El pasaje La Piedad recuperará su brillo
En dos meses, la Secretaría de Cultura construirá veredas y calles; los vecinos restaurarán las fachadas
Uno de los espacios más atractivos y mejor situados de la geografía porteña, el pasaje La Piedad, será restaurado a partir de este mes, con el aporte económico de la Secretaría de Cultura, a cargo de Jorge Telerman, y los vecinos. La Subsecretaría de Patrimonio Cultural, dependiente de Silvia Fajre, invertirá $ 50.000 para la reparación de las aceras y la puesta en nivel de las calzadas.
Los propietarios de los edificios localizados en este oasis silencioso en medio del pandemonio de la ciudad, el único pasaje con forma de herradura en Buenos Aires, aportarán en dos años $ 100 mil para restaurar las fachadas de sus viviendas, a cuyo término todo el pasaje recuperará su valor histórico, patrimonial y cultural.
Los vecinos -que ya firmaron un compromiso- están agrupados en cuatro consorcios que reúnen un total de 114 unidades funcionales, 50 de las cuales tienen acceso por el pasaje. Hoy, el interior del pasaje es utilizado como estacionamiento de automóviles, lo que contribuye a degradar aún más el deteriorado aspecto del espacio. Actualmente se encuentra en trámite ante la Legislatura porteña el pedido de protección del pasaje, cuyo eclecticismo remite a la arquitectura de 1880.
Una recorrida por el lugar permite apreciar, a simple vista, que el uso comercial de varios edificios no respeta las características de los inmuebles, detrás de cuyos frentes se esconden espacios increíbles por sus dimensiones, la altura de sus techos y el diseño de interiores.
Los arquitectos Edgar Zegarra y Mónica Giglio, dependientes de Patrimonio Cultural, trabajaron en el proyecto del pasaje. En diálogo con LA NACION, los vecinos Norma Dottori, Hugo Monzón, Liana del Piero y Ricardo Fernández se mostraron de acuerdo con la recuperación del espacio donde viven desde hace muchos años. Pero no desaprovecharon la ocasión para señalar que la pelea para conseguir el acuerdo vecinal fue "una verdadera lucha a mano armada".
Un sitio con historia
Nacido a fines del siglo XIX, con la primera oleada inmigratoria de la Argentina, las primeras casas construidas en el pasaje La Piedad fueron, a tono con la época, para dar en alquiler. Dottori, cuya abuela vivió más de 65 años en el pasaje La Piedad, dice que el espacio supo pertenecer a algunos apellidos ilustres y que, incluso, "algún barón francés o un conde italiano vinieron a vivir a Buenos Aires y compraron el conjunto edilicio, enamorados del lugar".
Cuando la pintora Del Piero se mudó al pasaje La Piedad, hace 14 años, descubrió "el lugar donde quería vivir". Igual que a Monzón, que vive hace 25 años allí, la artista prefiere las casas amplias y los lugares con historia.
Cuentan los vecinos que, antiguamente, al pasaje se ingresaba con carruajes. Aún pueden verse sobre el borde de las veredas los pequeños palenques para atar los caballos. Muchas de las chicas casaderas del pasaje salieron de sus casas a pie para dar el sí en la parroquia de Nuestra Señora de la Piedad, edificada justo donde comienza uno de los extremos de la herradura. Ambos ingresos al pasaje están hoy cerrados con puertas de hierro.
Sitio preferido por los artistas, pintores, escritores y músicos, allí vivió durante años el realizador de cine Enrique Carreras y su familia. En una de las casas del pasaje vivió por un breve tiempo el bailarín argentino, Jorge Donn, estrella del ballet del coreógrafo Maurice Béjart. Hoy, uno de sus vecinos es el músico Martín Pavlovsky, hijo del dramaturgo Tato.
Coproducciones fílmicas, spots publicitarios y tomas para televisión han tenido como escenario el pasaje La Piedad. Ni lerdos ni perezosos, los vecinos cobran derechos por autorizar a los realizadores el uso del espacio.
Apenas se hayan recuperado las fachadas, las áreas de Cultura y Turismo incluirán el pasaje entre los circuitos turísticos. Los fines de semana habrá visitas guiadas.
Durante la charla con LA NACION los vecinos se entusiasman con la posibilidad de tener, en el futuro, ferias artesanales y otras actividades para hacer del pasaje un referente cultural.
Los pasajes porteños relevados suman 40. Los primeros en recuperación son los cinco que se localizan en el casco histórico, respecto del cual existe un programa en desarrollo, contó la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre.
Los pasajes San Lorenzo (Defensa y Balcarce) y 5 de Julio (avenida Belgrano y Venezuela) ya recuperaron sus veredas y calles. Las obras a cargo del gobierno porteño concluirán en dos meses y, a partir del año próximo, los vecinos comenzarán a restaurar sus frentes, con el asesoramiento de la Dirección de Casco Histórico y el trabajo de la Escuela de Artes y Oficios, que ofrece pasantes para distintas tareas.
Emprendimientos
Inversión: la Subsecretaría de Patrimonio Cultural invertirá $ 50.000 para la construcción de las veredas y la puesta en nivel de las calles del pasaje La Piedad, que serán peatonales.
Vecinos : en dos años, los propietarios aportarán $ 100.000 para poner a punto los frentes de los edificios que presentan un avanzado estado de deterioro.
Edificios: el conjunto edilicio está formado por 114 unidades, 50 de las cuales tienen acceso por el pasaje. Constan de planta baja y dos pisos. El resto, cuyos frentes dan a las calles Bartolomé Mitre, Paraná y Montevideo, son de tres pisos. Su arquitectura data, en parte, de 1880.
Pasajes: la Secretaría de Cultura ha relevado, por el momento, 40 pasajes en la ciudad de Buenos Aires. Los cinco del casco histórico son los primeros que reciben intervenciones estratégicas para su puesta en valor. Para el resto, a partir de mitad del año próximo, la Subsecretaría de Patrimonio Cultural ofrecerá asesoramiento gratuito.
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