Escuelas de verano: las clases presenciales en la ciudad se anticipan al inicio del ciclo lectivo 2021
Las nubes dan un respiro al calor de enero y el Parque Chacabuco se vuelve un imán de personas que corren en la pista de atletismo o por las veredas, pasean a sus perros o caminan junto a niños que disfrutan sus vacaciones. Están en modo verano, aunque no todos. El clima se rompe al pasar las rejas de la escuela ubicada en el mismo parque que tiene un ritmo atípico para esta época del año, tan extraño como lo fue todo el ciclo lectivo 2020.
"Bienvenidos a la escuela de verano", se lee en un cartel colocado en la puerta de ingreso donde aparece el primer control de protocolo Covid-19. Temperatura corporal y alcohol en gel para descartar cualquier síntoma compatible con coronavirus y prevenir contagios son parte de la dinámica habitual que adquirió la escuela N°7 Niñas de Ayohuma, uno de los 135 establecimientos públicos donde acuden 19.000 alumnos con el objetivo de reforzar el aprendizaje antes de comenzar el año escolar.
Las clases están previstas que se inicien el miércoles 17 de febrero en la Ciudad de Buenos Aires, tras el feriado de carnaval, con la intención que sea con la mayor presencialidad posible dentro de las aulas. Esa es la idea que bajan desde el Ministerio de Educación porteño, a cargo de Soledad Acuña, que va en línea con su par de Nación, Nicolás Trotta. Sin embargo los gremios docentes ya advirtieron que si no están dadas las condiciones sanitarias y epidemiológicas no acompañarán el regreso a las clases presenciales.
Las actividades lúdicas y recreativas se realizan bajo la modalidad burbuja que se reparten entre el patio interno y externo, los pasillos, las aulas y el laboratorio; están formadas por hasta 11 alumnos acompañados por un docente. Cuando los menores deben cambiar de lugar marchan todos juntos, en fila, formándose con meticulosa atención y con la concentración puesta en no tocar barandas, paredes o cualquier otro elemento que pudo haber estado en contacto con otra persona.
Las escuelas de verano surgieron con el lema "Encontrarse para seguir aprendiendo" y la necesidad de equiparar el nivel educativo de aquellos alumnos que, por distintas razones, no lograron mantener la conectividad virtual que demandaba la enseñanza a distancia, pero también de quienes no alcanzaron los objetivos mínimos.
Los menores, divididos en tres grupos según su edad (de 5 a 8 años, de 8 a 11 y de 11 a 13) , que hayan sido calificados "en proceso" están recibiendo las clases de apoyo y tendrán un refuerzo especial durante los primeros dos meses del próximo ciclo lectivo. Las otras dos calificaciones que marcaron el 2020 fueron suficiente y avanzado, para alumnos que lograron llegar a las metas propuestas, que también concurren a las escuelas de verano ya que la inscripción fue abierta.
"Esto es un puente entre el 2020 atípico y el 2021 que también será parecido porque nos hará replantear muchas cosas", evalúa Mónica Almada, la directora del establecimiento de Parque Chacabuco. "En el día a día los chicos aprenden, lo notamos y no hace falta una evaluación final para confirmarlo, aunque habrá algo así al finalizar la actividad. Trabajamos con niños en situaciones de vulnerabilidad y la respuesta que tenemos es asombrosa: hay alumnos que no podían escribir su nombre y en pocos días ya lo hicieron", agrega.
A esta escuela de verano asisten 212 alumnos en el turno mañana, de 9 a 12.30, y 209 en el turno tarde, de 13 a 16.30, pero no todos son parte de la matrícula estable. La dinámica de esta actividad lanzada por el Ministerio de Educaciónporteño estableció que los alumnos y docentes debían anotarse en forma voluntaria para continuar con los roles educativos y luego, de acuerdo a la demanda y la necesidad, se distribuyeron ambos grupos entre las diferentes escuelas. Así se designaron a 500 docentes que pertenecen a distintos espacios curriculares y desempeñan diferentes roles en el sistema educativo; también se incorporaron auxiliares y personal administrativo.
Todos los alumnos reciben cuadernillos educativos de acuerdo al nivel en que se encuentran y también una antología de cuentos de escritores porteños. Son autores de literatura infantil cuyos materiales son utilizados en las escuelas primarias y fueron convocados por el Ministerio de Educación para las escuelas de verano.
"¿Quién me sabe decir por qué no se ven diferencias entre el agua y el vinagre como en una mezcla de agua y aceite?", pregunta Raquel Duarte la profesora que está a cargo de la clase dentro del laboratorio. Las manos se agitan eléctricas por encima de las cabezas de niñas y niños que arriesgan respuestas. "Porque tienen diferente peso", responde una niña; "porque son de diferente densidad", propone un compañero. La maestra tardará algunos minutos en darle la respuesta correcta mientras siguen aventurando hipótesis.
A la vuelta del pasillo un grupo de pequeñas niñas también tenían un gran desafío por delante: colocar su nombre en el sitio correcto. "¡Muy bien Maca! ¿Le regalamos un aplauso a Macarena? ¡Así se hace!", festejaba la docente Angeles Rivas que estaba a cargo del grupo de 5 años, el de las más chiquitas que son parte de la actividad del verano. Mientras en el patio externo seis chicos, de voces que no sueltan la niñez, pero tampoco afrontan la adolescencia, se prenden en un juego con dados que propone su profesor.
Hasta el momento, el aula de aislamiento no fue utilizada. ¿De qué se trata? Cada escuela cuenta con un espacio acondicionado para aislar a un menor o adulto que presenta síntomas compatibles con Covid-19. "Si tiene 37.5° o más de fiebre debe permanecer en esa aula hasta que un equipo epidemiológico determine los pasos a seguir. Si debe hisoparse, toda la burbuja o los contactos estrechos permanecen aislados hasta tener el resultado del PCR", explica Almada.
Además de las 135 escuelas las actividades se concentran en los parques Indoamericano, De la Ciudad y el Club Comunicaciones. Todos los alumnos concurren dos veces por semana a las escuelas, donde tienen actividades como resolución de desafíos matemáticos, acertijos de prácticas de lenguaje y aprendizajes científicos, y tres días asisten a los predios al aire libre donde realizan actividades lúdicas, recreativas, acuáticas, de aventuras y pileta. También cuentan con talleres de ciencia, escritura y lectura. La escuela de verano se extenderá hasta el 29 de enero y forma parte del plan 100 días de Educación para articular el cierre del ciclo lectivo 2020 con el comienzo del 2021.
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