
Dos detenidos culparon a otros dos miembros de la banda
Señalaron a los hermanos Sommaruga como culpables
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Nicolás Barlaro estaba pálido, asustado y soñoliento cuando se sentó ante los jueces del tribunal que lo juzga como partícipe del secuestro y mutilación de Ariel Strajman. No obstante, no dudó en señalar que los dos principales acusados de capturar y cortarle el dedo al joven empresario son los hermanos detenidos Adrián y Pablo Sommaruga.
Cuando el tribunal no se había repuesto aún de esa declaración, anoche, cerca de las 21.30, otro de los presos -Daniel Ferreyra- reforzó esas sospechas al implicar directamente en la causa al primero de los dos hermanos presos.
Así se completaron ayer las indagatorias de los nueves acusados, donde ninguno declara bajo juramento de decir la verdad. A juzgar por las preguntas, los jueces del Tribunal Oral Federal N° 1, presidido por Mario Costa, no quedaron muy conformes con los relatos y con sus suspicaces interrogatorios los pusieron en duda a cada paso para determinar si decían la verdad o si sólo se trataba de una estrategia de defensa para mejorar la situación personal de aquéllos, al apuntar a otro acusado.
El dueño de la casa
Barlaro, un joven de 30 años, empresario de la noche, con negocios en discotecas y barras de boliches de la Argentina y de Punta del Este, era el dueño de la casa de Pilar donde apareció Strajman, atado con una soga y mutilado.
El joven de Acassuso declaró que durante seis meses vivió en los Estados Unidos y que prestó esa casa a sus amigos. Pero, a su regreso, desconocidos se la desvalijaron, por lo que se mudó a un departamento en la Capital. Barlaro era socio de Adrián Sommaruga en una empresa que proveía servicios de seguridad a los boliches más importantes.
Relató que el 16 de octubre de 2002, Adrián le pidió que fuera a la casa de Pilar para ver si notaba algo extraño. Barlaro le hizo caso y, a su regreso, su socio lo citó en un garaje de Villa Urquiza. Allí le dijo que junto a su hermano Pablo tenían a una persona secuestrada en la casa de Pilar. Barlaro, desesperado, les dijo que fueran a liberarlo, pero una vez frente a la vivienda se fueron porque creyeron ver a la policía.
Luego declaró Diego Ferreyra, empleado de Sommaruga en su empresa de patovicas, quien dijo que escuchó ese diálogo, en el que Adrián revelaba que tenían a una persona cautiva.





