Luis Thonis: poeta, ensayista e intelectual de espíritu anarquista

Ayer a la tarde se conoció la noticia de la muerte del poeta, ensayista y narrador Luis Thonis. Había nacido en Buenos Aires, en 1949, y era autor de una obra amplia y erudita.
Junto con otros escritores e intelectuales, como Oscar Steimberg y Héctor Libertella, había integrado el equipo de la revista Literal. También colaboró con Nombres, Diario de Poesía y Tokonoma.
Polemista, sofisticado y de espíritu anarquista en la escritura y en la ideología, esquivó el cultivo de cualquier fe partidaria. En una entrevista con Laura Estrin, Sergio Rienzi y Javier Fernández, Thonis declaró: "Nunca fui oficialista, salvo en el primer período de Alfonsín; nadie recuerda que fue un héroe luchando por los presos políticos mientras otros se enriquecían. Puedo apoyar algo colectivo, pero si se propone limitar las voluntades masivas, estoy a favor de un Estado limitado".
En sus libros recientes de narrativa, Milagro infame y Micoficciones (Editores Argentinos), sus tramas se abrían a cuestiones históricas, científicas, religiosas y políticas. El progresismo argentino de los últimos años le parecía una mascarada: "Los ninfos son los que viven puteando a Disneylandia pero quieren hacer de Auschwitz una Disneylandia. Todo el tiempo se está insultando a las víctimas, es el nuevo deporte del progresismo sin horror. Así miran todavía a Cuba, las «islas Caimán de los iluminados», según Gabriel Roel, solidarios con el terrorismo de Estado y no con los presos que dejan morir de hambre o se pudren en las cárceles".
De más está decir que Thonis -autor de libros de poesía como Siglo de manos y la criatura y el fundamental No vienen avispas- fue un intelectual alerta. Publicó también ensayos, entre otros "El fuego inconsumible" y Estado y ficción en Juan Bautista Alberdi.
El escritor Omar Genovese, amigo de Thonis, dijo a LA NACION: "Fue el bardo de la lengua encendida. Por un mensaje de Mariano Dupont, novelista y traductor, me enteré de que había muerto. A lo increíble del suceso le agrego una pizca de humor: es un chiste, un rumor para amargar a los ágrafos en el momento de la desmentida. Pero no. Ya no hay lugar para humoradas".
Genovese contó que Thonis trabajaba en un ensayo sobre Osvaldo Lamborghini. "Quiero pensar que se fue con él para corregir el original o discutirlo página por página. De una lucidez asombrosa, capaz de vincular los intersticios más ocultos de la literatura francesa con una visión «antroposórdida» de la geopolítica contemporánea, no dejaba de interrogar libros, objetos, situaciones, incluso al aire mismo, sobre qué es el amor. El arma con la que defendía su sensibilidad era el juego de palabras. De su cuño conocí neologismos como «lavanauta». Destaco su honestidad intelectual, claridad conceptual, generosidad y una verdadera modestia."
Esteban Bertola, editor de Thonis, lo define como "concentrado y prolífico", con el que tenían muchas publicaciones por delante. Helena Pérez Bellas, editora y escritora, lo había conocido en los últimos años, cuando el autor de Eunoe se había acercado a escritores y críticos más jóvenes que él: "Era generoso en el dolor ajeno y como lector. Supo ser implacable en su decir político y bancaba sus posiciones sin temores".




