
Juan Pablo II elogió el acercamiento con la Iglesia Luterana
Logro: al hablar ayer a los fieles, el Papa sostuvo que la declaración conjunta constituye una importante adquisición ecuménica.
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CIUDAD DEL VATICANO.- Juan Pablo II expresó ayer en el Vaticano su satisfacción por la declaración conjunta emitida recientemente por católicos y luteranos y afirmó que el acercamiento constituye "una importante adquisición ecuménica".
Al hablar a los fieles católicos que se reunieron en la plaza de San Pedro para rezar el Angelus, Juan Pablo II manifestó su deseo de una "unidad plena y visible".
"Tras un cuidadoso proceso de valoración entre la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial, podemos alegrarnos de un importante paso ecuménico: la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. Es el resultado de un diálogo iniciado tras el Concilio Vaticano II y supone un alto grado de acuerdo sobre una cuestión tan controvertida durante siglos", dijo el Papa.
El Pontífice aclaró que si bien la declaración no resuelve todas las cuestiones referidas a la doctrina de la justificación, "expresa un consenso sobre verdades fundamentales de esa doctrina".
"Deseo que este progreso del diálogo luterano-católico pueda animar a reforzar el objetivo declarado que luteranos y católicos persiguen: alcanzar una plena unidad visible. Agradezco a todos los que han contribuido a este importante resultado, y pido a Dios que nos apoye en nuestro camino de unidad", agregó.
Acortar las distancias
La doctrina de la justificación es la explicación teológica de las relaciones entre la gracia de Dios que llega al hombre por el bautismo, y cómo el hombre con esa gracia pasa de pecador a justo.
Tanto católicos como protestantes aceptan que la salvación es una iniciativa gratuita de Dios.
Pero mientras que para los católicos el hombre puede contribuir para alcanzar la gracia, para los protestantes al hombre sólo le cabe una actitud pasiva.
Los católicos también sostienen que gracias a los méritos de la pasión de Cristo y por medio del bautismo les queda borrado totalmente el pecado original. La concupiscencia, para ellos, es una tendencia al pecado y no un pecado. Con ese criterio no concuerdan históricamente los protestantes, para quienes la concupiscencia es un auténtico pecado.
La declaración conjunta suscripta en una primera etapa por una comisión mixta sustituye la palabra "salvación" con la de "gracia", que se puede alcanzar con la fe y las obras.
"Auspicio que este progreso del diálogo luterano-católico, don del Espíritu de sabiduría de Dios en la conclusión del segundo milenio, pueda alentar y reforzar el objetivo declarado que luteranos y católicos persiguen: el logro de la plena unidad visible", afirmó el Pontífice.
Ahora se espera que en octubre próximo se firme definitivamente el acuerdo que terminará con cuatro siglos de excomuniones y duras batallas teológicas. Sin embargo, más de un centenar de teólogos luteranos ya se han expresado contra la declaración, por considerar que es una concesión a la Iglesia Católica.
La Iglesia Católica, por su parte, desea una revisión más profunda de la postura luterana sobre el cristiano bautizado "justo y pecador a la vez".
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