Córdoba. Dictaron prisión preventiva al “médico trucho”
CÓRDOBA.- La Justicia de Río Cuarto dictó la prisión preventiva a Ignacio Martín, el joven de 19 años que se hizo pasar por médico y que trabajó en el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) que toma decisiones estratégicas en la pandemia de Covid-19. Está imputado por los delitos de usurpación de título y ejercicio ilegal de la medicina, uso de documento privado falso, defraudación calificada, uso de documento público falso, falsedad ideológica y defraudación calificada en grado de tentativa.
El fiscal de Instrucción de Río Cuarto Pablo Jávega tomó la decisión hoy. La semana pasada, Martín fue llamado a indagatoria y se abstuvo de declarar. Horas después la defensa del falso médico pidió su libertad. Con la decisión de la Justicia de hoy, el joven seguirá alojado en la Unidad Penitenciaria 6 de Río Cuarto.
Jávega no descartó que se sumen nuevas imputaciones a la causa, porque bajo su investigación se encuentran dos denuncias por supuesta mala praxis. Una se originó con la muerte de un paciente de 29 años, a quien Martín asistió en su casa y, cuando la situación se complicó, pidió a la familia que llamara a un servicio de emergencias. Además, preguntó si alguien sabía hacer resucitación cardiopulmonar (RCP).
La otra denuncia es por la muerte de una mujer de 82 años. Este caso –según fuentes judiciales- podría recaratularse como homicidio con dolo eventual. Su hija, María Fernández, contó que su madre falleció después de ser atendida por Martín, que le intentó colocar un suero, la medicó y la derivó a una clínica, donde finalmente ocurrió el deceso.
La mujer se descompensó en el velatorio de su marido. Primero fue atendida por un servicio de emergencias privado, pero otro familiar solicitó ayuda del COE de Río Cuarto y, por eso, se presentó Martín junto con una enfermera. “Bajó un maletín, sacó ampollas y comenzó a darle medicación. Me asusté porque no sé qué le dio”, relató Fernández en su momento.
“Rompían ampollas y la inyectaban en su brazo. Se le reventaban todas las venas y lo único que le decían era: ‘Perdón señora, no queremos hacerle doler”’. En ese contexto resolvió derivarla a una clínica privada. Acompañó a la paciente en ambulancia y, al llegar al centro de salud, le dijo a su hija: “Hasta acá llegué, más no puedo hacer”. La mujer murió poco después.
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