Una obra con 60 contratistas que licitó Aeropuertos Argentina 2000
El proyecto se financia con aportes de la tasa aeroportuaria y del concesionario
La nueva terminal de Ezeiza, la del diseño futurista, iba a ser la última inauguración grande, de esas con mucha cobertura. Se esperaba para antes del 4 de octubre, fecha en la que empieza la veda para la inauguración de obras. Desde ese momento ya no es posible hacer actos: solo queda habilitar.
Pero aquella obra emblemática quedó ahora en medio de los tiempos judiciales.
El proyecto de la nueva terminal es medular para la operación aeroportuaria. Sucede que Ezeiza toma cada vez más importancia dentro del esquema de vuelos porque resuelve el tema de dobles aeropuertos para todo el interior del país.
Al mejorar la conectividad y sumar vuelos, la posibilidad de que los usuarios del sistema eviten la ida de Aeroparque a Ezeiza torna la terminal más determinante para decenas de combinaciones, sea desde el interior o desde el exterior. Tanto que una vez inaugurada esta estación, que iba a contener un área nueva y moderna de migraciones, había planes de que la actual terminal quedara para vuelos de cabotaje.
Las obras aeroportuarias tienen algunos vericuetos regulatorios. El sistema, desde que se privatizó, se organizó sobre la base de un aporte de los usuarios. Quien viaja aporta. De hecho, en cada pasaje hay una tasa aeroportuaria, otra de seguridad y una de migraciones.
La tasa aeroportuaria se acumula en un fideicomiso que administra el Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna) y desde allí se marcan las prioridades. Las que son de infraestructura, como pistas, balizamientos o las torres de control, por caso, se financian y ejecutan desde el órgano de control, desde la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) o desde el propio Ministerio de Transporte. El año pasado, por Ezeiza pasaron 5,1 millones de pasajeros que dejaron 49 dólares cada uno de tasa.
Las que tienen que ver con la infraestructura de las estaciones, como es el caso de Ezeiza, las licita el concesionario, es decir, Aeropuertos Argentina 2000. Al igual que lo que ocurre con cualquier concesión de un servicio público, la empresa no solo tiene un compromiso de operación, sino también otro de inversión. Y ese compromiso se localiza en las aeroestaciones y los lugares públicos que tienen. Por caso, la torre de control nueva que se construyó en la entrada a Ezeiza es una inversión del Estado.
La nueva estación del principal aeropuerto bonaerense es este caso. Alrededor de 60 contratistas trabajan en un proyecto muy complicado donde hay empresas de las tradicionales, que hacen la llamada obra gris, en referencia a los hormigones y la obra civil, y otras puras de arquitectura.
El Orsna solo tiene funciones de ente regulador que controla que se cumpla el contrato. En la construcción hubo varias licitaciones cuyos ganadores, además, tuvieron que subcontratar otras empresas. La más grande fue la de la demolición del edificio anterior y las obras de hormigón, como las cocheras subterráneas. Hubo otra para las cubiertas la construcción del entramado de acero y vidrio y otra más, para las escaleras mecánicas.
Según contaba una de las empresas que participaron en otra parte de la construcción, la caída de los andamios que provocó la tragedia de ayer no es estructural, es decir, no afecta el proyecto. Sin embargo, la Justicia seguramente paralizará la obra hasta que termine su trabajo pericial.