
SIDA: este año probarán una vacuna
El experto dijo que se estudiará en seres humanos una terapia en cuyo desarrollo participaron investigadores argentinos.
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A fines de año podrían comenzar en los Estados Unidos las pruebas clínicas en seres humanos de una vacuna terapéutica -no preventiva- para combatir el SIDA, en cuyo desarrollo participaron investigadores de una empresa argentina de biotecnología, Biosidus.
Lo anunció ayer por la mañana el doctor Robert Gallo durante su exposición magistral en Biolatina 2000, el II Congreso Argentino de Biotecnología y el IV Congreso Latinoamericano.
Aun cuando confesó vislumbrar un futuro oscuro por las amenazas que presenta la epidemia, Gallo, codescubridor del virus del SIDA (HIV) y el primero que logró diseñar un test para proteger los bancos de sangre de la infección, pasó revista a los avances más esperanzadores que en este campo se están realizando en el mundo y, en especial, en su laboratorio del Instituto de Biotecnología Humana de la Universidad de Maryland, en los Estados Unidos.
"Hace cinco años, durante el Congreso Mundial de Vancouver -sostuvo-, los titulares de los diarios afirmaban que la epidemia ya estaba cediendo. Eso era verdad entre los hombres homosexuales.
"Hoy sabemos que la situación de Africa es una verdadera pesadilla, con ciudades que sufren una incidencia de entre el 30 y el 50 por ciento de afectados con SIDA. China podría tener hasta dos millones de afectados. Y hasta en la ciudad donde yo trabajo, Baltimore, algunas zonas alcanzan entre el 5 y el 8 por ciento."
En su disertación, Gallo insistió en que no existe certidumbre acerca del futuro, y coincidió con el Consejo de Seguridad de los Estados Unidos acerca de que el SIDA puede ser una fuerza desestabilizante para la economía mundial. Y para el mundo, a secas.
Número uno: la vacuna
"El SIDA no va a desaparecer. La preocupación número uno de los científicos es encontrar una vacuna que prevenga la infección. Por ahora, no tenemos una segura ni la tendremos antes de seis o siete años, aunque hay varias candidatas y creemos que, tal vez, se podrán combinar dos o tres para que actúen juntas", afirmó.
Una de las inmunizaciones que, a su juicio, tienen posibilidades de resultar efectivas -no para prevenir, pero sí para ayudar a curar la infección con el HIV- es la que actúa sobre una proteína que produce el virus cuando ingresa en el organismo para inactivar el sistema inmunológico: el toxoide TAT .
Justamente, las primeras pruebas en animales y en seres humanos se realizaron con proteína inactivada provista por el laboratorio local Biosidus. Los investigadores argentinos produjeron la proteína TAT en bacterias y la inactivaron para que el organismo la reconozca como un agente externo y bloquee su producción.
"Los ensayos sobre animales vacunados contra el taxoide demostraron que reducen notablemente la cantidad de virus circulantes en la sangre; y los realizados en Bélgica en seres humanos tuvieron buenos resultados. Pero no creo que la utilicemos sola, sino como complemento de los actuales tratamientos", expresó Gallo. Esta vacuna frenaría la progresión de la enfermedad, pero faltan pruebas para saber si podría prevenirla.
Entre los caminos viables para doblegar la epidemia, el científico norteamericano incluyó unas proteínas producidas naturalmente por el organismo, las beta-quemokinas.
"Se sabe que existen más de cien genes que dirigen su producción -explicó Gallo-, aunque nosotros conocemos unos 40 o 50. No conocemos sus funciones, pero sabemos que mueven células de una parte a otra del cuerpo y que cumplen un papel importante en los procesos de inflamación. Hace ya cinco años, mis colegas y yo informamos en la revista Science que algunas quemokinas bloquean el HIV. Son los agentes de la inmunidad natural contra el microorganismo."
Según el investigador, el virus del SIDA necesita las puertas (receptores) que le abren las quemokinas para entrar en las células. El más utilizado es uno que recibe el nombre de CCR5. Hay personas que nacen sin esas puertas : ellos son naturalmente inmunes a la enfermedad.
También hay otros que son inmunes a la infección porque producen dos o tres veces más quemokinas que lo habitual. Un caso particularmente asombroso fue el de un grupo de hemofílicos que recibió múltiples transfusiones de sangre contaminada. Catorce de ellos aún permanecen sanos. No se infectaron de SIDA, pero sí de hepatitis.
"¿Y si naciéramos con la habilidad de producir más quemokinas?", se preguntó Gallo.
A continuación respondió que aunque se podría contemplar el diseño de una terapia con estas sustancias naturales que se producen en horas, serían caras y debería hacerse a través de múltiples aplicaciones, por lo que no las ve como una solución para el Tercer Mundo.
"Sin embargo -aclara-, a mí me gustaría saber cómo podríamos estimular la producción de quemokinas. Por otro lado, habría posibilidades de utilizarlas preventivamente, produciendo supositorios que actuarían durante un lapso muy corto."
El nuevo enfoque
Pero, sin duda, la estrategia más sorprendente entre las que ayer mencionó Gallo es la que él calificó de nuevo enfoque , y sobre la que presentó varias diapositivas y resultados preliminares, que aún no fueron publicados.
"Descubrimos en la orina de las hembras de los roedores y en la de las mujeres que se encuentran en las primeras etapas de embarazo, un factor que destruye las células del Sarcoma de Kaposi (una extraña forma de cáncer vinculada con el SIDA). Lo aislamos y lo llamamos maternina. Luego pudimos comprobar - in vitro y en vivo- que no sólo es anticanceroso, sino que también reprime el HIV, posee efectos radioprotectores y parece ser un poderoso promotor de la formación de células sanguíneas." ¿Una panacea?
El anuncio fue tan inesperado que generó todo tipo de comentarios.
Sin embargo, en una reunión de prensa sostenida a continuación, el científico aclaró que, aunque obtuvo resultados impresionantes, los experimentos con la maternina fueron realizados en pocos animales y todavía tiene problemas metodológicos para estabilizar el preparado, además de que, incluso, no sabe por qué funciona.
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