
Murió fulminado en una cámara de Edesur
La víctima, de 14 años, era alumno de una escuela técnica de Caballito; sus compañeros acusan a la empresa por negligencia
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La boca de la cámara transformadora de energía eléctrica emplazada en la vereda de la Escuela Técnica Nº 9 Ingeniero Luis Huergo, en el barrio porteño de Caballito, dejó de ser ayer el simple cubo de paredes de cemento donde los alumnos solían sentarse antes o después del horario de clases, mientras compartían confidencias.
A las 11.35, la instalación de la empresa Edesur sobre la calle Martín de Gainza al 1000 se transformó en una trampa mortal: Nicolás Oviedo, un adolescente de 14 años que cursaba el segundo año en dicho colegio, falleció electrocutado dentro del túnel cuando recibió una descarga de 13.200 voltios mientras intentaba rescatar la moneda de un peso que se le había caído allí minutos antes.
"Estudiamos en una escuela técnica y Nicolás participaba en el taller de eléctrica. Conocía perfectamente los riesgos. Quiso conseguir en el colegio unos zapatos aislantes de seguridad, pero no los encontró. Le dijimos que no bajara. No nos escuchó", describió, aún conmovido, José María Barrades, de 17 años y alumno de tercer año, uno de los testigos del hecho.
Su relato, que coincide con los de otros compañeros, habla por sí mismo de la cuota de inconsciencia que alimentó la última decisión que el adolescente tomaría en su vida. Pero su actitud, según los testimonios recogidos en el lugar, se habría combinado con la negligencia de Edesur.
Cautela en Edesur
"Faltaba el candado que bloquea el ingreso al pozo. Una cuadrilla de la concesionaria estuvo trabajando hace un mes en la cámara luego de un apagón. Y nunca sellaron el acceso. Más allá de este caso, cualquiera que pasara por acá podría haber entrado. Se deben tomar medidas", detalló Emanuel López Insfrán, otro estudiante de la Huergo, de 13 años.
Así, la distribuidora de electricidad quedó otra vez en el ojo del huracán tras la controversia surgida por su actuación durante el corte de energía que dejó a oscuras a 156.000 usuarios, en febrero último.
Con mayor cautela que entonces, la empresa no negó ayer las versiones sobre la supuesta impericia de sus contratistas. "Edesur asumirá todas las consecuencias derivadas del hecho, de acuerdo con la responsabilidad que le pudiere corresponder", afirmó el gerente de Relaciones Públicas de la firma, Daniel Martini.
El vocero reconoció, también, que alrededor de 30 días atrás se realizaron tareas de reparación en la cámara. Sin embargo, no pudo desmentir que faltara el candado que sujeta la reja de hierro forjado que tapa las bocas de entrada y de ventilación de la instalación.
"Estamos colaborando con las autoridades policiales y lo haremos también con la Justicia, a los efectos de esclarecer lo ocurrido", concluyó.
De acuerdo con el jefe de la división 6a. de Bomberos, Julio Da Rocha, encargado de las tareas de rescate del cuerpo del joven, Oviedo murió fulminado por una descarga de 13.200 voltios al tomar contacto con el transformador de media a baja tensión colocado en medio del túnel.
El deceso ocurrió después de la abreviada jornada escolar. Tras el acto por el 183er. aniversario de la Independencia argentina, los alumnos fueron autorizados a partir.
Y como todos los días, un grupo se sentó a conversar sobre las paredes salientes del orificio de ventilación. Una moneda de $ 1 se le escapó a Nicolás por entre la reja que la cubre.
Aun sin los zapatos de seguridad, el muchacho descendió por el otro acceso: el que aparentemente no tenía candado. Ni siquiera hizo caso a la quiosquera de la escuela: "No bajes. Yo te doy el peso para viajar".
Barrades y López Insfrán también fallaron en su intento de detenerlo. "Dejamos de verlo, y apenas un minuto o dos después escuchamos una explosión, vimos un fogonazo y oímos un grito. Luego, un quejido de agonía", indicaron.
Alumnos indignados
El accidente en la cámara dejó sin electricidad siete manzanas.
Fuentes judiciales señalaron que el cadáver del joven fue hallado entre el transformador y la pared de la cámara, con la cabeza hacia abajo y los pies hacia arriba. La causa quedó en manos del juez de instrucción en lo penal Héctor Yrimia, que deberá determinar responsabilidades.
Pero los compañeros de Oviedo decidieron no esperar los tiempos de la investigación. Pasadas las 14, poco después del rescate del cadáver y del asueto escolar decretado por duelo, marcharon 11 cuadras hasta la sede de Edesur, en Villa Crespo, para reclamar por la muerte de Oviedo.
Dos centenares de estudiantes de la Huergo se agolparon frente a la sucursal de Angel Gallardo, casi esquina Corrientes. Al grito de "¡Asesinos!", arrojaron huevos, tomates y bolsas con residuos contra el local.
También efectuaron inscripciones con aerosol rojo sobre los ventanales y las veredas: "Otra muerte más", "Nicolás presente" y otras leyendas irreproducibles.
Luego se desconcentraron, aún emocionados por el recuerdo de "un buen compañero y un buen estudiante, hijo único de un matrimonio de posición económica complicada que vivía en Flores". Nada más pudieron decir en medio de tanto dolor.
Pedidos
El defensor adjunto del pueblo, Rafael Veljanovich, y el diputado porteño por el socialismo, Raúl Puy, presentaron ayer dos pedidos de informes para que se esclarezca la muerte de Nicolás Oviedo. Veljanovich dijo que ya se les había solicitado a Edesur y al Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) que informaran sobre el estado de las cámaras, "pero Edesur ha tomado una actitud evasiva". Puy pidió que intervenga en el caso el gobierno porteño.
Una tragedia que tiene antecedentes
No es la primera vez que Edesur debe afrontar contratiempos, producto de la fatalidad o de la ineficiencia.
El 16 de octubre de 1996, la Justicia condenó a dos operarios y a un contratista de Edesur por la muerte de un ingeniero que se electrocutó, el 20 de diciembre de 1994, al caer en un pozo, en Billinghurst y Córdoba.
Fernando Godfryd, de 33 años, regresaba a su casa cuando una tormenta se desató en la ciudad. La zanja que habían cavado los imputados en la esquina de su domicilio estaba sin ninguna señalización y cubierta de agua.
Los operarios taparon el pozo cuando vieron el cadáver y regresaron a sus casas. El encargado de la cuadrilla recibió una pena de dos años y medio de prisión en suspenso. Los otros dos obreros que estaban bajo sus órdenes fueron condenados a diez y a seis meses de prisión.
Pero, sin duda, el denominado "apagón del siglo" fue el problema más importante que debió afrontar la empresa.
Todo empezó en la madrugada del 15 de febrero último, cuando se produjo un corte de energía provocado por el estallido de un empalme que unía dos cables de 132.000 voltios en la subestación Azopardo. Quedaron a oscuras más de 156.000 usuarios.
Después de faltar a su promesa de restablecer el servicio, Edesur debió afrontar los reclamos de miles de afectados. Luego de mediaciones, sesiones parlamentarias y audiencias públicas, Edesur aceptó desembolsar 75 millones de pesos para resarcir a los clientes.






