Coronavirus: con estrictos protocolos sanitarios vuelve la construcción privada en Pinamar y la costa
PINAMAR. Con pala mecánica se descargan, una tras otra, más de una docena de bolsones con piedra llegada desde San Juan que será el revestimiento de la fachada de un coqueto y muy amplio complejo multifamiliar entre el frondoso bosque que limita con La Frontera, en el extremo norte del distrito. Allí, desde la calle hasta el último piso, se mueven decenas de obreros que esta semana pudieron volver al trabajo luego de casi 50 días de inactividad por la cuarentena.
La habilitación del rubro, solicitada por el municipio y autorizada por los gobiernos provincial y nacional, significó la reactivación de al menos medio centenar de obras que habían quedado paralizadas. Y con ellas, el otro motor de la economía que tiene Pinamar después del turismo: la construcción.
"Aquí podemos abrir los comercios, pero para el movimiento económico necesitamos de la inyección de dinero que genera la obra privada", explicó a La Nación el intendente local, Martín Yeza, que había solicitado a autoridades superiores el permiso para este rubro que en pocas horas puso a un millar de obreros a trabajar, ahora bajo un estricto protocolo para prevenir contagios de coronavirus en este distrito, donde solo se registraron dos casos positivos hace más de un mes.
La misma excepción alcanzaría luego a los partidos de Villa Gesell, Partido de la Costa y -en las últimas horas- General Pueyrredon (Mar del Plata), que a la brevedad volverán a ver albañiles en los andamios, tan pronto como las empresas cumplan con la presentación de requisitos adicionales que hacen a la seguridad laboral y ahora también sanitaria de sus empleados.
Ariel Galera, secretario de Planeamiento, Vivienda y Hábitat de Pinamar, confirmó a La Nación que medio centenar de empresas ingresó en la comuna sus respectivos protocolos que les permiten reanudar la actividad.
"En una industria que ha sido muy afectada no solo por la cuarentena que comenzó el 20 de marzo sino que en buena medida estuvo parada durante toda la temporada", recordó el funcionario sobre una normativa que rige en el distrito para suspender las obras durante el verano en vías de no afectar al turismo.
Eso significa construcciones que habían suspendido la actividad el 15 de diciembre y recién se reanudaron tres meses después, el 15 de marzo. "Menos de una semana pudimos trabajar hasta que se paró todo hasta ahora", contaron dos de los obreros que descargaban ladrillos y bolsas de cemento para una torre que se levanta sobre Avenida Bunge.
El impacto fue duro sobre la dinámica de los corralones de materiales, tanto que una planta de producción de hormigón estuvo a punto de cerrar. La obra pública mantuvo vivo al sector con algunos emprendimientos, entre ellos una serie de mejoras en la infraestructura del Hospital Municipal, imprescindibles para la eventual demanda que pueda implicar la actual pandemia.
Pinamar tiene un promedio de habilitación de casi 300 obras privadas por año dentro del partido. Las viviendas unifamiliares son mayoría, pero los que generan mayor volumen de empleo son los grandes desarrollos. El año pasado se autorizaron 26 nuevos complejos multifamiliares, entre ellos Renata 27 (en Bunge casi la costa) y Renata Norte que fueron de los primeros aprobar protocolos y volver a la obra.
Galera explicó que las medidas de seguridad sanitaria son exigentes. En el caso de aquellos que implican gran movimiento de obreros no solo incluye barbijos y medidas adicionales de higiene sino también toma de fiebre a cada operario antes de ingresar al trabajo.
Albañiles y gremios de la construcción de Villa Gesell y General Madariaga tienen en Pinamar una gran demanda. Y los tres distritos completan la oferta de mano de obra que abastece al cercano y enorme barrio privado Costa Esmeralda, en el Partido de la Costa. Allí, donde en condiciones normales, ingresan unos 1200 obreros por día. Por el momento se mantienen las restricciones de desplazamiento entre esas cuatro comunidades vecinas, aun cuando en ningunas de ellas hay casos de coronavirus activos.
Galera muestra en pantalla la planilla con el registro de las empresas y obras que pidieron volver a la actividad, se puede ver un par de casos marcados por incumplimientos a corregir y otros en rojo, que implican la no habilitación hasta tanto respondan a la totalidad de los requisitos.
Desde el municipio, en virtud de esta prolongada pausa que causó un duro impacto para la economía local, anticiparon a La Nación que a la brevedad y como parte de una política de aliento a la actividad se eximirá del pago de derechos de construcción a las viviendas particulares. El beneficio alcanzaría solo a aquellos los proyectos que tengan inicio de obra dentro de los 30 días siguientes a ser autorizados.
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