
Robos de DNI, un delito que aumenta
Sólo entre 1998 y 1999 desaparecieron 5000 documentos en blanco de los registros civiles del país
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En noviembre último, Carlos María Huergo llegó a Ezeiza tras un viaje de negocios a los Estados Unidos. Cuando pasó el control de Migraciones, un efectivo de la Policía Aeronáutica le dijo que estaba detenido. Lo acusaban de un delito que no había cometido. Y allí, como es obvio, comenzaron sus problemas.
A Carlos María Huergo le llevó más de cuatro horas -las que estuvo detenido- darse cuenta de que le habían robado la identidad.
Su caso, mal que le pese, constituye sólo la punta del ovillo de un delito, como la usurpación de identidad y la falsificación de documentos nacionales de identidad (DNI), que se multiplicó en los últimos cuatro años.
Ocho detenidos
De acuerdo con una investigación realizada por LA NACION, sólo entre 1998 y mediados de 1999 fueron robados 5300 formularios en blanco de DNI de los distintos registros civiles del Gran Buenos Aires y de Mendoza.
Además, el 8 de octubre último, luego de una investigación impulsada por el Registro Nacional de las Personas (Renaper), la División Delitos Complejos de la Policía Federal, desbarató una banda que se dedicaba a falsificar DNI.
Luego de cuatro allanamientos fueron detenidos ocho integrantes de la banda, entre los que figuraban dos empleados del Renaper. La organización tenía 760 formularios de DNI en blanco.
Cuando llegó a Ezeiza, a Huergo lo acusaban de haber abierto cuentas corrientes y carpetas de créditos en 16 bancos. Con esa cuentas corrientes se habían emitido cheques sin fondos con los que se estafaron a varios comercios y empresas.
Desde entonces Carlos María Huergo, con su libreta de enrolamiento en la mano, tiene que explicar hasta el cansancio que él no fue la persona que contrató esas cuentas corrientes y préstamos en los bancos ni había estafado a nadie. Además, cada vez que necesita viajar al exterior debe llegar a Ezeiza cinco horas antes con una carpeta repleta de oficios judiciales, de las partidas de nacimiento de sus padres y la suya para demostrar que él no es la persona que aparece en las órdenes de captura.
"Nunca saqué el DNI y esas cuentas las abrieron con un documento que yo nunca tuve. Lo único que tuve fue una cédula y el pasaporte", explicó Huergo, angustiado.
Según surge de las pruebas aportadas por el comerciante de San Isidro, por una serie de bancos consultados por LA NACION y por el Renaper, efectivamente Huergo nunca realizó trámite alguno para obtener el DNI.
El falso Huergo utilizó un formulario de DNI en blanco, al que le puso los datos del verdadero Carlos María Huergo: edad, fecha de nacimiento, domicilio y el número de la libreta de enrolamiento, pero con la foto suya. Además falsificó los sellos del Registro Civil y el nombre de la funcionaria que lo firmó.
Con ese documento, el falso Huergo cometió varias decenas de estafas.
"Por culpa de este estafador estoy viviendo una pesadilla. Me tratan mal en los bancos. No puedo sacar ningún crédito. Me llaman por teléfono los comerciantes que fueron damnificados por la persona que me robó al identidad y debo explicarles que no soy yo la persona a la que buscan. Me llegaron cartas documento, me inhibieron en todos lados y nadie me dio una solución", relató a LA NACION el comerciante, que vive en San Isidro desde que nació.
De acuerdo con lo informado por un experto en seguridad bancaria de una entidad de primera línea, en 1999, el falso Huergo intentó abrir una cuenta en un banco de Ramos Mejía.
"El estafador entregó un DNI con el domicilio en la calle Dean Funes, en Bernal. Cuando le preguntamos los nombres de sus padres no supo qué contestar y rechazamos la solicitud de crédito. El mismo año, pero unos meses después de este incidente, detuvimos al estafador en nuestra casa central cuando intentó obtener una carpeta de crédito con una certificación de ingresos falsa a nombre de Huergo", expresó el especialista en fraude bancario.
Reclaman penas más duras
Hace siete días, en el microcentro porteño la policía detuvo a un estafador que, luego de usurpar las identidades de cuatro personas distintas concretó una estafa por 180.000 pesos, mediante la apertura múltiple de cuentas con la acreditación de fondos.
Según el especialista en seguridad que trabaja para un banco de primera línea, el delincuente quedó en libertad cuatro horas después de haber sido detenido porque no tenía antecedentes y porque el delito de falsificación tiene una pena mínima inferior a los tres años.
"Los hechos demuestran que existe un volumen importante de DNI falsos en la calle para llegar a plantearnos la necesidad de endurecer las penas sobre este tipo de delito con el objetivo de cambiar la relación costo-beneficio para los delincuentes", expresó una calificada fuente de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA).






