
El flamante modelo del rombo, con motor 2.0 Turbo, combina tecnología, prestaciones y confort
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Tecnología y un diseño depurado son hoy requisitos indispensables para competir en el segmento de los automóviles de alta gama.
Sumemos a esto un equipamiento de gran nivel, habitabilidad, confort, dinámica y una performance que raya con lo deportivo para obtener una radiografía concreta del flamante Renault Laguna II, que acaba de lanzarse en el mercado argentino.
La gama incluye cinco versiones con carrocería del tipo berlina y una station wagon, el Laguna Grand Tour, motorizadas con dos motores nafteros (V6 3.0 y 4 en línea con turbocompresor) y uno diésel (1.9 dCi).
De estos modelos probamos el Laguna 2.0T berlina, con un motor conocido, pero que ahora, con sobrealimentación, entrega una notable agilidad y dinámica.
Manos libres
Es conocido el tradicional gusto francés por la estética. Un hecho que se refleja, por supuesto, en los automóviles que fabrican.
El Renault Laguna II no es la excepción. Líneas redondeadas, nuevo frontal (con los rasgos de familia de los nuevos modelos de la marca del rombo) y en especial el exquisito remate tipo hatchback de la sección posterior, que incluye un elegante alerón de corte deportivo, proponen un concepto estético muy agradable y fluido.
El diseño interior apuesta a la sobriedad y la elegancia, con líneas muy limpias que evitan la superposición de comandos. Las terminaciones incluyen detalles como aplicaciones de cuero en las butacas y el revestimiento del volante.
A la tecnología transparente al usuario, como los controles electrónicos de estabilidad (ESP), que incluye una nueva función que limita el subviraje (CSV), y antiderrape (ASR), más el ABS con repartidor de potencia de freno (EBV) y asistencia al frenado de urgencia (AFU), se suma la de uso diario, como la singular tarjeta-llave de energía, que funciona por cercanía. Esto es, permite abrir las puertas y poner en marcha el motor (basta presionar un botón para encenderlo y apagarlo) sin insertar la tarjeta en la ranura del tablero. Una solución muy práctica y eficaz.
Otro detalle de tecnología que facilita la vida del conductor (innovador en el segmento) es el freno de estacionamiento automático, que se conecta cuando el auto se detiene y suelta al pisar el acelerador.
Esto resulta muy útil, además, para arranques en subida.
Habitabilidad, confort y equipamiento son otros puntos fuertes del nuevo Renault Laguna II. El espacio del habitáculo es amplio, igual que las puertas y el baúl (430 litros), que parece pequeño, pero no lo es.
La posición de manejo es impecable, igual que el accionamiento y la suavidad de la palanca selectora de cambios. Hay que acostumbrarse, eso sí, a la disposición de los switchs de balizas y cierre de puertas en la consola central.
El equipamiento de seguridad y confort incorpora la tercera generación del Sistema Renault de Protección (SRP III), que cuenta con seis airbags.
En el rubro seguridad, hay que incluir los faros delanteros de xenón (potentes y efectivos), el encendido automático de luces, el cruise-control, y el sensor de estacionamiento trasero. Tiene también un completo paquete eléctrico, climatizador bizona, cortinas parasol en luneta y ventanillas traseras (un toque distintivo), más un impecable equipo de audio Cabasse-Tronic. En suma, no le falta nada.
Agil y elástico
Es notable la agilidad de este Laguna tanto en el tránsito urbano como en ruta, así como su performance. La incorporación del turbo, que llevó al motor a 170 CV, se nota en las rápidas aceleraciones y recuperaciones, lo que facilita el manejo. El consumo de esta mecánica es normal para la cilindrada, y el nivel de rumorosidad es notorio sólo a muy alto régimen en ruta.
La caja de cambios manual de 6 marchas tiene un excelente escalonamiento, lo que contribuye a la elasticidad del motor. En tercera o cuarta responde con rapidez sin necesidad de bajar cambios.
En el compromiso entre el confort de marcha y la rigidez, las suspensiones están reguladas para la comodidad, por lo que la carrocería muestra cierto rolido al doblar.
Sin embargo, en la práctica nunca se pierde el control del auto, por lo que las trayectorias en curva son precisas, igual que la estabilidad en frenadas bruscas. Responde con mucha presteza a la dirección, lo que también contribuye a la agilidad del modelo; además, frena en forma estupenda y en distancias muy cortas.
El Laguna II cumple sobradamente con los requisitos que se le exigen a un auto de alta de gama, estableciendo así un parámetro de calidad muy alto en su segmento.






