¿Usás prestado el Wi-Fi del vecino? Mirá cómo te ubicás en un ranking internacional
Una encuesta internacional busca la respuesta a una pregunta: ¿es igual de común en todos los países entrar a internet usando una conexión ajena?
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Es muy tentador, está ahí y uno siente que al final no le hace daño a nadie. Si es chequear un mensaje nomás, y total parece no estar usándola, así que: ¿por qué no colgarse de un Wi-Fi vecino? La pregunta, que uno asociaría con la viveza criolla, es en realidad un tema internacional, como muestra esta encuesta global de Statista, el sitio conocido por publicar estadísticas de todo tipo, y facilitar la creación de gráficos alusivos, y que ahora tiene su propia división de estadísticas.
Así, la firma armó una encuesta global sobre una gran cantidad de temas, y una de las preguntas fue si usás una conexión ajena (de un vecino o del dueño del lugar donde vivís) para acceder a internet. Y publicó los resultados para un puñado de países, incluyendo la Argentina, donde el 10% de las personas que respondieron (entre 1000 y 7000) dijeron aprovechar accesos a internet ajenos en forma asidua para entrar a internet.

Pero hay más: mientras que casi ninguno de los estadounidenses, brasileños o españoles que participaron en la encuesta tenía ese hábito (menos del 5%), en otros países es una práctica bastante más habitual: el 14% de los mexicanos encuestados, el 16% de los neerlandeses y un sorprendente 28% de los japoneses que respondieron la encuesta dijeron entrar a internet usando un acceso que no es suyo.
Aquí cabe marcar dos aspectos. Uno, la falta de ciertas precisiones en la encuesta, que no discriminaba entre vecinos y dueños del edificio (que podían estar brindando un acceso a internet como parte de las expensas) ni si, más importante, el acceso era autorizado (es decir, prestado en forma consciente), o si esas personas aprovechan algún desliz, como una conexión Wi-Fi abierta, o haber escuchado la clave (o haber usado la conexión en algún momento y luego aprovechar que cuentan con un acceso que sigue abierto para esos equipos). O, como lo describe la gente de Statista, “ya sea tocando a la puerta de los vecinos y pidiéndoles amablemente su contraseña o usando su red sin que lo sepan”.
Dos, que en general, y salvo que sea de alguien conocido y confiable, no es una buena idea andar colgándose de redes ajenas; primero, porque le quitamos ancho de banda a la persona que paga por el servicio; y segundo y más importante (sobre todo si es un desconocido) porque muchos ladrones informáticos dejan redes abiertas (o con claves débiles) para atraer a sus presas y forzar la instalación de malware, montar sitios falsos para hacer phishing o, simplemente, espiar nuestros hábitos online.
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