Londres de película: cinco locaciones imperdibles
1. Tras las huellas de Mary Poppins
Aunque la calle Cherry Tree Lane exista realmente en el Gran Londres, no hay ninguna casa particular con el número 17. Sin embargo, esa es la dirección que le dieron PL Travers y las dos películas de Disney a la morada de la familia Banks.
La calle queda en Rainham, un suburbio del este de la capital británica. Demasiado lejos y sin conexión real con la historia, no entra en las visitas guiadas de los tours Mary Poppins.
La nueva película, como la anterior, fue filmada en estudios en Hollywood, pero se hicieron muchas tomas en Londres para ubicar la historia y varios monumentos son bien reconocibles. Entre ellos la Catedral St. Paul (y sus palomas) y el Bank of England.
Al mismo tiempo se puede caminar hasta la casa donde vivió un tiempo PL Travers, la autora del libro, cuando residió en Londres. El edificio se encuentra en Chelsea (50 Smith Street), pero sus lectores prefieren ir al Aqua Shard: allí se organiza un té temático de 13 a 17 hasta el mes de julio, con tazas de porcelana que llevan la efigie de Mary Poppins.
Mientras tanto, quienes visiten Londres a fin del año ya pueden reservar sus asientos para la comedia musical, que vuelve a los teatros del West End. Y como Mary Poppins no sería ella misma sin paraguas ni sombreros, la visita tiene que incluir paradas en dos negocios emblemáticos: Lock & Co. Hatters (el sombrerero más antiguo del mundo) y James Smith & Sons, el paraíso de los paraguas.
La agencia Britmovietours organiza una caminata de dos horas en los zapatos de Emily Blunt. Los guías prometen muchas anécdotas, secretos de producción y hasta revelar lo que significa supercalifragilisticoespialidoso… britmovietour.com
2. En busca del mágico mundo de Harry Potter
Una generación entera de muggles tuvo una cita anual con Harry Potter, sea por medio de la publicación de nuevos libros o el lanzamiento de las películas de la saga.
Gracias a JK Rowling, Londres es la ciudad que esconde en algunas de su calles más anodinas las entradas al Ministerio de la Magia y a Diagon Alley. No hace falta ningún marauder map para llegar a los lugares más emblemáticos.
El recorrido empieza, por supuesto en el andén 9 ¾ de la estación King’s Cross, donde un carro de valijas está a punto de traspasar la pared. La afluencia es tal para sacarse fotos que unos comerciantes despiertos abrieron una tiendita a metros de esta escena. Al momento de salir, los que miren atentamente la fachada de la estación vecina, St. Pancras, le encontrarán un no-sé-qué de conocido: porque es en realidad este frente el filmado para representar la estación a la cual acuden los pasajeros del Hogwarts Express.
Otros de los imprescindibles son la Embajada de Australia (el banco Gringotts), la casa de los reptiles del zoológico (donde Harry habla por primera vez en pársel), el Claremont Square y sus casas (una de ellas es la de Sirius Black), el Puente del Milenio (en la película Harry Potter y el Príncipe Mestizo fue destruido por los mortífagos) o Leadenhall Market (una espléndida galería cubierta de estilo victoriano donde fue ubicada Diagon Alley en las películas).
Además de las locaciones dentro de la ciudad, están los estudios Warner Bros de Leavesden, en las afueras. Allí, los sets de filmación fueron conservados: el gran comedor de Hogwarts, la habitación de la torre de Gryffindor donde duermen Harry y Ron, y la oficina de Dumbledore, entre otros. bstudiotour.co.uk
3. Del Perú a Londres con El oso Paddington
En algún rincón de la estación de Paddington hay una estatua de bronce del oso que lleva su nombre. No podía faltar este homenaje para un personaje muy famoso y querido en el Reino Unido desde hace medio siglo, que las nuevas generaciones descubrieron gracias a nuevas películas durante los últimos años.
El oso llegó del Perú y fue adoptado por la familia inglesa que lo recogió sobre un andén de la estación de Paddington. Es el personaje principal de más de veinte novelas que fueron llevadas al cine y hasta una serie televisiva. La popularidad del personaje generó un tour oficial, que incluye la estación de trenes (con su infaltable tienda de merchandising) y termina en Portobello y su mercado, donde está ubicada la tienda de antigüedades del Sr. Gruber en la ficción.
Los que quieran seguir las huellas del osito por su cuenta tienen que armar un circuito que pasa por el Museo de Historia Natural (donde trabaja la mala de la película y transcurren algunas escenas), el Palacio de Buckingham (donde los chicos se preguntarán si los guardias esconden realmente un bocadillo bajo su gorro de piel de oso) y la calle Crescent Chalcot, en Primrose Hill, cerca del Regent Park y del zoo. Es donde fue situada la dirección ficticia de Windsor Gardens, donde viven los Brown, la familia que adopta a Paddington.
El oso llegó en 1958 a la estación de Paddington y desde entonces tiene varios homenajes dentro del edificio. Además de la estatua, hay un banco pintado con su figura y una placa recuerda su llegada. Pero el lugar preferido de los chicos es la tienda, única en el mundo. Gracias a las películas el osito volvió a ser tan famoso y querido como en los años 60.
4. Again and again: enamorarse de Notting Hill
El romance entre Julia Roberts y Hugh Grant en la película generó un boom de visitas y convirtió al barrio en el más romántico de Londres. El mercado de pulgas, los anticuarios de Portobello Road y fiestas como el carnaval son los demás motivos para visitarlo en cualquier momento del año.
Mientras muchos limitan el recorrido al mercado de Portobello, el resto de Notting Hill y sus coloridas fachadas encierran muchas sorpresas. La paleta de colores pastel del barrio se aprecia, por ejemplo, en la pequeña Hillgate Street y mejor aún en su paralela, Callcott Street. Las casas son idénticas y se suceden una tras otras, como si hubieran sido construidas a propósito para la película. No son calles muy concurridas y las parejas que las caminan en busca del romanticismo del film las tienen todas para ellos. No es el caso de Portobello y sus boutiques, que los viernes y sábados es un mundo de gente que curiosea en las tiendas de antigüedades, las librerías, las heladerías y los cafés.
Vale la pena escaparse del mainstream para indagar en las laterales, como Colville Terrace o Lancaster Road. Durante el paseo por Notting Hill aparecen las direcciones principales de la película: el 91 de Lansdome Road, el 280 de Westbourne Park road (la famosa puerta azul), el 141 de Portobello Road (la librería es ahora una tienda) y el cruce de Portobello con Westbourne Park, para tomar un café y esperar un flechazo en uno de los bares cercanos…
Es un barrio con muchas facetas. Lo mejor es caminarlo y dejarse llevar por las corazonadas. Se recomienda empezar el recorrido por las estaciones de subte Notting Hill Gate o Holland Park. Mucho mejor, si es en un día de sol.
5. Por aquí pasó James Bond
Aunque sus aventuras lo lleven por todo el mundo, Londres siempre está presente. El Reform Club es uno de los rincones de la ciudad que se ve en varias ocasiones (como en Quantum of Solace y Die another day). Se trata de una institución privada a la que solo sus miembros pueden ingresar, por eso la visita de cinéfilos se limita a la fachada y los jardines.
A pasos del club, el Admirality Arch es un majestuoso monumento que marca el punto de partida del Mall y fue la sede de la Royal Navy. Ian Fleming, el "padre" de James Bond, fue oficial en la institución y conocía bien este lugar. La sede del M16 en The Living Daylights está sobre la vecina plaza de Trafalgar Square, al igual que la National Gallery, donde nos espera una insólita anécdota: en la sala 39, el retrato del Duque de Wellington apareció en una escena de James Bond contra Dr. No, filmada en 1962. La obra que se ve en la película es en realidad una copia burdamente hecha durante una sola noche, ya que el original había sido robado un año antes.
También en Trafalgar Square, el Corinthia es un hotel de lujo que fue utilizado como sede del M16 en varias películas. Nació como hotel a fines del siglo XIX, durante las dos guerras mundiales se usó con fines militares y parte de la operación Overlord fue preparada allí.
Los verdaderos fans incluyen también una vuelta por el Museo Ripley’s Believe it or Not de Piccadily Circus. Allí se presentó la primera película de la saga, en 1962. Luego van al London Film Museum de Covent Garden para ver la exposición Bond in Motion, una impresionante colección de vehículos y de artefactos utilizados por el agente secreto. londonfilmmuseum.com