Verano 2013 / Tras los pasos de la generación sub-21. Los jóvenes se adueñaron de las playas en Pinamar y Mar del Plata
Los adolescentes se hacen notar más que otros años; andan en grupo y cuidan los gastos; en Punta, sólo los más chicos
PINAMAR, MAR DEL PLATA y PUNTA DEL ESTE.- Son vacaciones a ritmo frenético y casi sin pausa. Viven contra reloj del resto de los mortales. Sólo quienes madrugan o trasnochan los pueden ver. Suelen desayunar hamburguesas y dormir una siesta a la hora de la cena. Viven pendientes de Facebook, en sus celulares, para saber si hay alguna promo que les permita entrar gratis o a menor precio a la disco.
Esta temporada parece haber más jóvenes en las playas. En Pinamar, donde uno de cada cuatro turistas tiene entre 16 y 21 años, temen que "la marca" se identifique demasiado con el público "estudiantil". Este dato se confirma desde Punta del Este, donde la presencia joven se nota especialmente en la franja de los 15 a los 18 años: los mayores prefirieron veranear con amigos en la propia Pinamar o en Ferrugem, Brasil, más barato y con más opciones. En Mar del Plata, abundan este año los grupos de chicas de entre 17 y 21 años que llegan en grupo y sin sus padres.
En resumen: hay más jóvenes, están más solos y gastan lo justo y necesario. LA NACION anduvo tras los pasos de varios grupos de adolescentes para entender los códigos de verano de la movida sub-21 de este verano.
Pinamar. Aunque muchos llegan con sus padres, la característica son los grupos de amigos que alquilan departamentos en el centro, administran un presupuesto de unos 2000 pesos por semana y revolucionan la ciudad. Pasada la medianoche, la avenida Bunge es de ellos.
Las calles se vuelven una fiesta en la que todo puede pasar y donde el alcohol es un invitado de lujo y el descontrol llega más tarde. Según la policía, todas las noches hay riñas callejeras. En Libertador y Bunge, donde se hace la previa, precalientan los motores. La rotonda es el punto de encuentro. Después, decidirán si instalarse un par de horas en la playa, tomar algo por ahí o juntarse en una casa antes de salir a bailar, a eso de las 3. A las 4, recién la noche toma el color que todos buscan, justo cuando faltan dos horas y media para que amanezca. La noche para ellos termina recién después de las 9, previo paso por el McDonald's de la avenida Bunge, donde acabarán desayunando algún combo, la principal comida del día.
Agustina Castro, de 21 años; Josefina Véliz, de 19; Paola Reale y Melanie Flood, de 21, viven en Recoleta y llegaron a Pinamar hace ocho días, con otras seis amigas, para pasar sus primeras vacaciones solas juntas. Se instalaron en un hostel, cerca del muelle, en el que pagaron 800 pesos por semana cada una. "Venimos a UFO. Acá siempre ligamos alguna promo, que es nuestro almuerzo", cuenta Melanie. Ocurre que UFO es uno de los paradores que más concentra las acciones de marketing directo.
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Mar del Plata.
Se mueven en grupo, en especial los que tienen 16 o 17 -que llegan con la familia-, pero rápidamente salen en busca de playas con "más onda". Para alegría de los muchachos, este año y más que nunca abundan los grupos de chicas de 17 a 21 años que llegan en grupo y sin sus padres para aprovechar de punta a punta esa diversión que comienza con los
after beachs
en las playas y termina, ya con la claridad del nuevo día, en bares de Alem o boliches bailables de Constitución. "Es el segundo año que venimos en grupo y ya aprendimos bien cómo manejarnos para pasarlo lo mejor posible", cuenta Guillermina Perazzi, vocera de nueve compañeras de colegio secundario.
Con la única parte de presupuesto compartido, las diez chicas alquilaron dos departamentos en un mismo edificio. Eligieron Playa Grande, en el medio del circuito de bares que pueden recorrer cada noche con sólo caminar diez o doce cuadras. Pero el destino más frecuente es la zona de La Caseta y Abracadabra, al Sur.
Además de Guillermina, el grupo de santafecinas está integrado por Agostina Bellavigna, Ángeles Vicens, Florentina Hryck, Cecilia Grenon, Dolores Molinas, Dolores Chemes, Andrea Sykh, Paula Pacheco y Lucía Pane. Y coinciden en que para tomar siempre hay quien invite. "Buscamos las Ladies Night , que hay una cada noche en boliches distintos, pasamos sin cargo y siempre se pone bueno porque donde hay muchas chicas, habrá muchos chicos", confirman. Cada entrada a discoteca que evitan significa entre 50 y 80 pesos que sobreviven en el presupuesto de las vacaciones. Y como mínimo son 25 pesos que ahorran por cada trago que se les invita.
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Punta del Este. Vacaciones en familia, pero con agenda propia. Así pasan sus días aquí los adolescentes argentinos. Sin la edad suficiente como para alquilar una casa entre amigos, la opción es junto a su familia y, siempre que ellos lo permitan, con varios amigos de invitados. Clara, de 16, que está parando en casa de su amiga Carolina, detalla la rutina que casi todos los chicos cumplen a rajatabla: por la mañana, la playa que elija la familia; almuerzo con ellos y la cita imperdible es a las 17 en la playa de La Desembocadura. Merienda en Medialunas Calentitas, más de playa, cena y siesta. A la una comienza la noche.
Informes de Darío Palavecino (Mar del Plata), Evangelina Himitian (Pinamar) y Fernando Massa (Punta del Este)
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