La plaza Aramburu, abandonada
Un grupo de indigentes copó la fuente que adorna el predio; a eso se suman denuncias de inseguridad
Mientras el Gobierno de la Ciudad avanza a paso firme en remozar la tradicional plaza Pueyrredón, más conocida como plaza Flores, que presentaba un deterioro importante, a menos de diez cuadras de allí, otro de los pocos pulmones que tiene el barrio está al borde de un colapso que parece irreversible.
Así lo observan a diario los vecinos de la plaza Teniente General Pedro Eugenio Aramburu, que no pueden disfrutar, como en otras épocas, de este espacio verde que tenía pérgolas y canteros llenos de flores y una magnífica fuente revestida en mármol.
Es que desde hace más de un año el predio, rodeado por las avenidas Avellaneda, Donato Alvarez y las calles Bogotá y Cálcena, comenzó a desmejorar en forma progresiva.
Según relataron vecinos a LA NACION, el deterioro no sólo es el resultado de una falta de control comunal sino también de la actividad de vándalos y vecinos desaprensivos que no hacen mucho para proteger este espacio.
"Hasta hace un año estaban colocados los carteles de "prohibido entrar con animales", pero algunos vecinos los arrancaron y ahora todo está a la vista. No hay ningún espacio verde de más de un metro cuadrado en el que no haya depositado algún excremento o esté mojado por la orina de los perros", sostuvo Martín Magallanes, que todas las mañanas hace allí ejercicios.
Abandono y resignación
La situación se agrava por la presencia de personas que no tienen hogar y viven debajo de la gran fuente de cuatro platos que ocupa una esquina del predio, que hace diez años lanzaba agua coloreada por luces, pero hoy sólo sirve para que se depositen malolientes residuos y siga adornada de innumerables graffitis.
Irene Alvarez es una de los tantos jubilados que vive cerca de la plaza y dedica unas horas de la tarde a tomar sol. "También hay banditas que vienen a destruir los bancos y rejas. Ya se llevaron una placa de bronce, que estaba emplazada sobre la avenida Donato Alvarez". En 1996, unos 200 vecinos formaron la Asociación Amigos de la Plaza Aramburu. Este grupo comenzó a trabajar en conjunto con el entonces intendente porteño Fernando de la Rúa.
Con el dinero que mensualmente colectaban entre las familias, consiguieron plantar 40 árboles, reforzar la iluminación, construyeron la cancha de fútbol, el arenero para los chicos y rejas para proteger ambos lugares. Unos años más tarde, con el abrupto fin de la presidencia de De la Rúa la tarea de estas personas se vio afectada por la aparición de la asamblea barrial 20 de Diciembre. Desde ese entonces, todos los carteles indicadores del nombre de la plaza fueron cambiados en forma improvisada con aerosoles y pincelazos desprolijos con el nombre "Plaza 20 de diciembre de 2001".
Tampoco nadie se preocupó por la restitución del busto de Aramburu, que hace años desapareció. El lugar donde estaba emplazado sólo es utilizado ahora para la libre práctica de graffitis y sus desniveles son aprovechados por los entusiastas del skate.
Poco tiempo después, dicha asamblea barrial se disolvió. La directora de la Asociación, María Cristina Barragué, comentó que desde ese momento, las autoridades del CGP N° 7, "abandonaron el cuidado y las responsabilidades sobre el predio". A partir de ahí, caños de desagüe, juegos, rejas y otras instalaciones sufrieron un deterioro que jamás se revirtió", explicó Barragué.
Además, la Asociación envió una carta a la Dirección de Espacios Verdes de la Ciudad, en la que solicitaba la ayuda para proteger y mantener el espacio. Pero nunca recibió respuesta.
Consultado el director general del CGP N°7, Luis María Billancieri, dijo que algunos problemas se solucionarán a partir del año próximo, cuando se ponga en funcionamiento la fuente y un sistema de riego. Además se prevén rampas internas.
Con respecto a la presencia de indigentes, el funcionario indicó que la única solución es el programa "Buenos Aires Presente", que consiste en trasladar a esa gente a los refugios previstos en estos casos. "Pero lo que ocurrió y seguirá ocurriendo es que regresan a instalarse nuevamente en la plaza y no se los puede obligar a que residan en un lugar determinado", dijo Billancieri.
Respecto de la inseguridad, otra preocupación de los vecinos, la autoridad vecinal indicó que está prevista la incorporación de más agentes para el cuidado de la zona.