
Tilcara exhibe su fortaleza
Cultura: un viaje a la Quebrada de Humahuaca tiene como hito fundamental el Pucará, con toda la historia que lo circunda, y un paisaje espectacular con los cerros multicolores.
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HUMAHUACA.- La quebrada de Humahuaca es uno de los sitios a los que se vuelve, o al menos ése es el deseo una vez vistos sus espectaculares cerros multicolores, sus imponentes cardones y de haber experimentado la cordialidad de su gente que conserva modos de vida ancestrales.
Para sentir bien a fondo todo el significado de lo que es vivir en la quebrada, se ha organizado un viaje de valoración del patrimonio cultural y natural cuyo núcleo es la población de Tilcara a 2461 metros de altura. Desde aquí se hacen recorridos por la quebrada y los arroyos adyacentes hasta llegar a las nacientes del río Grande en Azul Pampa.
Planificado y coordinado por la Secretaría de Extensión Universitaria de la UBA, desde donde se parte en micro, el viaje está abierto a todo público, sin límites de edad.
El primer día en Tilcara es de aclimatación. Una caminata por el pueblo para desembocar en el Pucará y el jardín botánico de altura.
El ingreso en esta fortaleza reconstruida se hace por la calle de acceso que conduce a las viviendas y pircas. Aquí se plantea la diferencia de criterios entre la arqueología actual y la que se practicó en los años de la cuestionada reconstrucción de este asentamiento defensivo.
Vegetación generosa
Hoy se busca que la restauración sea reversible, explica uno de los coordinadores, investigador de la arqueología de la zona, y que el trabajo hecho no altere el sustrato original. El otro coordinador, agrónomo, muestra en el jardín botánico las diferencias de la vegetación en los pisos altitudinales, las especies que se van a ver en el viaje, las de uso doméstico y su empleo por el habitante quebradeño; los cardones son los que llaman más la atención.
Al día siguiente la meta es llegar a ritmo tranquilo a la profunda Garganta del Diablo, donde nace el río Huasamayo, afluente del grande en caminata de ascenso siguiendo una senda de herradura entre arbustos y pastizales de altura.
La senda se estrecha hasta que aparecen los profundos y oscuros farallones que señalan el origen del Huasamayo.
Un descenso al fondo hasta donde llega el agua es el momento indicado para comer una vianda de sándwiches y empanadas, descansar un rato para luego emprender por el mismo camino el regreso a Tilcara.
Con sabor regional
Por la noche, la cena en el Hotel de Turismo de Tilcara no tiene secretos; carne, ensaladas, ravioles, postres. pero la noche no termina aquí.
Falta la comida regional: tamales, humitas, el delicioso kalapurka, una especie de guisado muy suave de maíz con carne seca de cordero cortada en tiritas y charqueada, que se termina de cocinar con una piedra caliente en el plato.
Tilcara es un pueblo con marcas coloniales, y sus habitantes llevan las huellas indígenas a flor de piel. Los cañeros son un símbolo de la región
Por la mañana hay que levantarse temprano para visitar los pueblitos más tradicionales. Purmamarca con su cerro de Siete Colores, Humahuaca, Uquía, Huacalera, donde pasa la línea imaginaria del trópico de Capricornio.
Durante la tardes se realiza un recorrido guiado al mercado, mezcla heterogénea de verduras, frutas y carnes y de olores y sabores quebradeños.
Los sabores
Los productos regionales dan lugar a una charla explicativa sobre la utilidad de la papa oca, el maíz morado, el mote, la quinua, cómo se preparan y qué sabor tienen.
Una de las quebradas adyacentes que desembocan en el río grande, la de Quitacara conduce entre cardones, breas, sumalaguas a internarse en el cerro de Siete Colores para descubrir como es por detrás esta pintoresca formación que rodea a Purmamarca.
En la quebrada de Huichaira, al oeste de Tilcara, llama la atención un enorme huancal, arenal rojizo acumulado por el viento con material producto de las condiciones de sequedad y del tipo de suelos desérticos.
Azul Pampa, a tono
Entre la nada: en medio de un paisaje desolado, donde abundan los arbustos achaparrados, aparece una escuela que educa a veinte niños puneños.
La culminación del viaje es Azul Pampa a 3800 metros de altura, paraje que tiene especial significado porque aquí nace la quebrada de Humahuaca y el río Grande que la surca.
Los habitantes se reúnen alrededor de la iglesia y viven del cultivo de la papa, quinua y la cría de cabras, ovejas y llamas.
En medio del altiplano desértico con algunos arbustos achaparrados se levanta una escuelita apadrinada por la UBA, donde funciona un solo grado con veinte alumnos que charlan con la gente, comparten el día jugando al fútbol o redactando leyendas y cuentos regionales.
El programa todo incluido, transporte en micro desde la UBA, alojamiento en el Hotel de Turismo, comidas, excursiones, caminatas, charlas explicativas de dos horas cada día, cuesta 400 pesos.
Información
Para consultas y mayores informes, comunicarse por el 245-7257 o el 231-7730.
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