A sus virtudes de habitabilidad y equipamiento, suma una nueva mecánica con turbo más potente y sumamente eficiente
El Volkswagen T-Cross se lanzó en nuestro país a mediados de 2019 como parte de la estrategia de la marca alemana de ampliar su catálogo de los cada vez más demandados SUV. El modelo enseguida se convirtió en un éxito y en pocos meses se ubicó como el sport utility del segmento B (chico) más vendido del país. Luego de la actualización que se le hizo el año último, hace pocas semanas se lanzó la versión TSI, de la cual probamos la tope de gama Highline.
La silueta del T-Cross es bien a lo VW: sobria, armoniosa y proporcionada, en una combinación de elementos en la que los cromados y los apliques en negro le dan ciertos toques personales pero sin llegar a llamar demasiado la atención. El sistema de luces full LED resalta por los proyectores direccionables que permiten tener una buena visibilidad en curvas. Además, incluye llantas de aleación de 17″ con detalles en color negro que calzan neumáticos 205/55 R17″.
La plataforma modular en la que se basa este T-Cross permitió ganar más espacio en el interior que otros modelos que también la usan (Polo y Nivus, por ejemplo), por lo que cuatro adultos pueden viajar con comodidad, aunque perdió algo de capacidad de carga (el baúl resulta chico con sus 373 L).
La posición de manejo es fácil de lograr mediante los múltiples ajustes que ofrecen tanto la butaca como el volante y todos los controles quedan bien al alcance de la mano del conductor; el tablero, amplio y completamente digital, permite una lectura fácil y clara y se puede setear fácilmente para cambiar los parámetros que se muestran en él (velocidad, consumo, autonomía, etcétera).
Al respecto, una de las grandes novedades de este T-Cross 2021 aparece en el interior (todo en bitono y con una correcta calidad de materiales y terminaciones) y se da en la inclusión del nuevo sistema multimedia VW Play. Con una pantalla de 10″ de excelente resolución, utiliza una interfaz rápida y muy sensible al tacto que permite vincular los dispositivos por medio de Android Auto o Apple CarPlay y pasarle el wifi del teléfono para descargar allí aplicaciones (cuenta con 10 GB de memoria interna) o utilizar la pantalla como un espejo del dispositivo de forma inalámbrica. Además, se pueden reproducir videos en alta definición (pensado para el uso familiar).
- Largo: 4,199 m
- Ancho: 1,76 m
- Alto: 1,568 m
- Distancia entre ejes: 2,651 m
- Capacidad del baúl: 373-420 L
- Capacidad del tanque: 52 L
- Peso: 1265 kg
Más equipamiento: el gran techo panorámico eléctrico que le otorga mucha claridad a habitáculo; control de velocidad crucero, cámara de retroceso y sensores de estacionamiento delanteros y traseros, entre otros. En seguridad incluye 6 airbags, anclajes Isofix, control de estabilidad, asistente de arranque en pendiente y sistema de frenado de emergencia post colisión, entre lo más destacado.
Un cambio necesario
Una de las principales críticas que recibía el T-Cross era la falta de un motor más potente: se notaba claramente que el impulsor MSI 1.6 L de 110 CV a 5750 rpm y 15,8 kgm de par a 3850 rpm le quedaba chico. Bueno, esa mecánica quedó reservada solo para el entrada de gama Trendline, ya que ahora tanto la versión Comfortline como esta Highline equipan el también naftero 1.0 L de 3 cilindros con turbo e inyección directa de combustible que entrega 116 CV a 5500 rpm y 200 Nm (20,4 kgm) de torque entre las 2000 y 3500 rpm, que se complementa en este caso con una caja automática Tiptronic de 6 marchas. Es la misma con la que debutó el también exitoso Nivus.
Ahora, ¿se nota la diferencia respecto de la otra variante? La respuesta es un sí definitivo. No solo sumó un poco más de potencia (se siente) sino que fundamentalmente ganó en torque especialmente a bajas revoluciones que era lo que más necesitaba. Ahora, entonces, el propulsor responde rápidamente, tiene una entrega de potencia progresiva y muestra una reacción que el 1.6 L no tiene. Lo acompaña muy bien la transmisión de marchas largas y bien relacionadas, que como único defecto muestra un leve tironeo en el pase de cambios (especialmente cuando se lo exige).
Por supuesto, mejoraron sensiblemente las prestaciones: en el test que realizamos a finales de diciembre de 2019 (ver aquí) el T-Cross MSI aceleraba de 0 a 100 km/h en 14 s, recuperaba de 80 a 120 km/h en 10,8 s y alcanzaba una velocidad máxima de 179 km/h. Con esta nueva mecánica los resultados son bien diferentes: 0 a 100 km/h en 10,5 s, de 80 a 120 km/h en 8,6 s y la máxima es de 184 km/h.
- Motor: naftero con turbo
- Cilindros: 3 en línea
- Cilindrada: 999 cc
- Compresión: 10,5:1
- Válvulas: 12
- Potencia: 116 CV a 5500 rpm
- Par: 20,4 kgm a 2000-3500 rpm
- Caja: automática Tiptronic de 6 marchas
- Tracción: delantera
En tren de comparaciones, también los consumos tuvieron variaciones favorables: el anterior gastaba 11,2 L/100 km en ciudad y 8,6 L/100 km en ruta a 120 km/h, mientras que este tricilíndrico marcó 9,5 L/100 km en ciclo urbano, y 7,5 L/100 km a 120 km/h a un régimen de 2000 rpm.
Además de lo dicho, el confort de marcha es realmente muy bueno, con suspensiones bien calibradas que no transfieren las imperfecciones del camino al habitáculo (solo hay que mencionar que en ruta a más de 130 km/h comienza a sentirse mucho el ruido del viento) y una notable comodidad general.
Destaca también en lo que hace a su comportamiento dinámico, con una dirección bien progresiva que le da ligereza y agilidad para moverse en el tránsito y mucha precisión en velocidad (aplomado en rectas, bien agarrado en las curvas rápidas. Además, los frenos (ahora a disco en las cuatro ruedas) responden de forma excelente y detienen el auto de 100 km/h a 0 en 37 m.
Esta versión se ofrece con un precio sugerido de $4.293.450.