Chile vuelve a las urnas para el pulso presidencial entre una comunista y un ultraderechista
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SANTIAGO (AP) — Los chilenos acudirán el domingo a las urnas para una segunda vuelta en la que elegirán a su gobernante para los próximos cuatro años a la que el ultraderechista José Antonio Kast llega como favorito.
Kast, líder del Partido Republicano y uno de los principales referentes de la extrema derecha latinoamericana, se enfrenta a la abanderada del oficialismo Jeannette Jara, la primera comunista en encabezar una lista única que aglutina a todos los sectores de la izquierda y centroizquierda chilenas.
Según las encuestas, Kast se sitúa con una ventaja de entre 15 y 20 puntos sobre Jara.
En su tercera postulación a La Moneda, el veterano político se ganó la simpatía del electorado con su promesa de instaurar un “gobierno de emergencia” de tolerancia cero con el crimen organizado y la inmigración irregular —las dos mayores preocupaciones de los chilenos—.
“Esta es una cruzada para recuperar la paz, el orden y la justicia en nuestro país”, aseveró en su masivo cierre de campaña el jueves.
Hace cuatro años el republicano llegó a acariciar el sillón presidencial pero fue derrotado en el balotaje por el actual mandatario Gabriel Boric, al ser delatado por sus posturas consideradas por muchos como extremas, como su oposición al matrimonio igualitario, el aborto, la reducción de la jornada laboral o su complacencia con la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Sin embargo, este año poco o nada se ha hablado de temáticas sociales en la carrera presidencial.
“Fue una campaña bastante pobre”, evaluó en diálogo con The Associated Press la politóloga Claudia Heiss, de la Universidad de Chile. “Los dos candidatos han tratado de apuntar a lo que se considera como las agendas prioritarias y eso de alguna manera desdibuja las diferencias entre ellos”.
En los últimos años Chile ha pasado por transformaciones profundas y fue testigo de fenómenos hasta entonces desconocidos para esta nación de 18,5 millones de habitantes. Entre ellos, el ingreso de violentas bandas del crimen organizado y un flujo sin precedentes de inmigrantes, en especial venezolanos.
En ese caldo de cultivo se disparó la delincuencia, apuntada como el mayor temor por dos tercios de los chilenos según el informe Preocupaciones del Mundo divulgado en noviembre por IPSOS, que cada mes recoge la percepción de unas 25.000 personas en una treintena de países.
A su vez un 40% dijo preocuparse por la inmigración sin control, a la que muchos apuntan como el detonante del aumento de la violencia urbana.
“No me gusta el extremo, pero lamentablemente necesitamos una política de choque”, dijo a AP el ingeniero de sistemas Gonzalo Rosado. “Chile tiene que mostrar su fortaleza y éste es el momento”.
Entre las principales promesas de Kast figuran la deportación masiva de los cerca de 330.000 inmigrantes indocumentados que actualmente residen en Chile y una mayor autonomía a las fuerzas de seguridad, como la policía y el ejército, para contrarrestar el poderío de los narcos.
En la otra punta se sitúa Jara, exministra del Trabajo de Boric y quien promete “medidas contundentes” para aplacar el crimen y la migración irregular, pero también busca dar continuidad a una serie de beneficios sociales que impulsó en sus años al frente de la cartera, entre ellos una semana laboral más corta, una jubilación más generosa y un ingreso mínimo más alto.
Para ello propone endurecer la política migratoria, empadronar a los extranjeros sin documentos y combatir el narcotráfico a través de incursiones policiales y rastreando el dinero que lo financia, al paso que también se plantea impulsar reformas sociales que no han avanzado en los últimos años en el Congreso.
Jara es la primera comunista en encabezar una candidatura única que engloba todos los sectores progresistas de la política chilena, aunque su militancia de casi cuatro décadas en el Partido Comunista también ha jugado en su contra, ya que muchos han mostrado resistencia en apoyarla, sobre todo desde los sectores más centristas.
“Es el peor de los dos mundos”, opinó el venezolano Claudio González, en Chile desde 2021 y que trabaja como conductor de Uber, todavía a la espera de regularizar sus papeles.
Por otro lado, los orígenes humildes de Jara —creció en una población en las afueras de Santiago y fue la primera en su familia en ingresar a una universidad— y su tono cercano hizo que muchos se identificaran con su trayectoria y viesen en su candidatura un camino para atajar la desigualdad en uno de los países más desiguales del mundo.
“Yo también crecí en una población, recién ahora puedo decir que tengo cierto privilegio de salir de la casa, a veces cenar fuera. Entonces su historia es un ejemplo”, afirmó la profesora Alicia Varas.
A lo largo de su campaña Jara repitió una y otra vez que tan importante como llegar “tranquilos a casa” es que la gente pueda también “llegar a fin de mes pudiendo pagar sus cuentas... Esas dos seguridades son mi compromiso con ustedes”.
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