
Descubren los restos fósiles más antiguos de un insecto
Obligan a reescribir la historia evolutiva
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NUEVA YORK (The New York Times).- Dos investigadores norteamericanos afirman haber descubierto el insecto fósil más antiguo que se conozca: una minúscula mandíbula de 400 millones de años de antigüedad que permaneció olvidada en un solitario cajón del Museo de Historia Natural de Londres sin que nadie la reconociera.
El hallazgo, que se publica hoy en la revista Nature, adelanta la fecha de aparición de los insectos, una de las formas de vida más exitosas del planeta, entre 10 y 20 millones de años en el registro de los fósiles. También sugiere que los insectos estuvieron entre los primeros animales que vivieron en la tierra.
Los autores también argumentan que estos antiguos insectos volaban. Si esto es cierto, significaría que el vuelo -una de las innovaciones evolutivas más estudiadas- apareció mucho antes de lo que se sospechaba, 70 millones de años antes que la más antigua ala de insecto fosilizada.
Los científicos afirman que este hallazgo "pone en el aire" a los insectos unos 170 millones de años antes que ningún otro organismo, incluso que los dinosaurios voladores.
"Estábamos en el museo para observar otro famoso insecto fósil, del que todo el mundo viene discutiendo desde hace 80 años", dijo el doctor David Grimaldi, curador de entomología del Museo Americano de Historia Natural, coautor del trabajo junto con el doctor Michael S. Engel, paleontólogo de la Universidad de Kansas. Pero ninguno de los dos pudo resistirse a examinar el otro curioso fragmento almacenado en el mismo cajón, un pedacito de fósil que hace mucho tiempo había sido dejado de lado porque no se le otorgaba ningún interés. Grimaldi dijo: "Nos miramos y exclamamos "¡caramba!""
El doctor William Shear, paleobiólogo del Hampden-Sydney College, de Virginia, descubridor del que se había considerado el insecto fósil más antiguo hasta ahora, opinó sobre el nuevo hallazgo: "Es muy convincente. Estos muchachos son suficientemente inteligentes como para volver a analizar estas cosas y dieron con el tesoro".
Otros científicos pueden ser perdonados por haber soslayado la significación de este fósil, llamado Rhyniognatha, a principios del último siglo: las mandíbulas miden menos de 0,01 centímetro de ancho.
Insertos en una roca cristalina algo traslúcida conocida como cuarzo, de Rhynie, Escocia, tales fósiles sólo pueden ser vistos claramente cuando el cuarzo es cortado con una sierra de diamante, lustrado y luego examinado con un poderoso microscopio.
Examinados bajo potentes luces y alta magnificación, los fragmentos de quijada exhiben varios rasgos característicos que claramente los identifican como partes de la boca de un verdadero insecto. Pero este antiquísimo fósil no es miembro del más primitivo linaje de insectos, sino de los más avanzados.
"Esto quiere decir que todo lo que se diversificó antes que esto debe de haber sido más antiguo que este fósil", dijo Engel. Si esto es cierto, eso empujaría el origen de los insectos hacia las sombras del período Silúrico, hace más de 400 millones de años, cuando las plantas recién estaban asomándose a la tierra, seguidas por los primeros animales. "De modo que estuvieron entre la primera fauna terrestre", agregó el científico.
Dado que las mandíbulas parecen ubicar a esta especie fósil entre los insectos que exhiben alas bien desarrolladas, los autores del trabajo sugirieron que con toda seguridad Rhyniognatha debe de haber volado. Shear, por su parte, consideró que esa conclusión era "un poquito más débil".






