Argentina "nunca" se opondrá a inversiones en Uruguay a pesar de "inquietudes" ambientales
El gobierno argentino "nunca se opondrá a las inversiones", dijo este miércoles en Montevideo su canciller, Pablo Quirno, tras plantear a su par uruguayo las "inquietudes" de Buenos Aires sobre el proyecto de instalar una...
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El gobierno argentino "nunca se opondrá a las inversiones", dijo este miércoles en Montevideo su canciller, Pablo Quirno, tras plantear a su par uruguayo las "inquietudes" de Buenos Aires sobre el proyecto de instalar una planta de hidrógeno verde en una zona fronteriza.
El proyecto de la multinacional HIF para generar hidrógeno mediante energías renovables dio su primer paso días atrás con el visto bueno del gobierno, necesario para comenzar su evaluación.
Con una ubicación proyectada en Paysandú (norte), a pocos kilómetros del río Uruguay, frontera natural con Argentina, el proyecto genera preocupación en Buenos Aires por su posible impacto ambiental.
Uno de los principales puntos que plantea el gobierno argentino es el posible impacto de la planta en las aguas del río Uruguay.
Aunque a lo que el gobierno argentino "no se va a a poner nunca es a la inversión", dijo Quirno.
"Nuestros países necesitan inversión para crecer, no hay ninguna duda de eso", añadió en una rueda de prensa conjunta con su par uruguayo, Mario Lubetkin.
Tras la reunión bilateral, Quirno dijo que ambos países tienen "diálogo abierto para expresar inquietudes".
Uruguay "inicia un proceso que va a ser largo", dijo Lubetkin, para llegar a aprobar este proyecto, que contempla una inversión de cerca de US$4.000 millones, una de las más grandes de la historia del país.
Montevideo y Buenos Aires tuvieron roces diplomáticos en el pasado por la instalación de plantas de producción cerca del río Uruguay.
En 2010, ambos países pusieron fin a un conflicto por la instalación de una planta de celulosa en Uruguay, cerca del río compartido.
El presidente uruguayo que manejó este encontronazo, Tabaré Vázquez (2005-2010), dijo, cuando ya no estaba al frente del gobierno, que incluso consideró la posibilidad de un conflicto armado con el país vecino.
Esta obra le valió al gobierno uruguayo un prolongado conflicto con grupos ambientalistas.
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