
Católicos y evangélicos, un llamado a reconciliarse
Unos noventa sacerdotes católicos y pastores evangélicos compartieron un día y medio de retiro espiritual en el apacible ambiente de la casa de retiros La Montonera-El Cenáculo, en Pilar. Escucharon pláticas y testimonios personales, compartieron oraciones de alabanza, cantos, comidas, conversaciones, en un lugar campestre propicio para la contemplación y la reflexión.
En esa experiencia inédita, el obispo católico Joe Grech, que vino de Australia, invitó a cada uno a considerar "no lo que yo quiera hacer, sino lo que Dios puede hacer conmigo cuando soy fiel". Señaló que los mejores resultados se dan "no cuando estamos controlando todo, sino cuando dejamos que El nos guíe". El arzobispo Jorge Bergoglio escuchaba; participó de todo el encuentro y dio una breve plática sobre el encuentro personal con Cristo.
El pastor Jorge Himitian afirmó que a diario vemos el gemido de la humanidad: mujeres golpeadas, usadas sexualmente; niños sin familia y en la droga; el grito silencioso de criaturas asesinadas en el vientre de su madre; trabajadores explotados. Glosando la carta a los Romanos, dijo que hay un deseo ardiente de la manifestación de los hijos de Dios.
El retiro espiritual precedió a un gran encuentro de evangélicos y católicos en el Luna Park. Allí, un mensaje final valoró "un día maravilloso celebrando la reconciliación en Jesús". Y llamó a la reconciliación, como una meta y un proceso. El texto, en el cual se advierte la mano del pastor Carlos Mraida, decía: "Reconciliémonos", y apuntaba varias dimensiones: política, socioeconómica, familiar, eclesial.
La muerte, el jueves último, del canónigo anglicano Carlos Halperin, puede verse quizá como un signo. Su último tiempo, enfermo, lo pasó en el hogar para sacerdotes del arzobispado porteño.





