
Primeras experiencias con una conexión ADSL
No es económico, pero anda muy bien
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Uno simplemente no está habituado. Después de una década de estar en línea y seis años de recorrer la Internet a bordo de un módem analógico, el contar con una conexión DSL desorienta. Bajar un archivo de 10 MB en menos de un minuto y estar 24 horas por día conectado no termina de entrar en nuestro estilo ciberespacial signado por el claustrofóbico cálculo de los pulsos telefónicos que -sabemos- se acumulan inexorablemente.
De turistas y ciudadanos
Las siglas DSLvienen de Digital Subscriber Line y es, brevemente, una forma mucho más rápida de conectarse a Internet sin límite de tiempo y sin ocupar la línea para llamadas de voz convencionales.
En la Argentina, la variante más divulgada es la ADSL, donde la A viene de Asimétrica ; esto significa que es más veloz para bajar datos que para enviarlos. Por ejemplo: si contrata un servicio a 256 Kbps, esa cifra indica la velocidad a la que bajarán archivos, películas o páginas Web. Al enviar datos, irán a la mitad, 128 Kbps.
Mi propósito era probar el sistema, sin mayores expectativas. La tecnología DSL es muy nueva y no es fácil encontrarla bien aplicada. Esperaba que funcionase bien, pero no a la velocidad anunciada, y que tuviera cortes más o menos regulares. A fin de cuentas, si mi anterior proveedor de Internet -una corporación multinacional- nunca había podido solucionar las caídas espontáneas del 0610 tras dos años de reclamos, ¿qué podía esperar del ADSL? La primera señal de que quizá me estaba equivocando llegó cuando instalaron el router (mejor conocido como módem ADSL). El técnico no sólo llegó a la hora pactada, sino que además sabía lo que estaba haciendo. Bueno, a 120 pesos por la instalación, no podía esperar menos. Pero considerando que el módem se entrega en consignación y que la instalación de los cables y el software es muy simple, no entiendo todavía dónde se fueron esos 120 pesos. Algo me dice que dentro de no mucho las compañías renunciarán a ese canon (como ya hacen algunos proveedores norteamericanos), al tiempo que la cuota caerá por un precipicio. Siempre ocurre lo mismo.
Para ganar perspectiva, mientras el técnico terminaba de ajustar algunas cosas, recordé que seis años atrás había pagado 75 dólares por el derecho de admisión al proveedor de Internet.
Esa noche, a la hora pico usual (después de las 20) fui al sitio de Microsoft y bajé un archivo de 11,2 megabytes (el paquete DirectX 8a ). No lo necesitaba, pero quería probar la velocidad, y Microsoft tiene un sitio que no impone límites para los downloads (bajada de archivos). Fue tan rápido que no podía ser. Dije: "Esto está en el caché del navegador o algo por el estilo". Así que busqué algún archivo de esos que uno nunca baja de la red y volví a probar. ¡Caramba! De nuevo lo mismo. Quedé impresionado.
En los días siguientes, probé muchas cosas y descubrí que ahora la velocidad de los servidores a los que uno se conecta tiene un peso decisivo. Por ejemplo, al bajar el nuevo StarOffice 6 (beta) del sitio de Sun Microsystems, la velocidad no superó los 8 Kbps, con lo que tardó más de tres horas.
Eso sí, no fueron 3 horas de gasto telefónico y además pude hacer otros downloads muy rápidos simultáneamente. Por ejemplo, el nuevo Netscape 6.2 a unos 152 kilobits por segundo.
El costo del servicio es alto, un poco más de 70 pesos por mes, pero sin gastar en teléfono, aunque las llamadas de voz se cobran aparte. A esto deben sumarse los 120 pesos de la instalación (insisto, todavía no sé en qué los gasté).
Así que por ahora el ADSL tiene sentido para los que estábamos en línea durante muchas horas por día. En mi caso, paradójicamente, esta tecnología me ayuda a reducir los costos de conexión, ya que mi proveedor anterior no era precisamente barato y mis gastos telefónicos trepaban a cifras siderales cada bimestre. Pero para que ocurra algo así hay que tener una necesidad (o un interés) de estar en línea casi siempre.
En cuanto al funcionamiento fue prácticamente perfecto. Pero cada tanto el router ADSL se cuelga y hace falta reiniciar la máquina, apagarlo durante 30 segundos y volverlo a encender. Pero sólo ocurrió un par de veces en diez días continuos de uso, sin apagar la máquina y sin desconectarme.
En total, el DSL está aquí y por ahora parece gozar de buena salud.No sé qué ocurrirá cuando empiecen a sumarse abonados.En teoría, la tecnología da para que no haya problemas, pero también es responsabilidad de las empresas no dormirse en los laureles. En el nivel personal, produce un cambio sustancial.Si hasta ahora uno hacía turismo en la Red, ahora empieza a sentirse un ciudadano.






