El cadáver de un cura, intacto tras 54 años

CORDOBA.- La espectacularidad que adquirió la noticia sobre la aparición del cuerpo intacto de Francisco Baeza, un sacerdote sepultado hace 54 años, llevó a la comunidad salesiana a la que pertenecía, y también a su familia, a relativizar el episodio que, en principio, se creyó en un milagro. Al mismo tiempo, fueron variadas las opiniones desde el ámbito científico al momento de buscar una explicación al fenómeno.

"No queremos que se haga un circo con esto. Estuve reunido con salesianos de Río Tercero y de Córdoba y acordamos eso, para que la cuestión sea tratada con altura y respeto", expresó el sobrino del sacerdote, Juan Carlos Baeza, un comerciante de Río Tercero, que reveló lo ocurrido cuando hizo exhumar el cadáver en el cementerio de Alta Gracia para trasladarlo a su ciudad.

Entonces, reveló que el cuerpo estaba casi intacto, con su pelo rubio, sus uñas y cejas, la piel entera, sin pérdida de masa muscular ni de tejidos y con el color esperable para una persona recién fallecida. Dijo que no presentaba olor; el único y leve que se percibía correspondía a la ropa que llevaba puesta.

Incluso, aseguró que al extraerlo de la tumba, lavaron el cadáver y que no sufrió ninguna alteración. El cura, oriundo de Málaga (España), murió cuando tenía 50 años. Padecía mal de Parkinson desde los 30 y pasó mucho tiempo en silla de ruedas en la Casa de Salud de Alta Gracia.

Su sobrino comentó: "Hace mucho que yo me prometí traerlo al panteón familiar. Hice los trámites para sacarlo de Alta Gracia, cremarlo y traer las cenizas. La semana pasada conseguí la autorización de la orden salesiana y contraté a una empresa fúnebre".

Pero sus planes cambiaron cuando el ataúd fue extraído del mausoleo salesiano de Alta Gracia. "Ahí lo abrieron y el cuerpo estaba intacto. Me llamaron al instante y no lo podía creer", relató.

Los salesianos pidieron que antes de que fuese cerrado el féretro se le tomaran fotos. El cuerpo fue depositado en un nuevo féretro en un panteón del cementerio de Río Tercero. Hay quienes se entusiasman con el acontecimiento y, ante la presunción de que se trata de un milagro, hablan de tramitar la canonización de Baeza, un objetivo complejo que debe sortear las exigencias de la Iglesia Católica.

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