Fiebre por construir en Mar de las Pampas
Los vecinos no quieren los grandes emprendimientos comerciales; todos contribuyen para que el lugar siga bello y muy cuidado
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MAR DE LAS PAMPAS.- Existe un lugar donde cumplir los sueños es posible. De eso está convencida la mayoría de los que, conocidos hoy como "los pioneros", llegaron en la última década, unos sin expectativa y otros con sólo una difusa referencia, hasta este pedazo de bosque joven, fruto de la mano y de la perseverancia de hombres visionarios, que le ganó el lugar junto al mar a aquellas dunas encadenadas que, durante centurias, y hasta no hace más de 50 años, dominaron el paisaje costero, unos kilómetros al sur de Villa Gesell.
Ya son varios los que han llegado aquí y, a primera vista, sintieron ese enamoramiento instantáneo que los puso a la puerta de cristalizar sus deseos. En el horizonte verdoso del mar que se le insinúa de frente a través de un amplio ventanal que se descuelga sobre la arena blanca y fina, entre la playa y el bosque, encontró el motor de su obra un escritor platense.
Aquí es dueño de un bar, como siempre quiso, el ex director de área de una tabacalera, y bajo el frondoso y novel bosque de álamos, sauces, pinos y acacias, cocina manjares para otros, en su propio restaurante, quien hasta no hace mucho fue ejecutivo de una importantísima bodega. Acá amasa pizza la otrora dueña de un corralón de materiales de Berazategui e invierte en apartamentos de piedra y madera en los claros del bosque para un japonés que vive el Paraguay.
El rumor alimentó el interés, y la coyuntura del país enfrentó a este portento natural con su punto de inflexión. Mar de las Pampas va camino de convertirse en uno de los más exclusivos destinos de esta parte del Atlántico. Para el inicio de la temporada estarán terminados 100 de los más de 150 proyectos de obra presentados este año. Y para el 2003 se prevé el inicio de construcción de 180 nuevas propiedades. Más de 300, luego de tres décadas en las que sólo se edificaron 200.
Gente de bajo perfil
Detrás de semejante explosión inmobiliaria no hay grupos con experiencia en el turismo. La que apuesta es gente del más variado origen; gente que no espera como retorno de sus inversiones más que una buena renta que le permita vivir en el paraíso que conoció casi al azar, pero del que se enamoró sin remedio. Gente de bajo perfil, pero de trato afable en el mano a mano y con ganas de hacer crecer el lugar con el esfuerzo propio.
Entre ellos se apoyan con un norte: ante la revolución constructora y el vislumbrado aluvión de visitantes temporales, conservar el medio natural y no perder el estilo y la identidad que poco a poco se prefiguran aquí.
"Los propietarios entendieron que lo que se generó acá es un producto que tiene éxito. Y defienden un criterio de construcción austera, pero cómoda, que mantenga un espíritu de comunión con la naturaleza", explicó a LA NACION el arquitecto Rodolfo Ravier, socio de uno de los estudios que más proyectos ha iniciado aquí.
Hace tres años que Ravier llegó aquí para quedarse desde Hurlingham, sede original de su estudio de arquitectura. Su socio, Carlos Lado, aún desanda el camino entre ambos puntos, para también cuidar la plaza ganada en el oeste del conurbano. Ese ir y venir le permite advertir el lento pero notorio crecimiento del pueblo balneario.
Y eso le da una perspectiva que le permite afirmar: "En cinco años se sabrá en qué se convirtió Mar de las Pampas; creo que, aunque con muchas más construcciones, su perfil no será más que la consolidación de lo que hoy se advierte. Al que llega a construir le seduce lo que ve, y la propia escala y morfología del lugar difícilmente dé paso a grandes emprendimientos".
Ocurre que la misma forma de los taludes originarios prefiguró los lotes y el trazado de calles que los propios pobladores se resisten a que sean asfaltadas. Y las normas de planeamiento ponen nuevos límites: sobre 300 hectáreas, casi 100 son de espacios de vegetación intocables, lo que permite que una gran cantidad de bosque perdure, y del resto, el 70 por ciento está destinado a la construcción residencial.
El respeto por el medio ambiente es notorio. Tanto, que para muchos resultó natural y atractivo a la vez que algún árbol quedase dentro de una construcción y se abra paso al cielo a través de los techos de teja, junto a las paredes de piedra a la vista y madera.
Ravier y Lado aseguran que aquí encontraron el paraíso para el desarrollo de su profesión. "Está todo por hacer; esto es la meca para un arquitecto. La gente llega con la mente muy abierta, y es posible explicar al cliente que se pueden hacer cosas hermosas y, al mismo tiempo, preservar un hábitat, de modo de construir con un concepto unificador", sostiene Ravier.
Asiente Susana Cánepa, la dueña de la pizzería Nativa. Ella conoció este lugar hace cinco años. "Vamos a tomar un té a un bosquecito que está para el Sur, me dijo una amiga. Llegué y me enamoré. Más tarde le dije a mi marido: `ése es un lugar especial´. Volvimos juntos y el mismo día compramos dos lotes para construir una cabaña de troncos. Más adelante hicimos otras cuatro. Por miedo a que nos construyeran una galería compramos los lotes comerciales enfrentados a nuestras cabañas. Y cuando llegaron Ravier y Lado nos enganchamos", dijo a LA NACION.
Ese proyecto dio paso, hace más de un año, al paseo comercial Sendas del Encuentro, en el que la zona de locales flanqueada por decks de madera culmina en un anfiteatro. Por encima del paseo comercial se ve a un hombre que, martillo en mano, se empecina en golpear un clavo que vinculará una madera plana y un poste cilíndrico con un inconfesado fin. Saluda con la mano a conocidos y extraños por igual.
Es Oscar Rescia, médico, el "pionero". Hace diez años compró dos lotes y erigió su casa y el complejo de apartamentos E´Luru, el único con vista real al mar, por encima del antidunas que protege al bosque joven. Y sigue hacia adelante: "Estoy en el lugar. Esto es lo que quise toda mi vida. Mientras se pueda, seguiré para adelante".
Sus manos hicieron gran parte del pasado y aún construyen mucho del futuro de Mar de las Pampas. Como las de Ravier y Lado, como las de Cánepa. Como las de tantos otros.
Temporada 2002/03
Mar de las Pampas
Alquileres: para los departamentos de cuatro a ocho personas, serán desde $ 2700 a 4000 por mes. Los apartamentos en zona hotelera, el promedio, rondarán en los 3000 pesos.
Venta de lotes: lejos de la costa, entre 5000 y 6000 dólares; sobre el antiduna, US$ 30.000; zona comercial, 25.000/50.000 dólares, y en la zona hotelera (paralela y cercana a la línea de playa), los precios oscilarán entre 90.000 y 100.000 dólares. El precio de construcción promedio del metro cuadrado de chalets rondará entre US$ 200/300.
Villa Gesell
Hoteles: tarifas, según el nivel de servicios, de las habitaciones dobles con desayuno. De cuatro estrellas, desde los 140 pesos; tres, a partir de $ 80; dos, desde 60 pesos, y de una, a partir de $ 50.
Hosterías: habitaciones dobles, con desayuno. Desde $ 80, tres estrellas; a partir de los 60 pesos, dos, y desde $ 50, una. Además, podrán conseguirse hospedajes de 30 pesos por jornada.
Departamentos: precios para el alquiler de una quincena. Un ambiente, entre 600 y 1100 pesos; dos, $ 1000/1500, y tres, entre 1250 y 1750 pesos.
Chalets: tarifas por quincena. Tres ambientes, entre 1500 y 2300 pesos; cuatro, $ 2100/2900, y cinco o más, hasta los 6000 pesos.
Entretenimientos: cuatriciclos, desde $ 25 la hora; jeep, a partir de los 60 pesos; bicicletas, desde los tres pesos; caballos, desde $ 15 la hora; cabalgatas programadas, 20 pesos la hora, y el costo de la excursión al Faro Querandí será de $ 10.
Comidas: el menú turístico tendrá un precio de 8 pesos. Además, se podrá tomar el té con torta a un costo de $ 5.
Pinamar
Hoteles: precios de habitaciones dobles, con desayuno incluido, según la categoría. Así, la de cuatro estrellas costará entre 230 y 320 pesos; la de tres, $ 100 /170; la de dos, 70 /120 pesos, y la de una entre $ 75 /80.
Hosterías: habitaciones dobles, con desayuno. De tres estrellas , el costo será entre 125 y 155 pesos; de dos, $ 105 /115, y de una estará entre 60 y 85 pesos.
Departamentos: precios para un mes de alquiler. Un ambiente, entre 1100 y 1500 pesos; dos, $ 1700/2500; tres, 2500/3000 pesos, y cuatro, $ 3500/4000. Un apart hotel y tiempo compartido, por semana, costará entre 3500 y 4000 pesos.
Chalets: tarifas mensuales. Dos ambientes, entre 4000 y 6000 pesos; tres, $ 6500/8000, y cuatro, entre 8500 y 13.000 pesos.
Balnearios: carpas, entre 350 y 1300 pesos por mes; sombrillas,$ 250/400 mensuales; cuatriciclos, desde $ 60 la hora; jeep gigante, $ 30 por hora, y alquiler de caballos, desde 15 pesos la hora.
Comidas: a partir de 10 pesos por persona, sin incluir bebidas.
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