Extraña muerte en los terrenos de la Ciudad Universitaria
Susto: un recolector de basura encontró el cadáver de un joven de 22 años, degollado; para el juez fue un suicidio.
Un joven de 22 años degollado fue encontrado ayer apoyado contra un árbol, a 50 metros del pabellón de Ciencias Exactas de la Ciudad Universitaria.
El misterioso hallazgo -el cuerpo presentaba cortes en el cuello y las muñecas- desconcertó a la policía, pero los primeros peritajes llegaron a determinar que se trató de un suicidio, indicaron fuentes de la investigación.
"El joven no tenía documentos, pero descubrimos que había escapado de un hospital donde estaba internado por depresión y se suicidó", señalaron los informantes.
En un comienzo, la policía creyó que el caso podía tratarse de un asesinato. El arma -una trincheta de oficina- fue hallada a unos 100 metros del cuerpo, que tenía numerosos cortes.
El cadáver fue encontrado a las 9 por un recolector de latas en las inmediaciones de donde -el 4 de octubre de 1998- se ahorcó el empresario Marcelo Cattáneo, que era investigado por presuntas coimas en el caso IBM-Banco Nación.
El juez de instrucción Eduardo Daffis Niklison calificó inicialmente el caso como muerte por causa dudosa, pero luego, con el avance de la investigación, lo recaratuló como suicidio.
El joven, identificado como Eduardo Rivera, se escapó del hospital Alvarez, donde estaba internado. Falleció 12 horas antes de que se produjera el hallazgo de su cadáver, según establecieron los forenses.
La policía informó que Rivera vivía en el barrio de Flores y había sido internado en el hospital, luego de un intento de suicidio que tuvo hace algunos meses.
Amigos del joven declararon que el último fin de semana había sufrido una recaída en su estado de ánimo a causa de un conflicto sentimental que tenía desde hace tiempo.
Una vez que el recolector de latas y varios empleados de la Ciudad Universitaria denunciaron el caso, llegaron al lugar policías de la comisaría 51a. y de la División Homicidios de la Policía Federal.
Bajo las órdenes del juez, secuestraron las ropas del joven muerto -que vestía un pantalón de tela de jeans y un buzo bordó- y recorrieron en varias oportunidades un sendero de tierra en busca de pistas esclarecedoras.