Coronavirus: empleados de los free-shops de Ezeiza y Aeroparque exigen un protocolo sanitario
El aeropuerto internacional de Ezeiza recibe, en condiciones normales de operación, hasta 30.000 pasajeros diarios que provienen de unos 240 servicios, entre arribos y partidas, de vuelos comerciales, cargueros, domésticos e internacionales. La mayoría de ellos, por no decir todos, deben pasar casi obligatoriamente por la zona de libre comercio, los free-shops, que suelen ofrecen precios más accesibles que en las plazas comerciales de la ciudad. Pero ante la llegada del nuevo coronavirus a la Argentina, las condiciones cambiaron, aunque no para los empleados de esos locales que están preocupados por el contacto directo que tienen con las personas que llegan de todas partes del mundo.
Aunque la operatoria de vuelos de cabotaje estará cerrada desde hoy y durante todo el fin de semana largo, con lo que habrá menor circulación de personas en Ezeiza y en Aeroparque, al menos 450 personas que realizan tareas en los free-shops de ambas terminales esperan que las medidas sanitarias de prevención los alcance. Según cuentan, hasta el momento las únicas acciones en esa línea fueron tomadas por los propios trabajadores.
"Se activaron los protocolos de seguridad, es justo decir que se hicieron, pero están pensados hasta el sector de Migraciones y después está librado a la suerte", graficó Aitor Álvarez, delegado del sector y representante de la Asociación del Personal Aeronáutico (APLA), y aclara que no se trata de una problemática sindical, sino de una cuestión sanitaria. "La situación no arrancó hoy ni ayer, viene desde hace semanas cuando nos dábamos cuenta que había tráfico más intenso, con argentinos que volvían de zonas afectadas, y se agolpaban en los locales para comprar", agregó.
Hace una semana el Gobierno anunció que se cancelaban, por 30 días, todos los vuelos internacionales provenientes de las zonas más afectadas por la pandemia, es decir, Europa, Estados Unidos, Corea del Sur, Japón, China e Irán. Días más tarde sumaron a Brasil y Chile . En el mismo Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), que ordena la medida, se estableció el aislamiento obligatorio por 14 días para las personas que tengan sospechas de estar infectadas con Covid-19.
Antes de esta medida se estableció un protocolo en Ezeiza, que sigue vigente, para tratar a los pasajeros que descienden de los vuelos con síntomas compatibles con la enfermedad, recomendado por la Organización Mundial de la Salud. El capitán del vuelo debe avisar al aeropuerto en caso de que haya pasajeros infectados o sospechosos de estarlo. Al aterrizar, el avión se dirige al puesto 18, donde se dispusieron salas especiales preparadas, junto con agentes de sanidad de fronteras. Allí se analiza a la persona y también a los pasajeros sentados a su alrededor. Después, en caso de ser necesario, se traslada al paciente al hospital de Ezeiza. Al resto de los usuarios se les entrega una declaración jurada que deben completar para que informen cómo se sienten.
Los empleados de los free-shops tienen su propio protocolo a falta de medidas preventivas. Doce personas por día se dividen en turnos para filtrar a los pasajeros que pretenden ingresar a los salones. Con barbijos y guantes, y flanqueados por cintas de seguridad que reducen el espacio por donde ingresar, les preguntan a las personas de dónde vienen y le solicitan el boarding pass para asegurarse. "Las medidas fueron consensuadas entre gremios y empresas para reducir los contactos y comenzaron hace cuatro días para controlar que pasajeros de países afectados no entren, pero entran igual", sostuvo Alvarez.
A pesar de que se cancelaron los vuelos de las zonas afectadas y que el aeropuerto estará inactivo en los próximos días, el reclamo para ser incluidos en los protocolos sanitarios por el coronavirus se mantiene ya que seguirán los vuelos de repatriación para que los argentinos varados en otros países regresen a la Argentina. Además los turistas extranjeros están regresando a sus países e, inevitablemente, pasan por el free-shop.
"Estamos en contacto directo con los pasajeros de los vuelos de riesgo y hace pocos días pusieron guardias que filtran a la gente según de dónde vienen. Pero no sabemos si quizás están en tránsito desde un país de riesgo", contó Andrés, empleado de Ezeiza, sin dar su apellido por temor a perder el trabajo. "Desde el lunes a la tarde, una semana después de que avisarán los países de riesgo, nos dieron barbijos y guantes, que igual no alcanzan para todos. Además, estamos en contacto con la áreas comunes de todos los pasajeros, compartimos baños, patios de comida y todos los canales de entradas y salidas", agregó.
La situación es similar en Aeroparque, aunque esta terminal tiene un flujo menor de vuelos internacionales. Ante la consulta de LA NACIÓN en el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA), dependiente del Ministerio de Transporte de la Nación, afirmaron que es un tema que se escapa de su alcance. En Aeropuertos Argentina 2000 prefirieron ser cautos y no hacer comentarios sobre otras firmas. LA NACIÓN intentó comunicarse con la concesionaria del servicio, pero no obtuvo respuesta.
"Hay 17 personas con las licencia por tener patologías preexistentes y ser padres de chicos en edad escolar, pero hay otros 25 trabajadores que siguen expuestos. Los recaudos son mínimos: un alcohol en gel por persona y el personal de limpieza que desinfecta todo el tiempo. Tuvimos que implementar vallas en la entrada, hay una persona de seguridad que pide el pasaporte y si ve que estuvo en zonas afectadas, no pueden pasar, es un filtro que hacemos de manera muy elemental", resumió Hernán Figueroa, delegado aeronáutico de Aeroparque.
Esta semana los delegados mantuvieron una reunión con protagonistas de diferentes ámbitos del rubro aeronáutico a quienes les llevaron su preocupación. Por el momento no tuvieron una respuesta, aunque esperan que en los próximos días su demanda sea atendida.