educativa que no contemplan la currícula”, refuerza la educadora.
Belén Ordóñez vive en Pilar, una de las localidades que figuran en fase 3, y por eso sus hijas –dos en el nivel primario y la mayor, en secundaria– volverán a la escuela pasado mañana. “A título personal, dice que está contenta por el regreso anunciado, pero que la medida no es suficiente. “Es mejor que lo que teníamos, que era la nada misma, pero tiene gusto a poco. Hay colegios que tienen la capacidad de recibir a más chicos, y por más tiempo. Siento mucha impotencia al ver que no se le da importancia a la educación, porque los derechos de los chicos fueron y son vulnerados. Tomo estas cuatro horas con alegría, pero siento que nos tienen corriendo atrás de las normas que se van imponiendo de un día para otro. Se hace muy difícil el día a día. No hay previsibilidad de nada”, concluye.
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