Muertes evitables
Nuevamente, la muerte golpea con un hecho que nunca debería haber ocurrido, tratándose el ferrocarril de uno de los medios de transporte más seguros en todo el mundo. Pero no aquí, en la Argentina, porque no se invierte en su soterramiento ni en su seguridad.
Aparentemente, el chofer de la línea 92 decidió pasar con la barrera a medio bajar, a pesar de que las señales lumínica y sonora del paso a nivel anunciaban que no podía hacerlo. Un error humano del chofer, que le costó la vida a él y a diez personas más. Y dejó un tendal de heridos de distinta gravedad.
Resulta claro que este comportamiento equivocado no sólo tiene su origen en la insuficiente capacitación, control y sanción de los choferes profesionales, sino también en el estado de semiabandono en el que se encuentra la red ferroviaria.
La barrera a medio levantar en el momento en que el tren pasa es sólo una muestra: los pasajeros que diariamente usan el servicio pueden dar cuenta de muchas falencias más.
Así, muchos transeúntes y automovilistas exasperados que sufren demoras interminables frente a las barreras y sus fallas frecuentes se lanzan temerariamente a cruzar con las barreras bajas.
Y la causa más grave, madre de esta tragedia, es la nunca comenzada obra de soterramiento del ferrocarril. Las autoridades responsables no pueden ignorar que ni la ciudad de Buenos Aires ni sus alrededores deberían tener ya pasos a nivel. Los trenes deben ir por arriba o por abajo, nunca al mismo nivel que el tránsito vehicular o peatonal. Es un principio básico en las ciudades seguras.
Además, esto traería enormes beneficios adicionales, ya que los trenes podrían circular mucho más rápido y sin interrupciones, con el consiguiente beneficio para el transporte público masivo, además de menor contaminación sonora y ambiental. Y lo más importante, ¡se salvarían más de 300 vidas cada año!
El autor es presidente de Luchemos por la Vida
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