
En Tucumán no cede la revuelta
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SAN MIGUEL DE TUCUMAN.- Pese al desalojo de los 300 padres y estudiantes que mantenían tomado el edificio central de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), y a que hoy las clases retomarán su curso habitual, la revuelta estudiantil sólo cedió unos metros y ahora se afincó en la puerta del Rectorado de la casa de estudios superiores. Desde la madrugada de ayer seis carpas instaladas sobre la vereda de la calle Ayacucho al 400, pobladas por varias decenas de estudiantes exhaustos, pero firmes en su reclamo de ingreso irrestricto, recuerdan a los transeúntes el conflicto desatado por el aplazo que sufrieron en el módulo introductorio a la carrera de Medicina 1029 aspirantes, sobre un total de 1289. Al ser desalojados por la fuerza pública, los estudiantes, que poseen entre 17 y 20 años, resolvieron proseguir el reclamo por las vías administrativas y también mediante una vigilia por tiempo indeterminado. Sus esperanzas más inmediatas están puestas en la sesión del consejo directivo de la Facultad de Medicina, que se realizaría mañana.
Aulas por carpas
La permanencia de los padres no ha cejado nunca en los diez días que cumplió la protesta y la tendencia no se ha modificado ahora que cambiaron aulas por carpas.
"El hecho de que nos hayamos juntado tantos padres espontáneamente y de que estemos convencidos de lo que reclamamos revela lo grosero que es este sistema de ingreso, tramposo y organizado para reducir el número de estudiantes", dijo a La Nación Enrique Aguilar, padre de un aspirante, que viajó desde Tartagal para apoyar a su hijo.
A lo largo de todas las jornadas de protesta, padres y alumnos no ahorraron denuncias sobre posibles irregularidades que rondarían al mentado módulo introductorio: desde un mercado de compra de exámenes, pasando por la confección de la prueba final sobre la base de un plagio a un test elaborado por un laboratorio, hasta una virtual mafia de profesores particulares que se enriquecerían a costa de la alta exigencia del módulo de ingreso.
Otro padre, Guillermo Brito, señaló: "Si el examen que les tomaron a nuestros hijos se lo toman a un médico o a un profesor universitario, también resultarían desaprobados". Además, destacó que la evaluación incluía muchas erratas y estaba hecha para provocar confusión.
En respuesta a las imputaciones sobre la comisión de ilícitos, César Catalán, rector de la UNT, aseguró a La Nación que buscan "desviar el eje de la cuestión, que es saber quiénes tienen nivel académico para estudiar en la UNT" y añadió: "Si alguien conoce un caso de ese tipo debe denunciarlo. Por ahora sólo son comentarios anónimos".
No obstante, la máxima autoridad de la universidad, que posee una matrícula de 42.000 alumnos y dicta más de 60 carreras, reconoció la posible existencia de "timadores que se aprovechan de los estudiantes".
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