No cesan las resistencias por Olijela Rivas en Educación
Canje: la ex senadora debió cederle su banca a Palito Ortega y Menem le creó un cargo contra la voluntad de Decibe.
lanacionarComo lo reconocen los propios protagonistas de esta historia, el traspaso de la ex legisladora tucumana Olijela del Valle Rivas, que anteayer saltó desde su banca en el Senado al Ministerio de Educación, es un ejemplo de retribución política.
O de reconocimiento a la lealtad, una virtud que Menem aprecia.
Cuando puso en funciones a Del Valle Rivas -que recibió a cambio de su banca en el Senado un cargo creado a medida en Educación-, el Presidente elogió su idoneidad y subrayó especialmente la "lealtad inconmovible" de la tucumana.
Y mientras Menem entregaba el "premio consuelo" a su fiel seguidora, en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno, la ministra de Educación, Susana Decibe, sonreía con la mayor naturalidad posible. Intentaba disimular que, hasta último momento, había intentado persuadir a Menem de que ubicara a Olijela en otro lugar.
Sin embargo, Decibe dio pruebas de su resolución de evitar un roce con el Presidente y ocultó su indignación: "Olijela es una compañera histórica del peronismo", fue su único comentario.
Pero detrás de la escena, en los pasillos del Palacio Pizzurno, pululan las críticas hacia Olijela. "Le dieron el cargo como una transacción. Pero cualquiera que esté en el ámbito educativo sabe que no tiene ni la capacidad de gestión ni los conocimientos pedagógicos que exige el cargo", comentó un allegado a la ministra.
A tal punto arrecian los ataques "off the record" que en el ministerio aseguran que el aporte de Olijela a la ley federal de educación, desde su puesto de presidenta de la Comisión de Educación en la Cámara alta, no pasó de ser "una lágrima".
Un cargo a medida
La jugada que puso a Olijela en Educación se vio facilitada cuando la silla de la oficina 116 del Palacio Pizzurno, a pocos metros del despacho de Decibe, quedó vacía, hace pocos días. Francisco Piñón, director del área de Cooperación Internacional, fue elegido secretario de la Organización de los Estados Iberoamericanos y se mudará a Madrid.
Pero, aunque dolida y consternada por el desalojo de una banca que ocupaba desde 1983 y que la llevó a desempeñarse en once comisiones distintas, Rivas no aceptó sin condiciones la oferta del Presidente.
Esta ex senadora tucumana de 62 años, que responde "eso es secreto" cuando le preguntan su edad, soñaba con la Secretaría de Programación y Evaluación Educativa, actualmente a cargo del chaqueño Manuel García Solá. Después del cargo de Decibe, esa secretaría es la más importante dentro del Palacio Pizzurno, por lo que se considera a su titular un virtual "viceministro". La ministra la ocupó antes de su actual cargo.
Pero García Solá, que es precandidato por el PJ para la gobernación del Chaco, todavía no quiere dejar su sillón. Una buena noticia para Decibe, que considera a Olijela una "cuña" colocada en su camino por el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez.
Rivas, por su parte, se negó a ocupar la Dirección de Cooperación Internacional, que es inferior en jerarquía a una subsecretaría.
Finalmente, Menem encontró una solución "salomónica". Decreto 1460 de por medio, firmado el martes -un día antes de la asunción- creó un puesto a gusto de Olijela: la Secretaría de Cooperación e Integración Educativa Internacional.
Cerca del Presidente
Rivas todavía no se acostumbra a su nuevo despacho. Y tampoco a su tailleur rosa, estilo Chanel, muy parecido a los que usa Decibe. "Es que siempre ando con pantalones, pero me puse esto para el acto en Gobierno", confiesa, cuando La Nación la visita en su nueva oficina, horas después de la ceremonia de asunción.
Algo pálida, cuenta cómo Ramón "Palito" Ortega se quedó con su banca en el Senado, por la que, asegura, ella luchó "hasta último momento".
"Son cosas que pasan en política. Pero bueno, ahora estoy aquí, para trabajar. Ya empecé a leer los organigramas del ministerio para ver cómo está organizado", suspira, y cuenta que en Tucumán ejerció la docencia.
Pasa por alto los comentarios sobre la fría bienvenida que le espera en Educación. "Se dicen muchas cosas... Pero yo vine acá porque el Presidente me quería en el gabinete, cerca de él", repite.
Aunque en el ministerio no le creen, asegura que no aspira al cargo de Decibe. "No me importan las ubicaciones", insiste.
Cuando se despide, pregunta con ansiedad: "¿Te gustó lo que te dije? No te conté que en el Senado también estuve en la comisión del Mercosur, en la de Salud, en la de Cultura..."
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