
Los cupos en el Conicet reactivan el problema del éxodo científico
La escasez de recursos reduce las vacantes para la carrera de investigador
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Adriana Casas se dedica a la investigación científica desde hace nueve años y tiene una oferta atractiva para irse del país en cuanto termine su beca del Conicet, dentro de dos meses. La Universidad de San Diego, en los Estados Unidos, le ofrece 36.000 dólares anuales -más del triple de lo que cobraría aquí- por continuar allí sus investigaciones sobre un proceso terapéutico contra el cáncer.
Sin embargo, esta bióloga y doctora en Química de la UBA, de 31 años, quiere quedarse. Pero a menos que pasado mañana la junta del Conicet modifique el orden de mérito que ya se estableció, Adriana pasará a engrosar la lista de los 240 científicos argentinos que no podrán iniciar este año la carrera de investigadores en ese organismo.
La incertidumbre de este grupo de científicos -que en su mayoría accede al umbral de la carrera de investigador luego de desarrollar becas de iniciación, perfeccionamiento y posdoctoral- reactiva la controversia sobre la capacidad del Estado para albergar el conjunto de los investigadores del país.
Con un presupuesto de 186 millones de pesos, el Conicet tiene un plantel de 3575 investigadores y 1561 becarios. Anualmente existe un cupo de ingreso reducido para la cantidad de científicos que pugnan por entrar. "Este año se presentaron 1000 personas, de las cuales quedaron 400 tras una selección muy exigente. Pero sólo hay 160 vacantes", contó Casas a La Nación .
Investigación interrumpida
La mayoría de los que quedan afuera ya viene trabajando en proyectos de investigación, por lo que ven interrumpida la continuidad de sus producciones. Por su capacidad y experiencia muchos reciben ofrecimientos del exterior. Así se reaviva la fuga de cerebros.
"Si no entrás en el Conicet tenés que irte del país", dijo Casas, contundente. "Los pocos laboratorios privados que tienen algún desarrollo se están achicando y casi no hay inversión privada."
Las autoridades del Conicet reconocen que no pueden retener a todos los científicos valiosos que existen en la Argentina. "Están en condiciones de entrar más personas de las que ingresan. Es un problema serio que obedece a la falta de presupuesto", afirmó a La Nación el presidente del organismo, Pablo Jacovkis.
En el concurso para ingresar en el Conicet se evalúan los antecedentes, los trabajos publicados en revistas internacionales, la participación en congresos, la experiencia docente y el plan de trabajo.
Según el área a la que se quiera ingresar, las posibilidades aumentan o disminuyen. Ciencias de la salud, por ejemplo, es una de las más complicadas, porque hay muchos candidatos. Este año se presentaron 60, pero sólo hay diez lugares disponibles.
El presupuesto que recibe el Conicet convierte las vacantes para investigadores en un recurso escaso y disputado por los encargados de las distintas áreas.
Según admitió Jacovkis, "hay que medir con cuidado cómo se determinan las vacantes, para saber hasta dónde es conveniente fomentar áreas nuevas, como computación, y hasta dónde se deben consolidar áreas más desarrolladas, como las ciencias de la salud".
El caso de Adriana Casas fue planteado anteayer en una carta de lectores publicada en La Nación por la científica Alcira Batlle, de 40 años de trayectoria en el Conicet y directora del equipo en el que la joven investigadora trabaja desde 1991.
En el laboratorio, que funciona en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Casas desarrolla una terapia fotodinámica del cáncer, que, según explicó, sensibiliza los tumores con una sustancia que se vuelve tóxica cuando se les irradia luz.
Durante dos años trabajó ad honórem y luego recorrió los tres escalones de las becas que da el Conicet: dos años como becaria inicial, dos con una beca de perfeccionamiento y tres con una de posdoctorado, que finaliza dentro de dos meses. Hoy cobra 950 pesos mensuales, sin jubilación ni obra social.
De ingresar en el primer nivel de la carrera -investigador asistente-, recibiría 800 pesos por mes.
Casas atribuye la oferta que reciben los científicos argentinos en el exterior a la buena formación que se recibe en la UBA.Aunque reconoce que "en la carrera hay poca práctica, porque hay poca disponibilidad de laboratorios". La gran mayoría de sus compañeros está fuera del país. "Sólo una queda en la Argentina como becaria", dijo.
Jacovkis aclaró que los resultados del concurso de este año terminarán de definirse en esta semana. Si se confirma la mala noticia, Casas tendrá todavía un tiempo más para decidirse: a raíz de la difusión de su caso, el periodista Bernardo Neustadt le ofreció ayer continuar pagándole su sueldo "hasta que consiga otra cosa".
En tanto, ella se resiste a dejar el país: "Sería el destierro", afirmó.





