
Una banda asesinó a un policía en San Martín
Le dispararon con armas de guerra
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LA PLATA.- Un policía murió y otro resultó herido en un tiroteo con al menos cuatro delincuentes armados con un fusil M16, un lanzagranadas, pistolas 9 mm y chalecos antibalas, informaron fuentes judiciales y policiales.
Uno de los maleantes fue detenido y los otros tres continuaban prófugos al cierre de esta edición. El tiroteo fatal ocurrió ayer en Villa Ballester, partido de San Martín. Y uno de los prófugos, según fuentes de la investigación, habría estado escondido en una casa del barrio, cerca de donde fue asesinado el policía, con el propietario de la vivienda como rehén. Esperó hasta que el último policía se fuera, entonces escapó.
Eso ocurrió cerca de las 19. El hecho había empezado a las 11.20, en la esquina de las calles Ascasubi y Carlos Calvo, en Carapachay, partido de Vicente López. Allí se detuvo un abogado penalista, que conducía una camioneta Musso 4x4 bordó, frente a un semáforo en rojo. Un vehículo blanco, aparentemente un Fiat Duna, se ubicó adelante de la camioneta, y del auto se apearon dos hombres: tenían un M16, un lanzagranadas y dos pistolas 9mm, una Glock y una Smith & Wesson. Otros dos hombres quedaron en el Duna. Un vecino vio cómo el abogado era obligado a bajar del asiento delantero de la camioneta y a subir en el trasero. El vecino llamó al número telefónico de emergencias 911. A unos 200 metros, la camioneta se detuvo y uno de los malhechores se pasó al asiento trasero, con el rehén.
Los delincuentes, en la camioneta y el Duna, fueron hacia el partido de San Martín. Según las fuentes, ya eran perseguidos por la policía cuando en Villa Ballester, en la calle Paraná, antes de cruzar la villa miseria La Rana, liberaron al abogado.
Y continuaron por Paraná. En Paraná entre Marengo y Córdoba, a siete cuadras del asentamiento y a cuatro de la estación Malaver, la 4x4 se detuvo. Una camioneta de la policía que venía detrás tuvo que esquivarla y terminó en la vereda. Los maleantes empezaron a disparar contra los policías de la camioneta: el oficial Gustavo Farías, de 36 años, y el teniente Domingo Quintana, de 55, ambos de la comisaría 8a. de San Martin.
Muerte en el acto
Farías murió en el tiroteo; recibió dos balazos en la cabeza. Le habían tirado con el M16. El policía tenía cinco hijos. Quintana resultó herido. Anoche, según el Ministerio de Seguridad bonaerense, permanecía internado en el hospital Churruca, fuera de peligro.
Los delincuentes abandonaron el M16 y la Glock en la camioneta. Corrieron hacia la calle Marengo, contaron los vecinos. Los disparos continuaron. El auto blanco dobló en Córdoba, y pudo perder a la policía. Los otros delincuentes continuaron corriendo, por Marengo. Se oyó una explosión: una granada. Había estallado en el estacionamiento de la clínica Santa María, en Marengo 4080. Los maleantes corrieron hacia la calle Córdoba. En el 3854 de esta calle, la policía encontraría luego el lanzagranadas y manchas de sangre.
La dueña de casa dijo a LA NACION: "Mi vecino me contó que uno le apuntó y lo obligó a entrar en la casa. Era el delincuente herido. De ahí saltó al patio de la casa de mi abuela. Rompió la parra, subió por las escaleras y se escapó por las terrazas".
A esa altura, los melhechores se habían separado. A uno lo detuvieron en el lavadero de una casa; según los investigadores, tenía una pistola 9mm Smith & Wesson que al parecer había sido robada en octubre de 2003, cargadores, varios proyectiles, un chaleco antibalas y guantes. Este sospechoso fue identificado como Ariel Osvaldo Mollar, de 28 años. El otro, según fuentes del caso, se escondió en una casa situada en Joaquín V. González y Córdoba. Cuando llegó el dueño, lo amenazó de muerte y lo maniató. El delincuente esperó. La policía, en tanto, continuó buscando a los prófugos durante la tarde. Caminó por los techos del vecindario, entró en las casas. Pero no tuvo éxito.
Cerca de las 19, ya no había policías a la vista. Fue entonces cuando el delincuente que se había escondido en una casa, con un rehén, finalmente escapó. Y al cierre de esta edición, el número de detenidos no había aumentado.





