Se cumple un nuevo aniversario del nacimiento del hombre que convirtió su apellido en un ícono del automovilismo mundial y a sus autos en objetos de culto y de deseo
"La muerte destruirá mi cuerpo, pero mis creaciones me sobrevivirán en los años venideros". Difícilmente alguien no vincule el nombre Ferrari a las imponentes máquinas que hoy se producen en Maranello, Italia. Por eso, entre otras cosas, el tiempo le terminó dando la razón a Enzo Anselmo Ferrari, el dueño de aquella afirmación, quien el 18 de febrero hubiese cumplido 122 años (más allá de que su acta de nacimiento dice que nació el 20, debido a que un temporal de nieve en el norte italiano impidió inscribirlo el mismo día).
Mucho debió esforzarse el nacido en Módena para que sus criaturas se convirtieran en estos vehículos conocidos en el mundo entero, admirados por la mayoría y que están reservados, en muchos casos, para unos pocos.
La Primera Guerra Mundial, cuando tenía 16 años, marcó el camino de la vida de Ferrari. Cuando era muy pequeño, su padre Alfredo y su hermano mayor Alfredino, quienes estaban en el ejercito italiano, murieron producto de fiebre tifoidea. Más tarde, Enzo también debió alistarse a las tropas peninsulares –en su caso, en la 3ª División de Artillería Alpina– y si bien estuvo al borde de perder la vida producto de una pleuresía el destino fue muy diferente.
El conflicto bélico también incidió en el futuro de la empresa familiar, una pequeña compañía de ingeniería de metal que entró en bancarrota tras la guerra. Con su fin, en noviembre de 1918, Ferrari comenzó a edificar lo que con el tiempo se convertiría en un ícono mundial. Sin saberlo, Alfredo sembró en su hijo la semilla que fertilizó con el tiempo. Concurrir a ver una carrera al circuito de Vía Emilia en Bolonia despertó en Enzo su pasión por los autos, especialmente por los de competición. Insistente, no se amilanó ante varias negativas (entre ellas, el rechazo para ingresar en Fiat pese haber llegado con la recomendación de un superior del Ejército que conoció en la guerra) y fue tras su sueño. Fue así cómo llegó, luego de trabajar como piloto de pruebas y como piloto de competición en Costruzioni Meccaniche Nazionali, a incorporarse en 1920 a Alfa Romeo (luego acérrimos rivales) donde fundó, nueve años más tarde, la Scuderia Ferrari, una subdivisión de Alfa Romeo dedicada a la competición con Enzo a la cabeza. Ahí ocupó todo tipo de roles: desde la modificación de los autos hasta ser el encargado de probarlos y correrlos.
La Segunda Guerra Mundial volvió a resquebrajar las ilusiones de Ferrari. Al iniciarse el conflicto, en 1939, Alfa Romeo y Ferrari separaron sus caminos y el 13 de septiembre de ese año nació Auto Avio Costruzioni.
Ya mudado de Módena a Maranello, y tras reponerse del doble bombardeo que sufrió la fábrica durante la guerra, comenzó la historia de Ferrari como tal. El primer auto creado por la mítica compañía fue el Auto-Avio Costruzioni 815 el cual, paradójicamente, fue el único que no tuvo el apellido de su mentor y con lo cual cumplió con lo pactado con Alfa Romeo en su separación: no utilizar el nombre Ferrari para sus máquinas por lo menos durante cuatro años. Para esa creación se asoció con Enrico Nardi quien, junto a Alberto Massimino, fueron los artífices de los primeros coches Ferrari, con los que la marca comenzó a ganar terreno en el ámbito de las competencias.
"Parece increíble que Enzo Ferrari naciera en el siglo XIX. Su enseñanza es más actual que nunca, y su modernidad es absoluta. Era un hombre con capacidad de visión, tenía un don fuera de lo común para gestionar los recursos y las personas, además de un gran espíritu emprendedor y un valor extraordinario. La profunda huella que ha dejado en el mundo es motivo de orgullo para Ferrari y para toda Italia", expresó Sergio Marchionne, presidente y consejero delegado de Ferrari, en la inauguración de la muestra fotográfica que se desarrolló en el Museo Enzo Ferrari de Módena, recinto que se edificó en la casa natal del creador de la marca para homenajearlo, en aquel momento, por los 120 años de su nacimiento. En la exposición lo retrataron en diferentes etapas de su vida: su infancia, recorriendo su carrera de piloto, de manager y de constructor, junto a legendarios campeones del automovilismo, como Tazio Nuvolari, Eugenio Castellotti y Gilles Villeneuve, la gran debilidad de Don Enzo.
Primera victoria, con un argentino
Aunque sus primeros pasos en la competición los dio en pruebas dentro de Italia (como por ejemplo la encumbrada Mille Miglia) y en algunas competencias icónicas como las 24 Horas de Le Mans, el Cavallino Rampante fue adquiriendo una importancia significativa en la Fórmula 1 –categoría que con el correr de los años fue creciendo hasta convertirse en la máxima referencia automovilística– y, con eso, en el automovilismo todo.
Un ladrillo en esta construcción exitosa que la casa de Maranello fue elaborando lo aportó un argentino. Se trató del arrecifeño José Froilán González quien le permitió a la Scuderia obtener la primera victoria en la F1. Fue el 14 de julio de 1951, en la duodécima prueba de la categoría. El éxito adquirió mayor importancia porque se logró en Silverstone, sede del Gran Premio de Gran Bretaña. "Esa primera victoria fue una alegría muy grande para Ferrari. El enfrentamiento con Alfa Romeo era muy grande. Ellos eran de Milán y nosotros de Módena. Ellos tenían plata y a nosotros no nos alcanzaba ni para ir a probar a Monza, que estaba al lado nuestro. Fue el triunfo más importante de mi vida", expresó en más de una oportunidad el recordado Froilán.
El valor que tuvo para Enzo Ferrari ese triunfo del argentino se reflejó en el cariño y respeto que siempre manifestó por el Cabezón. Quienes fueron testigos afirman que cada vez que Froilán González visitó las instalaciones de Ferrari no necesitó más que un par de minutos para ser recibido por Don Enzo. "Es verdad, era al único al que no le hacía problema para entrar", reconoció el argentino.
Cuando se logró aquel primer éxito, Il Commendatore –apodo que se ganó Ferrari en 1927 cuando fue nombrado Commendatore por el Estado italiano en reconocimiento a los servicios prestados a su país en el área de la competición, lejos debe haber estado de imaginarse que su equipo se convertiría en un pilar fundamental en la F1. En la actualidad Ferrari posee el privilegio de ser el único equipo que ha participado en los 68 campeonatos mundiales, lógicamente el que más grandes premios lleva disputados (949) y, pese a que tuvo una sequía de 21 años sin lauros, es el que más victorias ha logrado (229), el que más campeonatos de pilotos acumula (15) y el que más títulos de constructores suma (16).
Además, fuera de la F1, Ferrari –que desde 1969 le pertenece al Grupo Fiat en un 50 por ciento–, también posee grandes logros. Entre otros: 14 campeonatos del mundo de Marcas Sport, nueve victorias en la 24 Horas de Le Mans, ocho en la Mille Miglia y siete en la Targa Florio.
Los 15 títulos de pilotos que posee Ferrari en la Fórmula 1 se obtuvieron entre nueve protagonistas. En esa lista, se encuentra el argentino Juan Manuel Fangio quien lo logró en la temporada 1956. El primero en hacerlo fue el italiano Alberto Ascari (1952 y 1953); luego le tocó el turno al balcarceño y completan la lista el británico Mike Hawthorn (1958), el norteamericano Phil Hill (1961), el inglés John Surtees (1964), el austríaco Niki Lauda (1975 y 1977), el sudafricano Jody Scheckter (1979), el alemán Michael Schumacher (del 2000 al 2004) y el finlandés Kimi Raikkonen (2007).
Legado vigente
El 14 de agosto de 1988, a los 90 años, la vida de Enzo Ferrari se apagó. Pero, como él mismo lo dijo, sus criaturas sobrevivieron en los años siguiente y lo harán, con seguridad, por mucho tiempo. ¿Acaso puede uno imaginarse a un automovilismo sin un coche Ferrari? Difícilmente.