Esa costumbre de armar "ratoneras"
Pasaron más de 25 años y la costumbre de armar operativos para matar a inocentes y asesinar a aquellos que se negaban a pagar las coimas, por dejarlos vender drogas o asaltar bancos y blindados, sigue instalada entre algunos oficiales superiores de la policía bonaerense.
El homicidio de Andrés Lezcano, en Valeria del Mar confirmó que nada cambió en la fuerza.
La metodología que comenzó en el 15 de octubre de 1986 con los asesinatos de Héctor Puccio y Miguel Angel Paulinelli, en Monte Chingolo, se hizo carne entre algunos oficiales cuando la institución pasó a ser comandada por el comisario general Pedro Klodczyk, entre 1991 y 1995.
A Puccio y a Paulinelli los mataron porque un amigo de ambos se había quedado con la parte del botín de un hecho de piratería del asfalto que pretendía recibir un comisario de Monte Chingolo.
En enero de 1994, once efectivos de la Brigada de Investigaciones de Lanús dispararon más de 120 balazos contra dos vehículos, en los que viajaban el remisero Norberto Corbo, junto a los pasajeros Gustavo Mendoza y Enrique Bielsa. En el segundo automóvil, un Dodge 1500, viajaba el vendedor de libros Edgardo Cicutín. Los cuatro fallecieron en el acto.
A partir de la investigación encarada por la jueza Silvia González, se determinó que los policías buscaban a dos narcos que se habían quedado con el dinero de la venta un cargamento de cocaína, se confundieron de auto y dispararon a los cuatro inocentes.
Si bien la jueza de Lomas de Zamora procesó a los once uniformados por la denominada "Masacre de Wilde", los diversos tribunales superiores que intervinieron en el expediente sólo acusaron a uno de ellos.
En noviembre de 1996, doce asaltantes intentaron robar un minibanco que funcionaba en las instalaciones de la empresa Andreani, en Avellaneda. Cuando llegaron al lugar los estaban esperando 50 policías bonaerenses.
Para la Justicia, el hecho fue calificado como una "ratonera", una modalidad aplicada por algunos oficiales que entregan el dato para un robo y arman una trampa para lograr impacto mediático, y así demostrar la efectividad policial.
En este episodio de brutalidad policial fueron asesinadas nueve personas. Ningún policía quedó preso.
Algo similar ocurrió en abril de 2000, en Los Polvorines, cuando tres asaltantes que habían robado 30.000 pesos de un banco en General Pacheco y un policía bonaerense fueron asesinados en otra "ratonera".
Un año antes, en septiembre de 1999, un grupo de ladrones entró a robar en la sucursal del Banco Nación en Villa Ramallo. Fue un asalto entregado por la policía. Pero algo salió mal. Un vecino avisó a la policía y un oficial, que no estaba al tanto de que era una zona liberada, cortó el paso de los delincuentes, quienes volvieron al banco y tomaron rehenes. Para evitar que los delataran, algunos de los policías que rodeaban la entidad dispararon contra los vehículos en los que los asaltantes escapaban. Así, otra vez, mataron a los delincuentes y a los inocentes.
Malos antecedentes
- Monte Chingolo, 1986: dos hombres fueron asesinados porque un amigo de ambos se negó a entregarle a un comisario parte del botín robado de un camión.
- Wilde, 1994: cuatro inocentes fueron asesinados por error cuando un grupo de policías perseguía a dos narcotraficantes.
- Avellaneda, 1996: en un hecho que se conoció como la "Masacre de Andreani", fueron asesinadas 9 personas. El episodio fue armado para demostrar la eficacia policial.
- Villa Ramallo, 1999: dos asaltantes que robaban para la policía y dos rehenes fueron asesinados después de intentar robar en la sucursal del Banco Nación.