Dejó en coma a una chica al dispararle al modo de la ruleta rusa
El autor fingió que había ocurrido un robo
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Lo que comenzó quizá como un juego irresponsable, tal vez como una bravata irracional, dio paso a la tragedia y, de inmediato, a la mentira y el encubrimiento, exento de arrepentimiento, de una actitud criminal.
El encargado de un quiosco del barrio porteño de Almagro dejó al borde de la muerte a una joven empleada del local tras dispararle en lo que, según dos personas presentes en la escena del hecho, pareció una suerte de juego de ruleta rusa. El autor habría girado el tambor de un revólver calibre 38 y disparado en la sien de su compañera de trabajo.
Consumada la tragedia, el agresor intentó deshacer los rastros del delito para alejar de sí las sospechas: primero, amenazó a los testigos con el arma; luego, sacó el cuerpo exánime aunque con vida de la víctima a la calle y limpió todas las manchas de sangre, para luego cerrar el local y no volver.
Y cuando todos los indicios apuntaban hacia él, el imputado intentó una última excusa: dijo que la chica había sido víctima de un robo.
El hecho ocurrió en la madrugada del domingo en el local situado en Bulnes 497, frente a la plaza Almagro. Allí estaban el encargado del quiosco -identificado sólo como Pablo, de 30 años-, dos mujeres, de 17 y 24 años, y un joven, de 20; el trío esperaba a que dejara de llover para ir a bailar, por lo que se quedó en el quiosco que, hasta ese día, era su habitual lugar de encuentro.
Fuentes policiales dijeron que en ese momento el encargado tomó un revólver, se acercó al grupo, hizo girar el tambor del arma y la apoyó en la cabeza de la mayor de las chicas. Aunque los otros clamaron por el fin de lo que parecía una broma negra, el hombre gatilló y salió el tiro.
La bala provocó en la víctima pérdida de masa encefálica. Ante esa situación -según las fuentes- el encargado amenazó a los otros dos con dispararles, pues "no podían quedar testigos". Los amigos de la víctima pudieron escapar. Luego, otros testigos vieron tirada en la calle a la chica, que fue llevada al hospital Durand, donde quedó internada en coma cuatro.
Las manchas de sangre conducían al interior del quiosco, donde fue hallada el arma. Ayer, el encargado fue detenido en una plaza del barrio. Entonces ensayó la defensa del robo.
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