
La Mazda Drifter cumple bien su función como un vehículo de trabajo de bajo mantenimiento
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Las razones de ser de las pickups doble cabina 4x4 son variadas. Primero, no deja de ser un vehículo utilitario. Esto es, aunque la caja de carga es limitada en sus dimensiones, la capacidad de transporte se mantiene casi intacta. Segundo, la doble tracción, es obvio decirlo, les permite circular por terrenos ásperos y complicados. Tercero, el habitáculo con dos filas de asientos indudablemente entrega un espacio para la gente superior al de una pickup de cabina simple. En suma, un diseño versátil.
Estas características están presentes en la Mazda B2900 Drifter, una clásica pickup mediana de inconfundible diseño japonés desde lo estético (tanto exterior como interior) y también desde un concepto de robustez y confiabilidad que son característicos de los productos provenientes del Lejano Oriente.
Respecto de la ya conocida B2900, la Drifter agrega algunos elementos de confort y estética (barra San Antonio, estribos, llantas de aleación, reproductor de CD, detalles de pintura), para ponerla como alternativa ya no sólo como vehículo de trabajo, sino también como uno para el esparcimiento, el turismo y la aventura del off-road. En estos cometidos tiene marcadas virtudes y puntos algo flacos que se manifiestan en las diversas situaciones de marcha.
Mecánica. El motor diesel de aspiración normal (es decir, sin turbocompresor) de cuatro cilindros en línea e inyección indirecta no es un propulsor que se encuentre en la vanguardia tecnológica. Sin embargo, es un producto noble que, a despecho de la falta de un turbo, se defiende bien con su distribución multivalvular de 3 válvulas por cilindro. Esto le permite una respiración superior a los clásicos sistemas de dos válvulas, proporcionándole a la Drifter cierta agilidad en la marcha.
Eso sí, no le pidamos prestaciones notables en materia de aceleración y recuperaciones. No es un vehículo de reacciones rápidas (aunque tampoco se arrastra), pero sí consistente en materia de velocidad de crucero en ruta, con o sin carga. Sólo es cuestión de mantener el ritmo y estimar con cuidado los sobrepasos, porque el tiempo y las distancias pueden ser muy largos.
Otro punto flaco es el consumo. Es alto en ciudad y también cuando se la lleva con mucha carga o en velocidades sostenidas alrededor de los 120 km/h, algo que ressponde a la tecnología de una generación anterior, más que a cuestiones de peso (1680 kilogramos en orden de marcha) o aerodinámica.
No obstante, el sistema multivalvular tiene un aliado fundamental para hacer de la Drifter un vehículo de fácil conducción: una caja de velocidades, muy bien relacionada, que permite exprimir hasta el último caballo de potencia y el mínimo decimal de torque.
Comportamiento dinámico. Con suspensiones convencionales (independientes con barras de torsión adelante y eje rígido con elásticos atrás), la B2900 Drifter sorprende por el equilibrio del conjunto, el excelente comportamiento rutero (con pocos o muchos kilos sobre la caja), tanto en estabilidad direccional como en tenida en curva, y el magnífico trabajo en el off-road. Esto sin perder confort de marcha y seguridad en el copiado del terreno. Además, los clásicos elásticos soportan a la perfección bastante más de los 700 kilogramos que indica el manual como capacidad máxima de carga (la cabina simple es de una tonelada). En suma, un grupo de suspensión que permite una gran versatilidad para enfrentar distintos terrenos y situaciones de conducción. En el off-road, tiene un excelente despeje y un buen ángulo de ataque de 33º, aunque hay que cuidar el arrastre del paragolpes trasero, en el que finaliza un ángulo de escape de sólo 21º. Otro punto flojo para el todoterreno, y para estacionar, es el amplio diámetro de giro de la dirección que supera los 13 metros.
Siempre en materia de off-road, la caja de transferencia, con alta y baja, es de fácil uso y mejor funcionamiento, pero antes hay que bajarse de la cabina para girar los cubos manuales en las ruedas. Un sistema decididamente incómodo, aunque muy robusto.
Seguridad. Esta Mazda queda en deuda. Sin carga frena en distancias normales y responde con eficacia para un vehículo de sus características, pero cargada su comportamiento cambia drásticamente y los metros se estiran en exceso antes de detenerla. Aunque no tiene una fácil tendencia al bloqueo, la ausencia de ABS (debería tener al menos en el eje trasero, dotado de tambores y cintas) pone un toque de atención extra en frenadas exigidas ante el temor del clásico e incontrolado arrastre. Paralelamente, los airbags brillan por su ausencia, remitiendo la protección a la estructura y al equipamiento obligatorio de cinturones de seguridad inerciales y apoyacabezas.
En su favor cuenta con una buena visibilidad general, incluso hacia atrás, por la calidad de los espejos retrovisores laterales. El equipo lumínico no desentona, pero carece de luces antiniebla, un conjunto que no debería faltar en una pickup destinada a circular por el campo o rutas, lugares donde la niebla no es un hecho extraño, sobre todo en invierno.
Confort y equipamiento. El lujo no abunda, pero tiene lo esencial para ser confortable: dirección asistida, aire acondicionado, elevacristales (en las cuatro puertas) y espejos eléctricos, amén de equipo de audio con CD.
En cuanto a la habitabilidad, el conductor y el acompañante no tienen problemas en cuanto a espacio y comodidad, más allá de cierta dureza de las butacas. Los pasajeros traseros, en especial si son adultos, no las tienen todas consigo en un viaje largo. La Drifter no escapa a las generales de la ley de las pickups doble cabina: el asiento trasero es angosto, con el respaldo recto y con poco espacio para las piernas.
Conclusión. La Mazda Drifter lucha en un segmento altamente competitivo y plagado de modelos (Ford Ranger, Chevrolet S10, Toyota Hilux, Mitsubishi L200, Nissan Navara, Isuzu), en el que resulta muy difícil sobresalir. Su precio está dentro de los parámetros de las versiones top de los modelos mencionados, pero algunos tienen un equipamiento superior.
Prueba: Mazda Drifter
- Presentación en la Argentina: marzo 2002
- Lugar de producción: Tailandia
- Importador oficial: Ford Argentina SA
- Atención al cliente: 0800-888-62932
- Precio: $64.267
- Garantía: 3 años o 100.000 kilómetros



